Nuevos metamateriales demuestran que la invisibilidad está cerca…
¿Recuerdan un post que escribí hace tres meses sobre invisibilidad? ¿El del laboratorio de nanotecnología de California que dijo haber inventado un metamaterial –un prisma hecho con 21 capas alternas de plata y flúor de magnesio, organizadas en una estructura de “red de pesca”– en 3D que permitía esconder un objeto al dirigir luz a su alrededor? Léanlo de nuevo, es un descubrimiento sorprendente que por ahora funciona a escala micro, pero que en un futuro cercano equivaldría a un descubrimiento digno del hombre invisible de H.G. Wells (aunque más bien, inventándome acrónimos, sería de un SIOR: Submarino Invisible al Ojo y al Radar o una especie de OVNI: Objeto Volador no Identificable — son los militares norteamericanos quienes financian el proyecto). De verdad, léanlo de nuevo porque el Alemán que dudaba del método del uso del prisma de este grupo de investigación liderado por Xiang Zhang (si se quieren formar una imagen mental del equipo, vean sus fotos) ya no tiene argumentos. Sí han creado el metamaterial. Y funciona. Y llegará el día en que podamos verlo funcionar a macro escala.
Similar a como lo describió el Dr. Michio Kaku en una entrevista que publicamos anteriormente, el Dr Zhang le dijo al diario Sunday Times de Inglaterra que “para las capas de invisibilidad, o escudos, el material necesitaría curvar las ondas de luz completamente alrededor del objeto como el río fluyendo alrededor de una roca” y añadió: “un observador mirando al objeto cubierto con la capa vería la luz que hay detrás del objeto, como si hubiera desaparecido”.
[Fuente: COSMOS]
[Imagen: iStockphoto]
COCOA, Astronomía y Astrofísica
Desde mañana 12 hasta el 15 de agosto, empieza en Medellín COCOA, el Congreso Colombiano de Astronomía y Astrofísica. El evento contará con la participación de más de 15 conferencistas profesionales de la astronomía y la astrofísica que trabajan en algunas de las más destacadas instituciones académicas y centros de investigación en el área: el Spitzer Science Center adscrito al CALTECH, el Instituto Astrofísico de Postdam (Alemania), la Carnegie Institution de Washington, el Laboratorio Nacional de Astrofísica (Brasil), el International Centre for Relativistic Astrophysics/ICRA-Brasil, El Observatorio de la Universidad de Leiden y la Universidad de Utrecht. También participarán los más destacados investigadores del país.
La programación para el público general (entrada libre) puede verse aquí
Más detalles sobre el evento en el sitio web de COCOA
opiniones (0)Visiones del mañana: How You Can Save The World
El canal SCI FI estrena un nuevo blog, “How You Can Save The World“. Me enteré por un mensaje del grupo del Dr. Michio Kaku en Facebook. Michio Kaku escribió en ese blog el artículo “The Most Important Generation in History is the One Now Alive“, donde, similar a la entrevista que publicamos aquí hace unos meses, habla sobre el destino de nuestra civilización: “La generación que ahora está viva es la generación más importante que ha caminado en la tierra. Esto es porque decidiremos si en realidad vamos a convertirnos en una civilización Tipo I, o si vamos a descender hacia el caos y el desorden. Ha habido alrededor de 5.000 generaciones de humanos desde que emergimos de África hace aproximadamente 100.000 años, y la generación más importante es la que está viva ahora, ya que tenemos el destino de la civilización en nuestras manos”.
Y aparte del Dr Michio Kaku, hay otros 18 personajes, “mentes brillantes del arte a la ciencia, del entretenimiento a la arquitectura, del gobierno a la tecnología y lo que hay en medio de todas ellas”, que postean sus opiniones sobre cómo podrían salvar el mundo, y leen los comentarios de los usuarios que participan.
opiniones (0)Ganadores de los Premios Hugo 2008
Ayer por la noche, en Denver, Colorado, se celebró la entrega de los Premios Hugo 2008. La ceremonia fue parte de Denvention 3, la Convención Mundial de Ciencia Ficción #66. A continuación presentamos la lista de ganadores. Todos los nominados pueden verse aquí:
Mejor Novela: The Yiddish Policeman’s Union por Michael Chabon (HarperCollins; Fourth Estate) [en español, El sindicato de policia yiddish, Literatura Mondadori]
Mejor Novella: “All Seated on the Ground” por Connie Willis (Asimov’s Dec. 2007, Subterranean Press)
Mejor Novelette: “The Merchant and the Alchemist’s Gate” por Ted Chiang (F&SF Sept. 2007)
Mejor Cuento: “Tideline” por Elizabeth Bear (Asimov’s June 2007)
Mejor Libro Relacionado: Brave New Words: The Oxford Dictionary of Science Fiction por Jeff Prucher (Oxford University Press)
Mejor Presentación Dramática, Formato Largo: Stardust Escrita por Jane Goldman & Matthew Vaughn Basada en la novela por Neil Gaiman Dirigida por Matthew Vaughn (Paramount Pictures)
Mejor Presentación Dramática, Formato Corto: Doctor Who “Blink” Escrito por Stephen Moffat Dirigido by Hettie Macdonald (BBC)
Mejor Editor Profesional, Formato Corto: Gordon Van Gelder
Mejor Editor Profesional, Formato Largo: David G. Hartwell
Mejor Artista Profesional: Stephan Martiniere
Mejor Semiprozine: Locus
Mejor Fanzine: File 770 editada por Mike Glyer
Mejor Fan Writer: John Scalzi
Mejor Fan Artist: Brad Foster
Premio John W. Campbell por Mejor Escritor Nuevo: Mary Robinette Kowal
[Fuente: Denvention]
opiniones (0)“Engoogleados” por Cory Doctorow (el día en que Google se volvió malo)
Cuento bajo licencia Creative Commons (by-nc-sa v.3.0) por Cory Doctorow 2007
Traducción: Marisol y Felixe
Modificación de la traducción: Hernán Ortiz y Viviana Trujillo
Versión original (en inglés): Scroogled
Presentado en Descarga Fractal #3
”Dame seis líneas escritas por el hombre más honorable y encontraré una excusa para colgarlo” — Cardenal Richelieu
”No sabemos suficiente de ti” — Eric Schmidt, CEO de Google
Greg aterrizó en el aeropuerto internacional de San Francisco a las 8 PM, pero para cuando llegó al final de la fila de la aduana ya había pasado la media noche. Salió de primera clase, bronceado, sin afeitar y con las extremidades ágiles después de pasar un mes en la playa de Cabo (buceando tres días a la semana, seduciendo universitarias francesas el resto del tiempo). Cuando dejó la ciudad un mes atrás, había sido un desastre encorvado y panzón. Ahora era un dios de bronce, captando miradas de admiración de las azafatas junto a la cabina.
Después de cuatro horas en la fila de la aduana, había bajado de dios a mortal. Su ligera excitación había desaparecido, el sudor le corría por la espalda, y sus hombros y cuello estaban tan tensos que sentía la espalda como una raqueta de tenis. Hacía rato que se le había descargado el iPod, y esto lo dejaba sin nada que hacer excepto escuchar la conversación de la pareja frente a él.
“Las maravillas de la tecnología moderna”, dijo la mujer, encogiéndose de hombros al ver un letrero cercano: Migración — Tecnología Google.
“¿Eso no iba a empezar el próximo mes?”, el hombre se quitaba y se ponía alternadamente un enorme sombrero.
Googleando en la frontera. Dios. Greg se había retirado de Google seis meses antes, vendiendo sus acciones y tomándose “un tiempo para él” — lo que resultó ser menos gratificante de lo que creía. Lo que más hizo durante los cinco meses siguientes fue arreglar las PC’s de sus amigos, ver TV durante el día y subir 5 kilos de peso, los cuales adjudicaba a estar en casa en vez de estar en el impecable gimnasio 24 horas del Googleplex.
Debió haberlo sospechado, claro. El gobierno de los EEUU había despilfarrado 15 mil millones de dólares en un programa para tomar las huellas digitales y fotografiar a todos los visitantes que entraban por la frontera, y no habían capturado un solo terrorista. Claramente el sector público no estaba equipado para Hacer Bien la Búsqueda.
El oficial del Departamento de Seguridad Nacional tenía bolsas en los ojos y los entrecerraba para leer su monitor, aporreando el teclado con dedos de salchicha. Con razón se estaba tardando 4 horas para salir del jodido aeropuerto.
“Buenas noches” dijo Greg, dándole su pasaporte sudado. El agente gruñó, lo pasó por el lector y observó con detenimiento la pantalla, golpeteando. Mucho. Tenía un poco de comida reseca en la comisura de la boca y sacó la lengua para lamerse.
“¿Qué me dice de junio de 1998?”
Greg levantó la vista de su revista Departures. “¿Perdón?”
“Usted escribió un mensaje en alt.burningman el 17 de junio de 1998 sobre su plan de asistir al festival y preguntó ‘¿de verdad son tan mala idea los hongos?’”
El interrogador del segundo cuarto de inspección era un hombre mayor, tan delgado que parecía haber sido tallado en madera. Sus preguntas fueron más allá de los hongos.
“Hábleme de sus aficiones, ¿le gusta el modelismo de cohetes?”
“¿Qué?”
“Modelismo de cohetes”
“No”, dijo Greg, “no me interesa”. Intuyó por dónde iba la cosa.
El hombre anotó algo, hizo algunos clics. “Mire, pregunto porque veo un fuerte pico en los anuncios de proveedores de cohetes junto a sus resultados de búsqueda y su correo Google”.
Greg sintió un espasmo en su interior. “¿Está revisando mis búsquedas y mi correo?” Él no había tocado un teclado en el último mes pero sabía que lo que ponía en la barra de búsquedas era más revelador que lo que le decía a su psiquiatra.
“Señor, cálmese por favor. No, no estoy viendo sus búsquedas”, dijo el hombre en un quejido burlón. “Eso sería anticonstitucional. Sólo vemos los anuncios que aparecen cuando lee su mail y hace búsquedas. Tengo un folleto explicativo. Se lo daré cuando terminemos con esto”.
“Pero los anuncios no significan nada”, balbuceó Greg. “¡Me llegan anuncios de ringtones de Ann Coulter cada vez que recibo mails de un amigo en Coulter, Iowa!”
El hombre asintió con la cabeza. “Entiendo señor, y es por eso que estamos hablando. ¿Por qué supone que los anuncios de modelismo de cohetes aparecen tan frecuentemente?”
Greg repasó en su memoria. “Okay, haga esto, busque ‘fanáticos del café’”. Él había sido muy activo en el grupo, ayudándoles a construir el sitio para su servicio de suscripción del Café del Mes. La mezcla que iban a lanzar se llamaba Gasolina para Avión. “Gasolina para Avión” y “lanzamiento” — eso seguramente hacía que Google mostrara un par de anuncios de modelismo de cohetes.
Estaban en la recta final cuando el hombre tallado encontró las fotos de Halloween. Estaban en la tercera página de los resultados de búsqueda de ‘Greg Lupinski’.
“Fue una fiesta con el tema de la guerra del golfo”, dijo, “en Castro, el barrio gay”.
“¿Y usted se disfrazó de…?”
“Bombardero suicida”, contestó, apenado. Pronunciar esas palabras lo hicieron retorcerse.
“Venga conmigo, señor Lupinski”, dijo el hombre.
Cuando finalmente lo liberaron ya eran más de las 3 de la mañana. Sus maletas estaban abandonadas junto a la banda transportadora. Las recogió y observó que las habían abierto y cerrado bruscamente. Había ropa asomándose por las orillas.
Cuando llegó a la casa descubrió que todas sus estatuas precolombinas falsas estaban rotas y su camisa mexicana nueva de algodón blanco tenía encima una huella de bota que no podía significar algo bueno. Su ropa ya no olía a México, olía a aeropuerto.
No iba a dormir. No había forma. Tenía que hablar de esto. Sólo había una persona que lo entendería. Afortunadamente ella solía estar despierta a esta hora.
Maya había empezado a trabajar en Google dos años después que Greg. Fue ella quien lo convenció de ir a México luego de vender sus acciones: A cualquier lado, había dicho ella, donde él pudiera reiniciar su existencia.
Maya tenía dos labradores chocolate gigantes y una muy paciente novia llamada Laurie que soportaba todo excepto ser arrastrada en Dolores Park a las 6 de la mañana por 170 kilos de caninos babosos.
Maya sujetó su gas de autodefensa mientras Greg trotaba hacia ella, luego reaccionó y abrió los brazos, soltando las correas y reteniéndolas bajo su tenis. “¿Dónde está el resto de ti? ¡Oye, te ves súper-bien!”
Él también la abrazó, y de repente fue conciente de su olor después de una noche de Googleo invasivo. “Maya”, le dijo, “¿qué sabes de Google y el Departamento de Seguridad Nacional?”.
Ella se tensó inmediatamente él hizo la pregunta. Uno de los perros empezó a chillar. Ella observó a su alrededor y señaló con la cabeza hacia las canchas de tenis. “Ahí arriba en el poste de luz, no voltees”, dijo ella. “Ése es uno de nuestros puntos de acceso del WiFi municipal. Una cámara con buenos ángulos. No la encares cuando hables”.
En el gran esquema de las cosas, no le había costado mucho a Google llenar la ciudad de webcams. Especialmente cuando se comparaba con la habilidad de mostrarle anuncios a la gente basados en el lugar donde estaban sentados. Greg no había puesto mucha atención cuando las cámaras en todos esos puntos de acceso se volvieron públicas — un día hubo una blogtormenta mientras la gente experimentaba con el nuevo juguete que lo veía todo, haciendo zoom en varias zonas frecuentadas por putas; pero después de un tiempo la emoción se extinguió.
Sintiéndose tonto, Greg murmuró, “¿es en serio?”.
“Ven conmigo”, dijo ella, dándole la espalda al poste.
A los perros no les gustó que su paseo terminara tan pronto y mostraron su descontento en la cocina mientras Maya hacía café.
“Negociamos con el Departamento de Seguridad Nacional”, dijo ella, alcanzando la leche. “Acordaron dejar de entrometerse en nuestros registros de búsqueda y nosotros acordamos permitirles ver qué anuncios se les mostraban a los usuarios”.
Greg sintió un malestar. “¿Por qué? No me digas que Yahoo ya lo estaba haciendo…”
“No, no. Bueno, sí. Yahoo lo estaba haciendo. Pero esa no fue la razón por la que Google tomó la decisión. Ya sabes, los republicanos odian a Google. Estamos abrumadoramente registrados como demócratas, así que hacemos lo que podemos para hacer las paces con ellos antes de que nos acaben. Esto no es IIP” — Información para Identificar Personas, el smog tóxico de la era de la información— “son sólo metadatos, sólo es ligeramente maligno”.
“Entonces ¿por qué toda la intriga?”
Maya suspiró y abrazó al labrador que reposaba la cabeza en su rodilla. “Los agentes son como ladillas. Se meten por donde sea. Se aparecen en nuestras reuniones. Es como estar en algún ministerio soviético. Y la acreditación de seguridad — estamos divididos en dos bandos: los limpios y los sospechosos. Todos sabemos quién no está limpio, pero no sabemos por qué. Yo estoy limpia. Es una suerte para mí, ser lesbiana ya no te descalifica. Ninguna persona limpia se dignaría a almorzar con un inlimpiable”.
Greg se sintió muy cansado. “Entonces creo que tuve suerte al salir vivo del aeropuerto. Pude haber terminado ‘desaparecido’ si las cosas hubieran salido mal ¿no?”
Maya lo observó intensamente. Él esperaba una respuesta.
“¿Qué?”
“Voy a decirte algo, pero no puedes ni repetirlo, ¿ok?”
“Emm… no estás en un grupo terrorista, ¿cierto?”.
“Nada tan simple. La cosa es ésta: El escrutinio aeroportuario del Departamento de Seguridad Nacional funciona como una compuerta. Permite que los agentes refinen sus criterios de búsqueda. Una vez que te separan para una segunda inspección en la aduana, te vuelves una ‘persona de interés’ — y nunca te dejarán en paz. Rastrearán tu cara y tu forma de caminar en las webcams. Leerán tu correo. Monitorearán tus búsquedas”.
“Creí que habías dicho que la corte no lo permitiría…”
“La corte no dejaría que te Googlearan indiscriminadamente, pero una vez que estás en el sistema se vuelve una búsqueda selectiva. Completamente legal. Y una vez que comienzan a Googlearte, siempre encuentran algo. Todos tus datos se van a un gran depósito que busca ‘patrones sospechosos’ utilizando la desviación de las normas estadísticas para encontrarte”.
Greg sintió que iba a vomitar. “¿Cómo carajos sucedió esto? Google era un buen sitio. ‘No ser malos’, ¿cierto?” Ése era el lema corporativo, y para Greg, había sido en gran parte el motivo por el que había llevado su doctorado en ciencia computacional de Stanford directamente hacia Mountain View.
Maya contestó con una gran sonrisa. “¿No ser malos? Vamos Greg, nuestro grupo de cabildeo es el mismo grupo de cripto-fascistas que intentó volcarle el barco a Kerry. Sacamos a relucir nuestra malicia hace mucho tiempo”.
Se quedaron en silencio un minuto.
“Comenzó en China”, dijo ella finalmente. “Cuando movimos hacia allá nuestros servidores entraron bajo la jurisdicción china”.
Greg suspiró. Él conocía muy bien el alcance de Google: Cada vez que visitabas una página con anuncios Google o usabas los mapas de Google o el correo de Google —incluso si enviabas correo a una cuenta de Gmail— la compañía diligentemente guardaba tu información. Recientemente, el software de optimización de búsqueda había empezado a usar los datos para ajustar las búsquedas web a cada individuo. Resultó ser una herramienta revolucionaria para los publicistas. Un gobierno autoritario hubiera tenido otros propósitos en mente.
“Nos estaban usando para construir perfiles de gente”, continuó ella. “Cuando querían arrestar a alguien, acudían a nosotros para encontrar una razón para detenerlo. Difícilmente algo de lo que puedes hacer en la red no es ilegal en China”.
Greg sacudió su cabeza. “¿Por qué tenían que poner los servidores en China?”
“El gobierno dijo que si no lo hacíamos nos bloquearían. Y Yahoo estaba ahí”. Ambos hicieron un gesto. En algún momento los empleados de Google se habían obsesionado con Yahoo, y se preocupaban más por lo que hacía la competencia que por el desempeño de su propia compañía. “Así que lo hicimos. Pero a muchos de nosotros no nos gustó la idea”.
Maya dio un sorbo a su café y bajó la voz. Uno de sus perros husmeaba insistentemente bajo la silla de Greg.
“Casi de inmediato los chinos nos pidieron que empezáramos a censurar los resultados de búsqueda”, dijo Maya. “Google estuvo de acuerdo. La postura de la compañía era para morirse de la risa: ‘No somos malos — ¡estamos dando a los clientes una mejor herramienta de búsqueda! Si les mostráramos resultados a los que no pueden acceder, sólo los frustraríamos. Eso sería una mala experiencia de usuario”.
“¿Ahora qué?” Greg apartó al perro. Maya se ofendió.
“Ahora tú eres una persona de interés, Greg. Estás Googleacosado. Ahora vives tu vida con alguien observándote constantemente por encima del hombro. Conoces su misión, ¿verdad? ‘Organizar toda la información del mundo’. Todo. Dale cinco años y sabremos cuántos mojones había en tu sanitario antes de vaciar. Combina eso con sospechas automáticas de alguien que tiene el patrón estadístico de un chico malo y ya estás–”
“Engoogleado”.
“Completamente”, asintió ella.
Maya se llevó a ambos labradores por el pasillo hacia la habitación. Él escuchó una discusión ahogada con su novia, y ella volvió sola.
“Puedo arreglar esto”, dijo ella en un susurro urgente. “Después de que los chinos comenzaron a acorralar a la gente, mis compañeros y yo hicimos que nuestro proyecto del 20 por ciento fuera joderlos”. (Entre las innovaciones del modelo de negocios de Google, había una regla que requería que cada empleado le dedicara el 20 por ciento de su tiempo a proyectos intelectuales privados.) “Lo llamamos el Googlelimpiador, entra a lo profundo de la base de datos y te normaliza estadísticamente. Tus búsquedas, tus histogramas de Gmail, tus patrones de navegación. Todo de ti. Greg, te puedo Googlelimpiar. Es la única forma”.
“No quiero que te metas en problemas”.
Ella sacudió su cabeza. “Ya estoy condenada. Cada día desde que construí la maldita cosa ha sido tiempo prestado — ahora sólo es cuestión de esperar a que alguien señale mi experiencia e historia al Departamento de Seguridad Nacional y, ay, no sé. Lo que sea que le hacen a la gente como yo en la guerra de los sustantivos abstractos”.
Greg recordó el aeropuerto. La búsqueda. Su camisa, la huella de bota en el centro.
“Hazlo”, dijo.
El Googlelimpiador funcionó de maravilla. Greg lo supo por los anuncios que aparecían junto a sus búsquedas, anuncios claramente dirigidos a alguien más: Datos Sobre Diseño Inteligente, Título de Seminarista en línea, Una Mañana Libre de Terror, Software Para Bloquear Porno, la Agenda Homosexual, Boletos Baratos Para Toby Keith. Éste era el programa de Maya haciendo su labor. Claramente la nueva búsqueda personalizada de Google lo tenía clasificado como alguien completamente diferente, un derechista temeroso de Dios con cierta preferencia por los actos de sombrero.
Lo cual le parecía perfecto.
Entonces entró a su libreta de direcciones y se percató que faltaba la mitad de sus contactos. Su buzón de Gmail estaba hueco, como si lo hubieran atacado las termitas. Su perfil de Orkut normalizado. Su calendario, fotos familiares, marcadores: completamente vacíos. No era tan conciente de cuánto de él había migrado a la web y se había encaminado hacia la torre de servidores de Google — su identidad en línea completa. Maya lo había restregado hasta sacarle brillo; se había vuelto el hombre invisible.
Greg aplastó con sueño las teclas del laptop junto a su cama, prendiendo la pantalla. Entrecerró los ojos para ver el reloj de la barra de herramientas: ¡4:13 AM! Dios, ¿quién puede estar tocando la puerta a esta hora?
Gritó “¡Voy!” con voz apagada y se puso una bata y pantuflas. Caminó arrastrando los pies por el corredor, encendiendo las luces mientras pasaba. Echó un vistazo por la mirilla de la puerta y vio a Maya entristecida.
Quitó las cadenas, abrió la cerradura y jaló la puerta. Maya se apresuró a entrar, los perros y la novia iban detrás.
Estaba empapada en sudor, su pelo usualmente peinado caía en mechones sobre su frente. Se restregó los ojos, los tenía rojos y entrecerrados.
“Empaca una maleta”, dijo con voz ronca.
“¿Qué?”
Ella le agarró los hombros. “Hazlo”, dijo.
“¿A dónde quieres…?”
“México, probablemente. Todavía no lo sé. Maldita sea, empaca”. Cruzó hacia su habitación y comenzó a abrir los cajones.
“Maya”, dijo tajantemente, “no voy a ningún lado hasta que me digas qué está sucediendo”.
Ella se quedó mirándolo y se apartó el pelo de la cara. “El Googlelimpiador vive. Después de limpiarte lo desactivé y me fui. Era muy peligroso seguir usándolo. Pero todavía está activo para enviarme notificaciones por correo cuando alguien lo ejecuta. Alguien lo usó seis veces para limpiar tres cuentas específicas — y resulta que pertenecen a miembros del Comité de Senadores de Comercio que buscan la reelección”.
“¿Los de Google están ensuciando senadores?”
“Google no. Viene de afuera. El bloque de IPs está registrado en Washington. Y todas las IPs son de usuarios de Gmail. Adivina de quién son esas cuentas de Gmail”.
“¿Espiaste cuentas de Gmail?”
“Ok. Sí. Vi su mail. Todo el mundo lo hace de vez en cuando y por razones mucho peores que las mías. Pero mira — resulta que toda esta actividad la está dirigiendo nuestra firma de cabildeo. Sólo hacen su trabajo, defendiendo los intereses de la compañía”.
Greg sintió su pulso latiendo en la sien. “Debemos avisar a alguien”.
“No servirá. Saben todo sobre nosotros. Pueden ver cada búsqueda. Cada correo. Cada vez que aparecemos en las webcams. Quién está en nuestra red social… ¿sabías que si tienes 15 amigos en Orkut es estadísticamente seguro que estés a menos de tres pasos de alguien que haya contribuido con dinero a una causa ‘terrorista’? ¿Recuerdas el aeropuerto? Te espera más de lo mismo”.
“Maya”, dijo Greg, recuperando la cordura. “¿Irse a México no te parece exagerado? Sólo renuncia. Podemos empezar desde cero o algo. Esto es una locura”.
“Vinieron a verme hoy”, dijo ella. “Dos de los oficiales políticos del Departamento de Seguridad Nacional. Tardaron horas. Y me hicieron muchas preguntas pesadas”.
“¿Sobre el Googlelimpiador?”
“Sobre mis amigos y familia. Mi historial de búsquedas. Mi historia personal”.
“Dios mío”.
“Me estaban dando un mensaje. Están observando cada clic y cada búsqueda. Es hora de partir. El momento de quedar fuera de su alcance”.
“Hay una oficina de Google en México, ¿sabes?”.
“Tenemos que irnos”, dijo ella firmemente.
“Laurie, ¿qué piensas de esto?”, preguntó Greg.
Laurie palmeó a los perros entre los omóplatos. “Mis padres dejaron Alemania del Este en 1965. Solían hablarme de la Stasi. La policía secreta ponía toda tu información en tu expediente, si decías un chiste antipatriótico, lo que fuera. Si lo planearon o no, lo que ha creado Google no es diferente”.
“Greg, ¿vienes?”
Observó a los perros y sacudió la cabeza. “Me quedan algunos pesos”, dijo. “Tómenlos. Tengan cuidado, ¿ok?”
Parecía que Maya lo iba a golpear. Calmándose, le dio un abrazo feroz.
“Cuídate tú”, le susurró al oído.
Llegaron por él una semana después. En casa, a media noche, justo como él había imaginado que lo harían.
Pasadas las 2 AM dos hombres llegaron a su puerta. Uno se detuvo junto a la puerta en silencio. El otro era más sonriente, pequeño y arrugado, tenía un saco sport con una mancha en una solapa y una bandera estadounidense en la otra. “Greg Lupinski, tenemos razones para creer que está violando el Acta de Fraude y Abuso Computacional”, dijo como presentación. “Específicamente, al exceder el acceso autorizado y por medio de tal conducta haber obtenido información. Diez años para la primera ofensa. Resulta que lo que usted y su amiga hicieron a sus registros de Google califica como un crimen. Ah, y lo que va a salir durante el juicio… para empezar, será todo lo que ha borrado de su perfil”.
Greg había repetido esta escena en su cabeza durante la semana. Había planeado todo tipo de cosas valientes para decir. Lo mantuvo ocupado mientras esperaba noticias de Maya. Ella nunca llamó.
“Me gustaría contactar a un abogado”, es todo lo que alcanzó a decir.
“Puede hacerlo”, dijo el hombre pequeño. “Pero quizás podamos llegar a un mejor acuerdo”.
Greg encontró su voz. “Quiero ver su placa”, tartamudeó.
La cara de basset-hound del hombre se iluminó mientras dejaba salir una risita perpleja. “Amigo, no soy policía”, replicó. “Soy consultor. Google me contrató —mi firma representa sus intereses en Washington— para establecer relaciones. Claro que no involucraríamos a la policía sin antes haber hablado con usted. Usted es parte de la familia. De hecho, tengo una oferta que me gustaría hacerle”.
Greg se volvió hacia la cafetera y desechó el filtro viejo.
“Le avisaré a los medios”, dijo.
El hombre asintió con la cabeza como si reflexionará sobre el asunto. “Bien, seguro. Puede entrar a la oficina del Chronicle en la mañana y soltar todo. Ellos buscarán una fuente para confirmarlo. No van a encontrarla. Y cuando traten de buscarla, los encontraremos. Así que, amigo, ¿por qué no me escucha hasta el final, bueno? Estoy en el negocio de ganar-ganar. Soy muy bueno en eso”. Hizo una pausa. “Por cierto, estos son granos excelentes, pero ¿no quiere enjuagarlos primero? Quita algo de lo amargo y hace surgir los aceites. A ver, ¿me pasa un colador?”.
Greg observó mientras el hombre se quitaba silenciosamente su chaqueta y la colgaba sobre una silla de la cocina, luego se desabotonó los puños y cuidadosamente se arremangó la camisa, deslizando un reloj digital barato en su bolsillo. Vació los granos del molino en el colador y los enjuagó en el fregadero.
Él era algo robusto y muy pálido, con la gracia social de un ingeniero eléctrico. Parecía un verdadero Googlero, realmente obsesionado con los detalles. También sabía arreglárselas con el molino de café.
“Estamos reclutando un equipo para el Edificio 49…”
“No hay Edificio 49″, dijo Greg automáticamente.
“Claro”, dijo el tipo, mostrando fugazmente una sonrisa tensa. “No hay Edificio 49. Pero estamos armando un equipo para reconstruir el Googlelimpiador. El código de Maya no era muy eficiente, ¿sabe? Lleno de errores. Necesitamos una nueva versión. Usted sería el indicado y si regresa no nos importa lo que ya sabe”.
“Increíble”, dijo Greg, riendo. “Si creen que voy a ayudarlos a embarrar candidatos políticos a cambio de favores, están más locos de lo que pensaba”.
“Greg”, dijo el hombre, “no estamos embarrando a nadie. Sólo limpiaremos un poco algunas cosas. Para algunos elegidos. ¿Sabe a lo que me refiero? El perfil de cualquiera es medio tenebroso si se inspecciona de cerca. Inspección cercana es la orden del día en la política. Ser candidato es como una colonoscopia pública”. Cargó la cafetera y presionó el pistón, su cara deformada en una concentración solemne. Greg cogió dos tazas de café —tazas Google, claro— y las pasó.
“Vamos a hacer con nuestros amigos lo que Maya hizo por usted. Sólo una pequeña limpieza. Lo único que deseamos es proteger su privacidad. Es todo”.
Greg tomó su café. “¿Qué pasa con los candidatos que no limpian?”.
“Sí”, dijo el tipo, mostrando a Greg una débil sonrisa. “Sí, tiene razón. Será algo duro para ellos”. Buscó en el bolsillo de su chaqueta y sacó varias hojas de papel dobladas. Las alisó y las puso sobre la mesa. “Éste es uno de los tipos buenos que necesita nuestra ayuda”. Era una copia impresa del historial de búsqueda de un candidato a cuya campaña Greg había contribuido en las tres elecciones pasadas.
“El tipo regresa a su hotel después de un día brutal de hacer campaña de puerta en puerta, enciende su laptop y escribe ‘culos sabrosos’ en su barra de búsqueda. Gran cosa, ¿no? Desde nuestro punto de vista, que eso descalifique a un hombre bueno para servir a su país es simplemente no americano”.
Greg asintió lentamente.
“Entonces, ¿ayudará al tipo?” preguntó el hombre.
“Sí”.
“Bien. Hay algo más. Necesitamos su ayuda para encontrar a Maya. Ella no entendió para nada nuestros objetivos y parece que se fugó. Cuando nos escuche no dudo que regresará”.
Volteó a ver el historial de búsqueda del candidato.
“Supongo que regresará”, contestó Greg.
El nuevo congreso se tomó once días hábiles para aprobar la Ley de Aseguramiento y Enumeración de Comunicaciones e Hipertexto de América, la cuál autorizaba al Departamento de Seguridad Nacional y a la Agencia Nacional de Seguridad para subcontratar hasta el 80 por ciento del trabajo de análisis e inteligencia a contratistas privados. En teoría los contratos estaban abiertos a licitación, pero dentro de los confines seguros del Edificio 49 de Google no había duda sobre quién ganaría. Si Google hubiera gastado $15 mil millones en un programa para atrapar maleantes en la frontera, puedes apostar que los habrían atrapado — los gobiernos no están equipados para Hacer Bien La Búsqueda.
La mañana siguiente, Greg se revisó cuidadosamente mientras se afeitaba (a los de seguridad no les gustó la barba de hacker y no tuvieron miedo de decírselo), dándose cuenta que hoy era su primer día como un agente de inteligencia de facto para el gobierno de los Estados Unidos. ¿Qué tan malo podría ser? ¿No era mejor tener a Google haciendo esto que a algún jinete de escritorio con puños de jamón del Departamento de Seguridad Nacional?
Para cuando se había estacionado en el Googleplex, entre los autos híbridos y los atestados racks para bicicletas, ya se había convencido a sí mismo. Estaba meditando sobre qué tipo de smoothie orgánico pedir en el comedor, cuando su tarjeta no abrió la puerta del Edificio 49. El LED rojo parpadeaba estúpidamente cada vez que la deslizaba. En cualquier otro edificio habría gente entrando y saliendo, y hubiera podido colarse. Pero los Googleros en el 49 sólo salían para comer y a veces ni siquiera para eso.
Deslizar, deslizar, deslizar. De repente escuchó una voz a su lado.
“Greg, ¿podemos hablar?”
El hombre arrugado le puso un brazo alrededor de los hombros y Greg olió su loción cítrica. Olía como la que usaba su maestro de buceo en Baja cuando salían a los bares en la noche. Greg no podía recordar su nombre. ¿Juan Carlos? ¿Juan Luis?
El brazo del hombre en sus hombros era firme y lo apartaba de la puerta hacia el césped inmaculado, pasando junto al jardín de hierbas afuera de la cocina. “Le vamos a dar un par de días libres”, dijo.
Greg sintió una punzada repentina de ansiedad. “¿Por qué?” ¿Había hecho algo mal? ¿Iba a ir a la cárcel?
“Es Maya”. El hombre lo giró y lo miró a los ojos con una mirada sin fondo. “Se suicidó. En Guatemala. Lo siento, Greg”.
Greg parecía despegar y ascender hacia un lugar a kilómetros de distancia, una vista Google Earth del Googleplex, donde él volteaba hacia abajo y se veía a sí mismo y al hombre arrugado como un par de puntos, dos pixeles, diminutos e insignificantes. Deseó arrancarse el pelo, caer de rodillas y llorar.
Desde muy lejos se escuchó decir, “No necesito ningún día libre. Estoy bien”.
Desde muy lejos escuchó al hombre arrugado insistir.
La discusión continuó largo rato, luego los dos pixeles entraron al Edificio 49 y la puerta se cerró tras ellos.
opiniones (5)Descarga Fractal #3: Engoogleados por Cory Doctorow
“Me deleita escuchar que Engoogleados se va a leer en Colombia, país que visité y me dejó profundamente impresionado […] Esta historia fue encargada por la revista Radar, que quería un cuento sobre “el día en que Google se volvió malo”. Creo que estaban pensando en una compañía que cambió su mandato, pero yo pienso que la maldad es una cosa mucho más incremental y solapada que se infiltra y luego impregna una empresa”. – Cory Doctorow, para “Descarga Fractal”
¿Qué pasaría si Google se volviera malo? La revista Radar le hizo esa pregunta a Cory Doctorow y el resultado fue “Scroogled”, cuento que leímos ayer en la tercera sesión de Descarga Fractal. Esta vez la música de fondo estuvo a cargo del colectivo UNKLE y su álbum War Stories (Historias de Guerra), música que resultó ser muy apropiada: la guerra fue uno de los temas más tratados en la sesión. La guerra como generadora de tecnología. Como impulsadora de progreso científico. Guerra y poder y privacidad y corporaciones y paranoia y el papel de la tecnología en todo esto.
¿Quién regula la información? ¿El gobierno? ¿Una corporación? ¿Y qué puede hacer Google con la información que ingresamos en su motor de búsqueda? ¿Con los mensajes de IM? ¿Con los correos que enviamos desde Gmail? Surgieron preguntas y planteamos escenarios futuros: el día en que las corporaciones sean el gobierno (los corporaciones como para-estados, como lo planteaba en los 80s Bruce Sterling y William Gibson), el día en que el gobierno declare que no compartir información es un acto antipatriótico, el día en que nadie pueda esconder secretos porque está geolocalizado y etiquetado y rastreado, el día en que Google pida la información genética como requisito para abir una cuenta con ellos y el día en que esta misma información sea olbigatoria en la cédula de ciudadanía.
Esta última especulación nos llevó al video “Google is Watching You”, sugerido por alguien del público.
“¿Leyeron el contrato de Gmail cuando abrieron su cuenta?”, preguntó alguien. Con una fuente pequeña, poco amigable de leer, y un formato plano y laborioso… ¿existen personas que lo lean? “No el de Gmail”, le respondieron, “pero yo leí el de Facebook. Todas las fotos que uno monta a Facebook son propiedad de Facebook. Ellos pueden utilizarlas como les de la gana”.
Los contratos son aburridos. Deberían ser videos animados y entretenidos que la gente pudiera disfrutar. Pero, ¿valdrá la pena criticar a Google y a Facebook cuando ya no podemos vivir sin ellos? “Toda mi vida está en Gmail”, “ya he intentado salirme de Facebook tres veces”, “a mi me inventaron que me iba a casar y tuve que explicarle a mi novia antes de que viera”, fueron algunos comentarios del público. Algunos somos Googleadictos: le hacemos preguntas al motor de búsqueda todos los días, incluso en medio de una conversación (para ver si lo que nos están diciendo es verdad), y revisamos la popularidad de nuestros proyectos por medio del ranking de Google. Y Facebook-adictos. Alguien del público, como si estuviera en un proceso de rehabilitación, dijo: “llevo tres semanas sin Facebook”… ¿en cuánto tiempo recaerá?
Entre las consecuencias negativas inherentes a Facebook está la pérdida de la voluntad: fotos vergonzosas, comentarios delatores, ingeniosos apodos de colegio de los que te habías logrado deshacer. Y esto lleva al concepto de la doble moral. ¿Por qué no quiero que eso se publique? ¿Estoy eforzándome por crear una imagen falsa? ¿En todas mis fotos tengo que estar sonriendo? Por otro lado, alguien mencionó que poner toda tu información en Facebook te podría convertir en una persona secuestrable. Esa misma persona dijo que tenía varias cuentas en Facebook, una para cada faceta de su personalidad. Y alguien le dijo: “internet es tan privado como uno quiera, uno decide lo que pone ahí”.
Pero si uno no es una persona digna de secuestrar, su vida no es tan interesante y no puede recordar passwords difíciles, ¿vale la pena ser tan paranoico con la información personal? “Proteger la información no es tanto para evitar que la vean sino porque pueden ‘ensuciarte'”, dijo alguien del público. Pero con el incremento de webcams en las calles, el uso cotidiano del GPS, la geolocalización por medio de chips RFID o Bluetooth, es difícil que no sepamos que mientras el criminal estaba en el sótano de su casa haciéndose pasar por mí, yo en realidad estaba jugando fútbol con mi sobrino.
Es una de las visiones de David Brin (científico y escritor de ciencia ficción), que en sus libros y charlas sobre La Sociedad Transparente dice que la intimidad, tal y como la conocemos, va a desaparecer. Brin dice que cualquier intento por parte de los ciudadanos de proteger su intimidad frente a los gobiernos y las empresas es inútil, así que hay que armarse (de tecnología) para que “todo el mundo pueda ver”.
Algunos estaban de acuerdo y otros no con la idea de una Sociedad Transparente, donde se sepa todo sobre los demás. Algunos estaban de acuerdo y otros no con la filosofía de Google. Pero tal vez no se trata de lo que Google o Facebook pueda decirnos sobre los demás, sino lo que pueda decirnos sobre nosotros mismos. Como decía el narrador de Engoogleados: “sabía que lo que ponía en la barra de búsquedas era más revelador que lo que le decía a su psiquiatra”.
Engoogleados se puede leer aquí.
[Foto: Bart Nagel]
[Fecha: 31 de Julio, 2008]
[Bio: Craphound]
Biografía del autor:
opiniones (2)Cory Doctorow es el autor de “Engoogleados”, y más recientemente de la novela Little Brother y la colección de cuentos Overclocked. Ha hecho tantas cosas que es mejor dejarlo a él contar su biografía:
Hola, soy Cory Doctorow, y como cualquier otra persona con un sitio personal, el mío está horriblemente, terriblemente desactualizado. Estoy revisando esta biografía el 1 de enero de 2006. Si han pasado más de seis meses desde entonces, puedes asumir que la mayor parte de esto no es válido y no deberías utilizarlo en el programa de una conferencia o en un artículo de un diario. Mándame un email y te enviaré algo un poco más actualizado.
Hago un montón de cosas: Soy un activista, escritor, blogger, conferencista y un individuo involucrado con la tecnología.
Escribo novelas de ciencia ficción. Hasta el momento he publicado cuatro: Tocando Fondo en el Reino Mágico (2003), Eastern Standard Tribe (2004), Someone Comes to Town, Someone Leaves Town (2005), y una colección de historias cortas (A Place So Foreign and Eight More, 2003). Estas novelas se venden bien, han ganado premios y han sido publicadas por Tor Books (las novelas) y por Avalon Books (la colección). También son gratuitas en internet como una descarga publicada bajo una licencia de Creative Commons. Pueden ser compartidas libremente y, en algunos casos, mezcladas o traducidas y vendidas en países en vías de desarrollo.
Creo que vivimos en una era en la que cualquier cosa que pueda ser expresada en bits, será. Creo que los bits existen para ser copiados. Así mismo, creo que cualquier modelo de negocio que dependa de que tus bits no sean copiados es simplemente tonto, y que los legisladores que intentan evitarlo son como los gobiernos que gastan fortunas en proteger a la gente que insiste en vivir cerca de los volcanes activos. Trato de hallar maneras de usar el copiado para hacer más dinero y está funcionando: Reclutar a mis lectores como evangelistas de mi trabajo y darles libros gratis para que los distribuyan hace que se vendan más libros. Como dice Tim O’Reilly: Mi problema no es la piratería, es el oscurantismo. Lo mejor de todo es que liberar ebooks me enseña cómo hacer dinero sin restringir la copia de los bits. Es una situación en la que todos ganamos.
Escribo otras cosas: Estoy en revistas como Wired, Popular Science y MAKE. Hago trabajos como freelancer para periódicos como el New York Times, y contribuyo para un montón de sitios web, como Salon. También soy coautor de un libro de no ficción llamado: “The Complete Idiot’s Guide to Publishing Science Fiction (2000), con Karl Schroeder.
Soy Coeditor de Boing Boing, un blog muy popular acerca de tecnología, cultura y política. Mis tres coeditores y yo publicamos para cerca de 1.7 millones de lectores únicos al día (dato del 1 de Enero del 2006), y somos el blog más enlazado en internet, de acuerdo a Technorati. Es tan divertido como puede ser: Escribo lo que quiero y juego con ideas que terminan convirtiéndose en artículos y en libros.
Del 2002 al 2006, fui Director de los asuntos Europeos para la Electronic Frontier Foundation /EFF), una institución sin ánimo de lucro que busca la libertad en las leyes tecnológicas, en política y en los estándares. Trabajé en las Naciones Unidas, en organizaciones de estándares, en gobiernos y en universidades y organizaciones sin ánimo de lucro para agitar, para balancear el acercamiento a las leyes del copyright que no coarten el derecho fundamental de la gente a la privacidad, a la libre expresión de las ideas y a objetivos semejantes. Me retiré de EFF después de trabajar con ellos 4 años, en enero del 2006, para enfocarme más en la escritura, pero permanezco como un agregado de la Electronic Frontier Foundation y he seguido trabajando de cerca con mis colegas de ahí.
He trabajado en diversos páneles de directores y de grupos de consejeros, incluyendo el de Participatory Culture Foundatios, el Open Rights Group, la MetaBrainz Foundation Technorati, Inc, Onion Networks y otras; también en el comité de conferencias para la O’Reilly Emerging Technology Conference. Soy co-fundador de la compañía P2P de código abierto llamada OpenCola, la cual fue vendida a OpenText en 2003.
Nací en Toronto, Canadá, el 17 de Julio de 1971. Viví ahí hasta los 29 años, con excepción de un breve periodo en Baja California, México y en el norte de Costa Rica. Mis padres son maestros de escuela Trotskistas: Mi madre se retiró recientemente de la educación de niños pequeños y mi padre se retiró como maestro de ciencias de la computación. Desde una edad muy temprana, mi padre me puso en contacto con la ciencia ficción y con las computadoras, y nunca tuve la menor duda de que mi vida estaría llena de ambas cosas. Aprendí a escribir en el teclado antes que a mano (lo cual explica mi pésima letra), y he pasado la mayor parte de mi vida detrás de un teclado. Tengo un hermano maravilloso, Neil, y una fantástica cuñada: Tara Lee.
Descarga Fractal #2: “The Awakening”, Masters of Science Fiction
The Awakening, segundo episodio de la serie Masters of Science Fiction del canal ABC, presentada por Stephen Hawking. La música de fondo estuvo a cargo de los mexicanos Austin TV y su album Fontana Bella.
La historia generó diversas reacciones. Por un lado, algunos asistentes criticaron los elementos recurrentes en la ciencia ficción para cine y televisión que se incluyen en este episodio: el presidente de los Estados Unidos, los científicos tipo Mulder y Scully, una astrofísica bonita. Y se generó la pregunta: ¿la ciencia ficción puede seguir siendo entretenida para el gran público sin estos elementos? Otra pregunta surgió por el lado metafísico: ¿puede llegar el día en que los hombres descubran que no hay diferencias entre ellos y se unan como civilización? La mitad de los asistentes estaba convencida que ese día nunca iba a llegar, que el hombre era violento y territorial por naturaleza, como lo demostraba la historia. La otra mitad estaba convencida que ese día sí podía llegar, y no dieron argumentos lógicos, pero hablaron desde la intuición, un argumento válido, considerando la historia que habíamos visto.
[Fecha: 24 de Julio, 2008]
[Foto: Nicolás Peñaloza]
Engineers’ Dreams: Google adquiere conciencia
La familia Dyson es muy famosa.
El abuelo, Sir George Dyson, fue un conocido músico y compositor inglés. El papá, Freeman Dyson, es un reconocido físico teórico y matemático que ha hecho aportes en el área de la mecánica cuántica, la física del estado sólido, la ingeniería nuclear, y ha sido la inspiración de muchos escritores de ciencia ficción de la nueva space opera. La hija, Esther Dyson, es una muy hábil y exitosa empresaria, periodista, filántropa y comentarista de tecnología digital. Y el hijo, George Dyson, es un historiador científico.
Esta nota se refiere al hijo, George Dyson. Y a Google.
George Dyson escribió una ficción especulativa sobre Google. Sobre cómo Google adquiere conciencia y podría convertirse en la primera inteligencia artificial real. En la introducción al texto, Steward Bran explicó que la historia era demasiado técnica para publicarse en una revista de ciencia ficción y demasiado especulativa para publicarse en una publicación técnica (incluida Wired). Por eso fue publicada en The Edge, un newsletter independiente sin ánimo de lucro en el que participan algunas de las mentes más brillantes del mundo de la ciencia y tecnología (Bill Gates se refirió a The Edge como una publicación “inteligente y casi siempre sorprendente… que me recuerda lo maravilloso que es nuestro mundo”). El resto de la introducción que hace el señor Bran a esta historia merece una traducción:
¿Cómo se llega a un nuevo entendimiento? El ensayo o paper estándar permite un argumento discursivo, decorado con analogías, con el fin de persuadir al lector para que llegue a un nueva comprensión. Lo mismo se puede lograr –tal vez más agradablemente, tal vez más persuasivamente– con una pieza de ficción, que muestre qué llevaría a un personaje a lograr el nuevo entendimiento. ¡Que nos cuenten una historia!
George Dyson ya había publicado entretenidas y meticulosas investigaciones históricas sobre proyectos científicos secretos del gobierno en el siglo XX. Y ahora está interesado en el siglo XXI. Y su primer intento es esta historia de ciencia ficción dura, relevante, creíble, donde explica cómo la primera inteligencia artificial va a llegar por medio de los algoritmos de búsqueda y el contenido generado por usuarios.
Cito y traduzco un párrafo de la historia:
Cuando Ed examinó el tráfico, se dio cuenta que Google estaba haciendo más que mapear el universo digital. Google no sólo enlaza o apunta a datos. Se mueve alrededor. Los datos que frecuentemente se asocian a peticiones de búsqueda son replicados localmente — estableciendo proximidad física en el universo real, que se manifiesta computacionalmente como proximidad en el tiempo. Google era más que un mapa. Google se estaba convirtiendo en algo más.
[Imagen: Modern LIfe is Rubbish]
[Fuente: io9 y Beyond the Beyond
Apocalipsis forzado del género
Hemos leído un reportaje que fue portada del suplemento Babelia del diario El País de España, titulado “Una galaxia que se apaga”, escrito por el periodista Jacinto Antón, y cuya fuente única es el reconocido editor de la colección NOVA (dedicada a la ciencia ficción) de Ediciones B, Miquel Barceló. Dicho reportaje es, en realidad, un artículo de opinión a dos voces en el que abundan contradicciones y generalizaciones; no es fácil expresar nuestra posición frente a dicho artículo debido a que sus argumentos no constituyen una tesis sólida.
El artículo parece considerar que el único papel de la ciencia ficción, como en la prospectiva, es anticipar o predecir el futuro. En portada dice: “el futuro mata a la ciencia ficción”, “la realidad deja sin argumentos a la literatura de anticipación”, afirmación que nos parece equívoca y sensacionalista: el hecho de que ahora existan tecnologías que antes eran de ciencia ficción sólo demuestra la importancia del género para influir en la realidad.
Adicionalmente, aquí, en Proyecto Líquido, nos identificamos con Arthur C. Clarke cuando decía que el objetivo de sus historias era entretener al lector y, si es posible, estimular su imaginación. Creemos que el papel de la ciencia y la tecnología en la ciencia ficción es crear escenarios extraordinarios, y que la intención de sus escritores no es necesariamente predecir el futuro sino explorar al ser humano cuando cambian las características de su entorno. En Estados Unidos suelen usar el término “ficción especulativa” para referirse tanto a la ciencia ficción como a la fantasía, y en Italia usan la palabra “fantascienza” para el mismo fin. Muchos escritores exploran ambas facetas, elijen una u otra según lo que quieran lograr con la historia. Pero en español la ciencia ficción y la fantasía se ven como dos géneros rivales, y esto sólo logra separar lectores, confundirlos o aislarlos completamente del género. Todo cabe dentro de la gran categoría de ficción especulativa. No importa a qué subgénero pertenezca: post-cyberpunk, slipstream, bizarro, mundane, realismo mágico, new weird, interstitial, o technothriller, finalmente en su naturaleza hacen parte de lo mismo.
El artículo también sugiere que los jóvenes ya no leen ciencia ficción debido a “productos específicos” como Harry Potter. Esto nos pareció más extraño aún: nosotros trabajamos con niños y jóvenes y notamos exactamente lo contrario. Las historias que ellos escriben o narran son de ciencia ficción, y en sus lecturas disfrutan por igual “Harry Potter”, “Jumper” (el libro), o los cuentos de Ray Bradbury; en general ficción especulativa.
[Foto: © Zingaro. I’am a gipsy too, en Flickr]
opiniones (0)Descarga Fractal #1: “Día Millón” de Frederik Pohl
“I’m pleased to know that they’ll be reading and discussing “Day Million” (which is my favorite of all my short stories) and I’ll be looking forward to the comments and pictures.”
– Frederik Pohl
El pasado Jueves 17 de Julio a las 6.15 PM, en la primera sesión de Descarga Fractal, leímos el cuento Día Millón de Frederik Pohl.
Frederik Pohl supo de la actividad por medio de su esposa, Elizabeth Hull, y tuvo la gentileza de enviarnos una nota: “Me alegra saber que estarán leyendo y discutiendo ‘Día Millón’ (que es mi historia favorita de las que he escrito) y estaré esperando los comentarios y fotos”.
Recibimos a los asistentes con música de The Postal Service, un sutil olor a verbena, y una presentación de Proyecto Líquido. Luego presentamos a Frederik Pohl:
Frederik Pohl nació en 1912. Como fan, poeta, crítico, agente literario, profesor, editor de libros y revistas, y principalmente, escritor… Pohl ha explorado la ciencia ficción desde todos los ángulos posibles. El novelista Kingsley Amis lo llamó “el escritor moderno más consistentemente hábil que la ciencia ficción ha producido” y según la crítica literaria está entre los mejores escritores del género. Ha sido presidente del World SF y del Science Fiction Writers of America, y ha ganado todos los premios que puede otorgar la ciencia ficción, entre ellos el Nebula (que ganó tres veces, una de ellas como “Gran Maestro” por la totalidad de sus obras), el Hugo (que ganó seis veces, por su trabajo de escritura y edición) y el John W. Campbell (que ganó dos veces), y ha gando premios por fuera del mundo de la ciencia ficción como el American Book Award y el United Nations Society of Writers Award. Entre sus honores también está el haber sido elegido como socio en la Sociedad Interplanetaria de Inglaterra y en la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia. Co-escribió con su amigo de toda la vida, Isaac Asimov, un libro de no-ficción sobre los problemas del medio ambiente llamado La Ira de la Tierra, libro al que el recientemente fallecido escritor Arthur C. Clarke se refirió como “tal vez el libro más importante que ambos autores han producido”. Muchos de los trabajos de Frederik Pohl, empezando por Mercaderes del Espacio, han sido adaptados a radio, televisión y películas. En Europa muchas de sus historias han sido televisadas por la BBC y su famosa novela “La Plaga de Midas” fue un especial de tres horas en la televisión alemana. La película de NBC de 1981, “The Clonemaster” fue inspirada en una de sus historias, su novelette “El túnel bajo el mundo” fue adaptada al cine en Italia, y sus novelas Homo Plus y Pórtico están siendo adaptadas al cine en Estados Unidos (incluso de esta última han salido dos juegos de video). Entre sus novelas traducidas al español están: Mercaderes del Espacio, La Llegada de los Gatos Cuánticos, Los años de la Ciudad y Pórtico. Y entre sus relatos más recordados está El Túnel Bajo el Mundo y Día Millón, cuento con el que iniciamos Descarga esta Historia.
“Día Millón” es una de las obras maestras del género: corta, efectiva, divertida y provocadora, justo la historia que necesitábamos para capturar la atención del público. Empieza así:
En ese día del que quiero hablar, que llegará de aquí a unos mil años, había un chico, una chica y una historia de amor.
Pues bien, aunque he dicho muy poco hasta ahora, nada de lo que he dicho es verdad. El muchacho no era lo que tú y yo entenderíamos normalmente por un muchacho, porque tenía ciento ochenta y siete años. Ni la chica una chica, por otras razones. Y la historia de amor no entrañaba esa sublimación del impulso de violar, y el concurrente aplazamiento del instinto de someterse, o lo que en la actualidad entendemos como tal. Poco sacarías de esta historia si no conocieras estos hechos desde el principio. Por el contrario, si los tienes en cuenta, estoy seguro que la encontrarás llena de risas, lágrimas y agudos sentimientos que pueden, o no, pueden, merecer la pena. La razón por la que esta chica no era una chica es que era un chico.
Y generó debate: relacionamos el concepto platónico del “amor” con la anécdota de los análogos matemáticos que comparten los personajes de la historia en su matrimonio. Debatimos la razón de ser de la ciencia ficción en el mundo contemporáneo, ¿qué tan relevante es?. Hablamos sobre el progreso exponencial (probablemente no estamos tan lejos de algunos de los planteamientos de la historia) y sobre la realidad de este progreso en países o regiones con otra cultura y economía. Observamos algunos aspectos del relato: el tono sarcástico del narrador, su conocimiento sobre el presente y su narración del futuro en pasado. Y hablamos sobre la creación de un nuevo cuerpo que se adapte a los cambios científicos y tecnológicos, como le sucede a la protagonista de la historia:
Las grasas de su cuerpo están poliinsaturadas como las de los productos Crisco. Sus residuos se hemodializan mientras duerme, lo que significa que no tiene que ir al baño a hacer sus necesidades. Puede, a voluntad, para entretenerse, disponer por media hora de más energía que toda la nación portuguesa actualmente, y utilizarla para lanzar un satélite de fin de semana o para modificar un cráter en la Luna. Ama mucho a Don. Tiene todos sus gestos, sus ademanes, el tacto de su mano, la emoción del contacto, la pasión del beso, almacenados en forma simbólico-matemática. Y cuando lo desea lo único que tiene que hacer es poner en funcionamiento la máquina y ahí lo tiene.
Fue, en general, un debate único y enriquecedor. Y continúa este jueves, con una nueva historia en el Aula de Audición Musical de la Universidad EAFIT a las 6.15 PM.
[Fecha: 17 de Julio, 2008]
[Fotos: Nicolás Peñaloza]
Presentación de Proyecto Líquido, Descarga Fractal #1
Antes de empezar, una breve presentación: somos el equipo Proyecto Líquido, trabajamos desde Medellín y estamos dedicados a la ciencia ficción y a la literatura fantástica. Hace poco publicamos nuestro primer libro Agua/Cero, una colección de cuentos que exploran, entre otros temas, la ingeniería genética, las modificaciones corporales, la teoría de la relatividad y la computación ubicua. También estamos organizando para el año entrante FRACTAL ’09, un encuentro internacional de Ciencia Ficción, Literatura Fantástica y Nuevas Tecnologías.
Proyecto Líquido usa la ciencia ficción como herramienta para divulgar ideas científicas y tecnológicas, para explorar posibles consecuencias sociales de tecnologías que ya se usan o que están en proceso de desarrollo, para conocer el léxico del futuro e inspirar a los más jóvenes. Uno puede mirar hacia atrás y notar cómo la ciencia ficción ha influenciado grandes desarrollos tecnológicos. Como ejemplo está Tim Bernand Lee, quien creó la World Wide Web inspirado en el cuento de ciencia ficción Marque F de Frankenstein, escrito por Arthur C. Clarke. William Gibson inventó el concepto de “ciberespacio” en su novela Neuromante y esta palabra ahora hace parte de nuestro léxico. Neal Stephenson inventó el concepto de “metaverso” en su novela Snow Crash e inspiró a los desarrolladores de Second Life, Entropia y, más recientemente, Lively de Google, mundos virtuales que revolucionan la forma en que los seres humanos interactúan a distancia. Y el escritor Robert Heinlein habló de la tecnología RFID, los teléfonos celulares, los brazos robóticos controlados remotamente, los hornos microondas, entre otras cosas, mucho antes de que fueran inventados. En el sitio web Technovelgy se muestran alrededor de 1500 ejemplos de este tipo.
Ciencia y tecnología cambiando al ser humano. La humanidad pasando de la capacidad de adaptarse para la supervivencia por medio de la selección natural de rasgos hereditarios a nuevos medios de adaptación y resolución de problemas –computación, redes, bases de datos–. Y ahora la humanidad superándose a sí misma. Científicos como Vernor Vinge y Ray Kurzweil especulan que dentro de 15 o 20 años vamos a crear o a convertirnos en seres más inteligentes que los humanos. Este momento significativo en la historia, que podrá ocurrir por medio de la inteligencia artificial, las interfaces humano/computador, o la modificación biológica del genoma humano, lo llaman la singularidad tecnológica, y según ellos será un fenómeno comparable al surgimiento de la inteligencia humana en el mundo biológico. La ciencia ficción contemporánea suele explorar esta singularidad, y sus extrapolaciones tratan de ver a través de ella.
Ver a través de las cosas. Uno de nuestros principales intereses es imaginar cómo los nuevos descubrimientos científicos retan nuestra comprensión del mundo. La física cuántica y la nanotecnología exploran el micromundo, lo que no se puede ver con los ojos pero que a su vez forma la sustancia de todas las cosas. Conceptos como el hiperespacio y la teoría de los universos múltiples cambian nuestras perspectivas de lo que consideramos real. Michio Kaku, físico teórico y divulgador científico de aspecto oriental que tal vez ustedes hayan visto en el Discovery Chanel, es un gran lector de ciencia ficción. En una reciente entrevista habló sobre el hiperespacio. Dijo: “de niño yo solía mirar durante horas el Jardín Japonés del Té, observando los peces carpa que nadan bajo las hojas de nenúfar, viviendo en un mundo de dos dimensiones. Sus ojos apuntan al lado, y sólo pueden visualizar dos dimensiones. Cualquier pez carpa científico se burlaría de la noción de una tercera dimensión, ya que el universo sólo sería lo que puede medirse, y el universo sólo sería el estanque. Entonces me imaginé que agarraba a este pez científico, y lo elevaba al hiperespacio, la tercera dimensión. ¿Qué vería? Vería seres moviéndose sin aletas: una nueva ley de la física. Seres respirando sin agua: una nueva ley de la biología. Bueno, hoy muchos físicos sienten que nosotros somos peces viviendo en 3 dimensiones, sin conciencia de que puede haber hasta 11 dimensiones en nuestro verdadero universo”. Y aquí es donde entra la ciencia ficción: su tarea es indagar sobre estas nuevas formas de ver el mundo, explorar las posibles consecuencias sociales que generan, y al mismo tiempo, entretener al lector.
La ciencia ficción más reciente habla sobre el llamado “futuro dentro de cinco minutos” y en sus historias usa tecnologías existentes o que están a punto de ser desarrolladas. Dos avances recientes que parecen sacados de una novela de ciencia ficción pertenecen a las áreas de la ingeniería genética y las redes informáticas. La noticia más importante en cuanto a ingeniería genética fue la primera modificación exitosa de un embrión humano realizada en la Universidad de Cornell. El fin era estudiar enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer, la fibrosis quística y el cáncer, pero la noticia desató protestas frente a un posible futuro donde la ciencia pueda diseñar bebés con rasgos modificables: el color de los ojos, la altura, la capacidad atlética, la inteligencia, y finalmente los científicos aseguraron que los bebés diseñados no estaban en sus planes. En cuanto a las redes informáticas La Oficina de Comunicaciones de Inglaterra planeó para el año entrante una red de sensores wireless Bluetooth implantados dentro del cuerpo de la gente para monitorear remotamente sus señales vitales y alertar automáticamente a los paramédicos en caso de un desmayo, colapso diabético o ataque al corazón. Drogas empacadas en botellas inteligentes le recuerdan al paciente cuándo tiene que tomarse las pastillas prescritas, y le envía alertas a los familiares en caso de no haberlo hecho. Avances en la tecnología GPS y wireless evitarán accidentes automovilísticos – sistemas inteligentes de transporte que permitirán que un auto sea consciente de otros autos y que envíe alertas cuando necesite frenar repentinamente, o si los dos autos ya están a punto de colisionar, hacerlo de manera automática… y en caso de que el choque inevitablemente ocurra, evitarán el problema de llamar al tránsito y al hospital: será inmediatamente reportado, y los paramédicos que llegarán al lugar del accidente podrán leer con pequeños computadores la historia clínica del paciente. Esto, sumado a la información en tiempo real sobre las congestiones de tráfico y cálculos automáticos de mejores rutas o medios de transporte para una ocasión específica, son ejemplos de las posibilidades creativas de tecnologías que usan el radioespectro y que están empezando a implementarse. La empresa Verichip empezó a comercializar implantes de chips con fines médicos. Y aquí, en Medellín, la tecnología de identificación por radiofrecuencia se está usando en hoteles, hospitales, y en el sistema de tarjetas Cívica del Metro.
Todo esto hace que cuestionemos el concepto de privacidad. Cuando todo el mundo puede saber tu información personal y tus gustos gastronómicos y tu ubicación geográfica y tu historia clínica y tus compras mensuales, el espacio privado empieza a desaparecer. Deja de tener sentido el concepto de espía y víctima, y entramos a un mundo que el científico y escritor de ciencia ficción David Brin define como La Sociedad Transparente. Una de las posibles sociedades que vivirá el ser humano del futuro.
Y esto no es fácil entenderlo. A partir de cierta edad se dificulta cambiar nuestra comprensión del mundo. Por eso la estimulación del hábito de lectura de ciencia ficción y generar una curiosidad por la ciencia y la tecnología es una responsabilidad que tienen los adultos con los niños. Escuchar sus ideas, motivarlos a que se expresen artística, creativa e intelectualmente les permitirá armonizarse con el presente y adaptarse al mañana. La “realidad” que ha vivido el país ya se ha reportado en libros, noticieros, películas y documentales. Es hora de mostrar otra realidad, entender el presente y pensar en las infinitas posibilidades del futuro; se están creando poderosas redes de comunicación que desvanecen los límites entre los países, y por lo menos en el ciberespacio empezamos a hacer parte de una comunidad global. El cambio es inevitable, y los niños a quienes dejaremos viviendo en este futuro tienen el derecho a saberlo.
[Leído en Descarga Fractal, 17 de Julio de 2008]
[Texto: Hernán Ortiz]
Hackers revolucionan el concepto de red social
HOPE (Hackers on Planet Earth) es un congreso de hackers y un grupo de trabajo que desarrolló un proyecto de redes sociales concientes-de-la-localización usando tecnología RFID. El proyecto Attendee Meta-Data (AMD) será usado este fin de semana para que los asistentes al congreso rastreen y se encuentren con otros hackers basados en una enorme lista de intereses similares. Quienes van a la conferencia podrán conectarse con gente nueva, encontrar las conferencias que más les interesa, ver qué pasa y dónde en tiempo real, y experimentar y conversar sobre la forma en que la tecnología RFID está cambiando el mundo.
Esta tecnología de redes sociales es igual a la que menciona el cuento “Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por Google” de Bruce Sterling, que se ubica en el año 2025.
En el sitio del congreso dice que:
A los asistentes se les dará una insignia que los identifica, permitiéndoles ser rastreados en el espacio de la conferencia. Se monitorea la localización exacta y los movimientos en tiempo real y se usa esta información para revolucionar el concepto de una red social. Los visitantes pueden “etiquetarse” basados en uno o varios intereses: hackers de la vieja escuela, expertos en seguridad de redes, criptógrafos, activistas políticos, geeks de leyes, lockpickers, ingenieros inversos, bloggers, defensores de la privacidad, etc, y así podrán encontrar y ser encontrados por otros asistentes con intereses similares. Estas mismas etiquetas son usadas para, por medio del sitio de AMD, destacar eventos y alertar a los visitantes de alguna conferencia que podrían estar perdiéndose (hay muchas conferencias a la vez). Los asistentes también pueden programarse de forma interactiva, seleccionar los eventos a los que quieren ir, y recibir alertas antes de que empiecen, así como visualizar la actividad en los pisos de la conferencia, ver las posiciones y los movimientos de la gente del Mezzanine en tiempo real (revelando la dinámica de un grupo masivo), identificar los hotspots y hacer clic en la conferencia para ver el evento actual, el conferencista y los asistentes.
La tecnología RFID ahora es ubicua. Las etiquetas RFID se usan para rastrear a la gente y a sus pertenencias, monitorear su comportamiento, pagar en grandes sistemas de tránsito, manejar el inventario de una tienda, entre otras cosas. El Proyecto AMD reta a los asistentes de HOPE a pensar en las formas en que se está usando esta tecnología y cómo está cambiando el mundo, para bien o para mal.
[fuentes: BoingBoing, The Last HOPE]
opiniones (1)ADN como software, las enzimas como hardware
Pensar en el ADN como software y en las enzimas como hardware. Ambas unidas, generando reacciones. Es la idea general de la computación ADN — una forma de computación diferente a la tradicional basada en silicio: usa bioquímica, biología molecular y, por supuesto, ADN. Y al igual que la computación cuántica, busca reemplazar los ceros y unos tradicionales para codificar la información en función de estados que ocurren en la naturaleza: en computación cuántica se usa el spin de un electrón; en computación ADN, el estado de una molécula.
Se especula que la velocidad de un computador ADN estaría un millón de veces por encima de un supercomputador convencional, y que su capacidad de almacenamiento sería miles de millones de veces mayor.
Leí en un artículo publicado en Tendencias21 que un grupo de científicos japoneses han desarrollado el primer ADN artificial del mundo. Tiene la capacidad de hibridar espontáneamente, lo que configura una estructura molecular estable al calor. Antes se había logrado incorporar partes artificiales a la molécula natural, pero estos investigadores han conseguido crear una molécula entera, inusualmente estable, con una estructura que permite una doble hebra, similar a la del ADN natural, pudiendo además formar con facilidad una estructura con tres hebras . El artículo concluye diciendo que esta tecnología bioinformática haría posible los procesos de curación sin cirugía o una diagnosis clínica mucho más barata e infalible que puede parecer ciencia ficción.
[Imagen: © ISTOCKPHOTO/SEBASTIAN KAULITZKI]
opiniones (2)J.G. Ballard: Autopsia del Nuevo Milenio
La gran atracción de este año en Kosmopolis, la Fiesta Internacional de Literatura celebrada en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, es el escritor inglés J.G. Ballard. No por su presencia en el evento (en un emotivo párrafo de su autobriografía publicada este año, Miracles of Life, el autor se despide del mundo revelando una enfermedad terminal que lo ata a su casa de Shepperton), sino por un monográfico del autor y por una muestra de su obra. El autor de novelas como Crash, El Imperio del Sol, Furia Feroz, y la recientemente publicada por Ediciones Minotauro, Bienvenidos a Metro-Centre, será homenajeado en la muestra Autopsia del Nuevo Milenio. Esta exposición, que empieza el 22 de Julio, será un recorrido a través del universo creativo de Ballard: su credo, los paisajes de sueño en sus obras, su teoría del espacio interior, el arte ballardiano (“ballardiano” es una palabra que existe en el diccionario de inglés Collins para referirse a las condiciones de modernidad distópica, paisajes desolados hechos por el hombre, y efectos psicológicos de los desarrollos sociales, ambientales o tecnológicos, descritas en las novelas y cuentos de J.G. Ballard), entre otros. Aquí se puede ver el PDF de la exposición.
Y en Octubre, Bajo el Signo de Ballard es una mesa redonda que contará con la presencia de Bruce Sterling (gran conocedor de la obra de Ballard), Tony Litt (que ha entrevistado a Ballard en persona) y V. Vale (fundador de RE/Search Publications, editorial que ha publicado cuatro libros sobre Ballard). Estos autores son una muestra de la calidad de los conferencistas de Kosmopolis, un evento que en ediciones anteriores contó con la participación de los escritores de ciencia ficción William Gibson, Pat Cadigan y Brian W. Aldiss.
Actualización: Un interesante reporte escrito por Rodrigo Fresán sobre el evento mencionado puede leerse aquí
Para quienes no conocen a J.G. Ballard traduzco a continuación su credo, publicado en 1984 en la revista francesa Science Fiction, en la británica Interzone y en RE/Search Publications.
En lo que creo – J.G. Ballard
Creo en el poder de la imaginación para reconstruir el mundo, liberar la verdad que hay en nosotros, retrasar la noche, trascender la muerte, hechizar las autopistas, congraciarnos con los pájaros, conocer los secretos de los locos.
Creo en mis propias obsesiones, en la belleza de los choques de autos, en la paz del bosque sumergido, en la excitación de una playa turística desierta, en la elegancia de los cementerios de automóviles, en el misterio de los estacionamientos de varios pisos, en la poesía de los hoteles abandonados.
Creo en las pistas de aterrizaje olvidadas de Wake Island, apuntando hacia los Pacíficos de nuestras imaginaciones.
Creo en la belleza misteriosa de Margaret Thatcher, en el arco de sus fosas nasales y el borde de su labio inferior; en la melancolía de los conscriptos argentinos heridos; en las sonrisas perturbadas de los empleados de las gasolineras; en mi sueño sobre Margaret Thatcher acariciada por ese joven soldado argentino en un motel olvidado, observados por un empleado tuberculoso de la gasolinera.
Creo en la belleza de todas las mujeres, en la traición de sus fantasías, tan cerca de mi corazón; en la unión de sus cuerpos desencantados con los rieles de cromo de las cajas del supermercado; en su cálida tolerancia a mis perversiones.
Creo en la muerte del mañana, en el agotamiento del tiempo, en nuestra búsqueda de un nuevo tiempo entre las sonrisas de las meseras de las autopistas y los ojos cansados de los controladores de tráfico aéreo de nuestros aeropuertos fuera de temporada.
Creo en los órganos genitales de grandes hombres y mujeres, en las posturas corporales de Ronald Reagan, Margaret Thatcher y la Princesa Diana, en el suave olor que emana de sus labios cuando miran a las cámaras del mundo entero.
Creo en la locura, en la verdad de lo inexplicable, en el sentido común de las piedras, en la locura de las flores, en la enfermedad reservada para la raza humana por los astronautas del Apolo.
No creo en nada.
Creo en Max Ernst, Delvaux, Dalí, Tiziano, Goya, Leonardo, Vermeer, Chirico, Magritte, Redon, Durero, Tanguy, el Facteur Cheval, las torres Watts, Boecklin, Francis Bacon, y en todos los artistas invisibles de las instituciones psiquiátricas del planeta.
Creo en la imposibilidad de la existencia, en el humor de las montañas, en lo absurdo del electromagnetismo, en la farsa de la geometría, en la crueldad de la aritmética, en las intenciones asesinas de la lógica.
Creo en las adolescentes, en la corrupción de la postura de sus piernas, en la pureza de sus cuerpos desaliñados, en los rastros que dejan sus genitales en los baños de moteles descuidados.
Creo en el vuelo, en la belleza del ala, y en la belleza de todo lo que ha volado, en la piedra arrojada por un niño que lleva consigo la sabiduría de los estadistas y de las parteras.
Creo en la delicadeza del escalpelo, en la geometría ilimitada de la pantalla de cine, en el universo oculto dentro de los supermercados, en la soledad del sol, en la locuacidad de los planetas, en la redundancia de nosotros mismos, en la inexistencia del universo y el aburrimiento del átomo.
Creo en la luz que arrojan las cámaras en las vidrieras de las grandes tiendas, en la revelación mesiánica de las rejillas de los radiadores en los showrooms de automóviles, en la elegancia de las manchas de aceite sobre la cubierta de los motores de los 747 estacionados en las pistas de los aeropuertos.
Creo en la inexistencia del pasado, en la muerte del futuro, y en las infinitas posibilidades del presente.
Creo en el trastorno de los sentidos: en Rimbaud, William Burroughs, Huysmans, Genet, Celine, Swift, Defoe, Carroll, Coleridge, Kafka.
Creo en los diseñadores de las Pirámides, el Empire State, el bunker del Führer en Berlín, las pistas de Wake Island.
Creo en los olores corporales de la Princesa Diana.
Creo en los próximos cinco minutos.
Creo en la historia de mis pies.
Creo en las migrañas, el aburrimiento de las tardes, el miedo a los calendarios, la traición de los relojes.
Creo en la ansiedad, la psicosis y la desesperanza.
Creo en las perversiones, en la obsesión por los árboles, las princesas, los primeros ministros, las gasolineras abandonadas (más bellas que el Taj Mahal), las nubes y los pájaros.
Creo en la muerte de las emociones y el triunfo de la imaginación.
Creo en Tokio, Benidorm, La Grande Motte, Wake Island, Eniwetok, Dealey Plaza.
Creo en el alcoholismo, las enfermedades venéreas, la fiebre y el agotamiento.
Creo en el dolor.
Creo en la desesperanza.
Creo en todos los niños.
Creo en mapas, diagramas, códigos, juegos de ajedrez, rompecabezas, horarios de vuelos, señalización de los aeropuertos.
Creo en todas las excusas.
Creo en todas las razones.
Creo en todas las alucinaciones.
Creo en toda la rabia.
Creo en todas las mitologías, recuerdos, mentiras, fantasías, evasiones.
Creo en el misterio y la melancolía de una mano, en la bondad de los árboles, en la sabiduría de la luz.
[Fuentes: Portal-Cifi, Kosmopolis]
[Fotografía: David Levenson/Getty Images]
opiniones (0)El teléfono celular como una varita mágica
“Una varita mágica móvil, activa y contextualmente consciente”, dice Teemu Arina con respecto a los teléfonos celulares del futuro próximo en su blog sobre aprendizaje en la red, conocimiento y colaboración en organizaciones. “Ya no se trata de skins. Ni siquiera de las características, código abierto, multi-touch o tipo iPhone. Se trata de quién es el que va a hacer que el dispositivo interactúe con el entorno y lo capture en un contexto. Les digo que es una varita. Va a hablar con las nubes en vez de hacerlo con aplicaciones nativas. Podría o no enlazarse al cerebro global. Pero lo que sé con seguridad es que va a combinar cloud computing, realidad aumentada y la internet de las cosas de una manera significativa”.
A continuación, un video sobre la evolución de los teléfonos celulares hasta hoy, y su proyección al futuro próximo.
(Fuentes:Teemu Arina y Beyond the Beyond)
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