John Kessel, ganador del Premio Nebula 2008, dice…

John Kessel y Jim Kelly en los Premios Nebula 2008John Kessel nos envió una foto y un mensaje para celebrar su premio Nebula con nuestros lectores:

John Kessel y Jim Kelly justo luego de la ceremonia de los Premios Nebula. John, por órdenes de Viviana Trujillo, se puso los Converse verdes. Vamos a comprarle un par a Jim para su próxima nominación, aunque hace dos años, sin el beneficio de la brujería colombiana, él ganó por su novella BURN. Creo que él necesita unos rojos.

Ganar fue un momento realmente emocionante para mí. Ahora, más que nunca, siento mi conexión con los escritores y la cultura de la ciencia ficción. Está en mi corazón.

Mis mejores deseos,

–John Kessel

 

 

Ganadores de los Premios Nebula 2008

Jim Kelly, Connie Willis, John KesselMinutos antes de la ceremonia de los Premios Nebula, tuvimos la oportunidad de hablar con John Kessel. Compartía la misma habitación del hotel con el también nominado James Patrick Kelly, quien bromeaba en medio de la conversación mientras se ponía su esmoquin. John nos prometió que iba a usar los Converse verdes que se puso en Fractal’09, y parece que le dieron buena suerte: su historia Pride and Prometheus, ganó como Mejor Novelette. ¡Felicitaciones de parte de Proyecto Líquido!

Otros ganadores de este año (y a quienes también felicitamos) fueron:

NOVELA: Powers por Ursula K. Le Guin

NOVELLA: The Spacetime Pool por Catherine Asaro (Analog, Mar08)

CUENTO: Trophy Wives por Nina Kiriki Hoffman (Fellowship Fantastic, ed. Greenberg and Hughes, DAW Books Jan08)

SCRIPT: Screenplay deWALL-E por Andrew Stanton, Jim Reardon, Historia original por Andrew Stanton, Pete Docter (Walt Disney June 2008)

El ganador del Premio Andre Norton, el reconocimiento al mejor logro en escritura de ciencia ficción y fantasía para jóvenes adultos es: How a Girl of Spirit Gambles All to Expand Her Vocabulary por Flora Dare, Confront a Bouncing Boy Terror, y Try to Save Califa from a Shaky Doom (Despite Being Confined to Her Room) por Ysabeau S. Wilce (Harcourt, Sep08)

Premios adicionales que se entregaron este fin de semana:

Damon Knight Memorial Grand Master Award: Harry Harrison
SFWA Author Emerita: MJ Engh
Bradbury Award: Joss Whedon
SFWA Service Award: Victoria Strauss
Solstice Award: Kate Wilhelm, Martin H Greenberg, AJ Budrys

[En la foto: James Patrick Kelly, Connie Willis y John Kessel]

[Fuente: SF Signal]

0wnz0red

Cory DoctorowEn la computación existe el concepto de los “anillos de protección”, un mecanismo diseñado para separar las diferentes tareas del computador según los privilegios que necesitan.

El Bloc de Notas de Windows puede correr en la prioridad más baja del sistema, abrir y guardar archivos son la tareas más complicadas que realiza. Un browser como Firefox tiene un poco más de complejidad asociada ya que necesita de una conexión a Internet para poder mostrar la mayoría del contenido. Finalmente, el sistema operativo en sí sería quien mayores privilegios necesita: tiene el control sobre todos los otros programas y se encarga de interactuar con el hardware.

Si trabajáramos con 3 anillos de protección veríamos entonces que el Bloc de Notas está en el anillo 2 (el más exterior), Firefox está en el anillo 1 y parte del sistema operativo se encuentra en el anillo 0 (al interior de los anillos concéntricos). A medida que el número del anillo va decreciendo, el número de privilegios necesarios para acceder a él va aumentando.

Podemos decir que nuestro cuerpo funciona de la misma manera. Al igual que en un computador, hay tareas que no requieren de muchos privilegios (mover un dedo, girar la cabeza) y hay otras a las que la mayoría de los seres humanos no tenemos acceso (modificar nuestras memorias a voluntad, controlar la emisión de endorfinas).
¿Qué pasaría si encontráramos la manera de manejar nuestro organismo de la misma manera que manejamos un computador, programando tareas, ejecutando acciones y eliminando los virus indeseados? ¿Y qué pasaría si el gobierno estuviera desarrollando un sistema así?

Estas ideas, acompañadas de Trusted Computing/Palladium, la vida del típico programador californiano y la transmisión de los virus en humanos son algunos de los temas que aborda Cory Doctorow en su cuento 0wnz0red, publicado en Salon en Agosto de 2002.

[Foto: aleksiaaltonen, Flickr]

Proyecto Líquido en Línea Tierra

Hace poco nos entrevistaron en el programa Línea Tierra, donde hablamos sobre cyberpunk y tecnología y leímos un fragmento de Agua/Cero. Aquí está el video:

Nuevo miembro de H2blOg: Federico Builes

Federico Builes, © Vanessa ReyesA los 14 años Federico Builes descubrió que escribiendo historias de elfos y dragones no podría escapar a la pesadilla de despertarse a las 6 A.M., afeitado y listo para ir a trabajar. Armado con un computador y un CD de Ácido Folklórico decidió dedicarse a estudiar programación, y hasta hoy, este hobby lo mantiene con suficiente dinero para calmar su adicción al tabaco (Marlboro Rojo como los vaqueros, gracias).

Contribuye a varios proyectos de software libre en Github, trabaja como programador y de vez en cuando se desahoga en Tumblr.

[Foto: Vanessa Reyes]

Carta a Kurt Cobain – por Douglas Coupland

Banca/Monumento a Kurt Cobain en Viretta Park, Seattle, WA, muy cerca de su casa. © samirdiwan, FlickrQuerido Kurt,

Yo estaba en Seattle, Marzo 4, 1994, cuando escuché las noticias – que estabas en Roma – que bebiste demasiada champaña, tomaste demasiados sedantes, Rohypnol, tenías gripa.
Lo que sea. Estabas en coma. Yo una vez viví en Italia en 1984, y recuerdo que los farmaceutas de ahí daban tranquilizantes como si fueran dulces. Así que la noticia sonó creíble.
Representantes de la disquera de David Geffen siguieron transmitiendo la misma historia por las redes de noticias: Kurt Cobain abrió los ojos – Kurt movió la mano en respuesta a su nombre. Pero nadie en Seattle sintió que las noticias eran reales. O uno está en coma o no lo está.

Apócrifos y verdades a medias se rumoreaban por la ciudad. Al final era siempre lo mismo: No, Kurt sigue en coma… creemos. Reuter admitió que los reportes previos sobre tu salida del coma eran incorrectos.

La respuesta reflexiva de todo el mundo era hacer un chiste al respecto, pero al final nosotros no pudimos. De alguna manera creo que hay un disco 33 1/3 dentro de nosotros, y se hubiera sentido como si estuviéramos haciendo scratching con la aguja a su alrededor; desechábamos ironía. En vez de eso hacíamos chistes sobre compañías disqueras y ambulancias italianas y comida de hospital, pero nunca sobre ti. La estación de radio ponía tus canciones una y otra vez, siempre con la misma noticia: no hay noticia.

Alrededor de las 3.00 tuve que conducir desde el centro a lo largo de la interestatal 5 hacia Kent, pasar el Kingdome, donde una vez fui a ver a Paul McCartney y Wings en los años 70. Y sólo cuando la radio puso tu canción “Dumb”, y vi un grupo de árboles de cereza que había sido engañado por una primavera anticipada para florecer, yo empecé a llorar.
Había estado lloviendo en Seattle por semanas.
El día en el que entraste en coma fue el primer día en el que el cielo consideró despejarse. Era uno de esos días que no pueden decidirse. Las nubes de la tormenta empollaron sobre Elliot Bay y Lake Washington, aunque también estaba soleado – o parecía, sobre los campos Boeing y al sur hacia Tacoma. Ese día, el cielo sobre Seattle se convirtió en el corazón de la ciudad – Se sentía como si el cielo intentara decidir si brillar u olvidar.

En Kent, pasé conduciendo un proyecto de hotel fallido, y sus paredes de papel alquitranado se habían desenredado como el vestido de una momia y estaban aleteando en el viento – como un hotel cubierto en vendas; no tenía ventanas. En la mitad de un campo arado vi un rododendro floreciendo. Rosado.

La radio seguía sin noticias. A lo largo de la interestatal 5 los árboles de madroño crujían por el viento, y el lado interior de sus hojas –el lado que toma el oxígeno– destellaba el color de la savia contra el terraplén de la autopista. Y recuerdo cuando era más joven y visitaba Seattle desde Vancouver – mi recuerdo obligado de esa ciudad era el de una autopista a medias que conducía hacia ninguna parte.
Y seguí pensando en algunos de esos campos que había acabado de ver, volviéndose ahora levemente verdes, y cómo esos campos me recuerdan los miedos que tenía cuando estaba más joven – miedos de que algún día la naturaleza decidiera simplemente no despertar. La naturaleza abriría sus ojos, se iría a dormir y nunca regresaría.

Conduje al distrito universitario, donde los estudiantes estaban en una especie de niebla. El tipo de la caja registradora de la tienda de discos no sabía nada. Empecé a ver sólo símbolos que correspondían a la situación: Vi a una mujer joven parada en la esquina con un vestido de flores y botas militares tomando Polaroids a nada; en Denny Way vi a un mensajero en bicicleta, llevando a su lado una bicicleta vacía; de regreso al hotel perdí un par de gafas para el sol de 9 dólares por un hueco en el estuche, y siempre me habían gustado porque hacían que el cielo se viera más azul de lo que en realidad es.

En KIRO-TV, en la emisión de noticias de las 6.30, mostraron la ambulancia llevándote al American Hospital.
Italia.
Tu, este niño de aquí, de la novedad, perdido en la más vieja de las ciudades. Parecía cruel.

Más tarde en esa noche aún no había noticias reales. Pero al menos parecía que hubieras salido de tu coma. Pero luego, emergió un nuevo temor, uno tan malo que no podíamos hablar de él directamente, como si las palabras por si solas le fueran a dar vida a ese temor – el temor de que pudieras salir de tu coma… cerebralmente muerto. Así que en vez de eso, mis amigos y yo hablamos sobre el clima. Tratamos de establecer si el cielo ese día había estado soleado o lluvioso. Por un pelo, nadie podía estar seguro. La noche había caído antes de poder sacar conclusiones, antes de poder estar totalmente seguros de que el sol había ganado.

Tú estabas aparentemente bien al otro día. En el hospital, preguntaste por una malteada de fresa cuando te levantaste. No estabas cerebralmente muerto. O eso parecía. Y el mundo siguió.

Pero también recuerdo haber notado que nunca vi una foto tuya después de ese día, ni siquiera de cuando estabas dejando Europa, dejando el pasado – o una tuya destellando el signo de la paz para la prensa. Entonces ayer escuché que Nirvana había cancelado el Tour de Lollapalooza.
Y me di cuenta que algo pasaba.
Y ahora estás muerto.

Estaba en San Francisco, conduciendo por la 101 al pasar Candlestick Park cuando la noticia llegó por radio, LIVE-105 – la noticia de que te habías disparado a ti mismo.

Unos minutos más tarde estaba en la ciudad, parqueé el carro y traté de averiguar lo que sentía.
Y esto es lo que sentí: Sentí que nunca te pedí que me hicieras preocupar por ti, pero pasó –contra la adulación, contra la desigualdad– y ahora estás en mi imaginación para siempre.

Y supongo que tú también estás en el cielo. ¿Pero cómo, exactamente, te ayuda el saber que tú, también, como se dice, fuiste adorado?

[Autor: Douglas Coupland]
[Fecha: 9 de Abril de 1994]
[Publicado originalmente en el Washington Post – Posteriormente en el libro Polaroids from the Dead]
[Traducción: Hernán Ortiz]
[Foto: samirdiwan, Flickr]

El futuro del libro en 6 proyectos

En el siguiente video, Michael Tamblyn, CEO de BookNet Canada, describe 6 proyectos/cambios/iniciativas que podrían mejorar las cosas para las editoriales, los lectores y otros interesados en el futuro del libro.

Kurt Cobain, el escritor

Hace 15 años murió Kurt Cobain, y en su memoria, publico un texto que escribí para El Colombiano en 2004.

Kurt Cobain escribiendoLas Influencias

–Ese chico tiene algún problema –le dijo William S. Burroughs a su secretaria, luego de recibir la visita de Kurt Cobain en 1993–. Frunce el ceño sin ningún motivo.

Antes de eso, en Noviembre de 1992 en los Laundry Room Studios de Seattle, Kurt Cobain colaboró con William S. Burroughs (uno de sus únicos ídolos, poeta y escritor de la generación Beat) tocando la noise guitar para un cuento escrito y narrado por Burroughs titulado The Priest They Called Him, que cuenta la historia de un adicto veterano que busca drogas ilegalmente en víspera de navidad. El cuento inicia con una versión distorsionada de la canción navideña Noche de Paz, y luego el sonido pasa a ser un background de la voz de Burroughs, añadiéndose al ambiente controlado de la historia.

La afición de Cobain por Burroughs se inició desde mucho antes, cuando pasaba horas enteras en la biblioteca local de Aberdeen, Washington. Allí leyó las novelas de Burroughs y quedó enamorado de sus escritos. Cuando Katherine Turman, periodista de la revista RIP, le preguntó sobre sus gustos literarios en una entrevista realizada en 1992, Kurt Cobain dijo: “me gusta cualquier cosa que comience por B. El que más me gusta es Burroughs. También Bukowski y Beckett.”

En sus diarios, en un ensayo titulado El crítico se hace Dios, Kurt Cobain menciona al escritor Charles Bukowski:
“Lo primero que hice fue quemar todos mis libros de Charles Bukowski. Saqué el papel de aluminio y lo extendí en el suelo. Rompí en mil pedazos las entrañas inmundas de la literatura–plancton y encendí una cerilla. Apagué las luces y observé las llamas…”
El ensayo continúa con burlas a las bandas de los 80 y en conjunto, es una crítica a los críticos de rock. Cobain narra la quema de los libros de Bukowski como una forma de liberación, como si para poder pensar libremente necesitara quemarlos y así evitar la tentación de abrirlos.

Pero William Burroughs fue el escritor que más influenció a Kurt Cobain. Desde 1992, Cobain quería incluirlo en sus proyectos. Le propuso participación en el video de la canción Heart Shaped Box del álbum In Utero.
En sus diarios, esbozando la idea para el video, escribió:
“William y yo estamos sentados uno frente al otro en una mesa (blanca y negra). La luz cegadora entra a raudales a través de las ventanas situadas a nuestra espalda. Estamos cogidos de la mano y nos miramos a los ojos. Me manosea por detrás y cae muerto sobre mí.”
Pero finalmente Burroughs rechazó la oferta.

Kurt Cobain tenía un método que le enseñó Burroughs para componer sus canciones. La técnica se llamaba cut–up, y Burroughs la aprendió de Brion Gysin (pintor y escritor) en el hotel Beat de París, donde a finales de 1950 y principios de 1960 se hospedaban artistas y escritores Beat como Allen Ginsberg, Peter Orlovsky, Ian Sommerville y Gregory Corso. En este mismo hotel, Burroughs finalizó su más aclamada novela Naked Lunch y experimentó la Dream Machine con Gysin, unas grabaciones de audio y juegos de luces para inducir estados alterados de conciencia.
Pronto esta técnica de escritura –que consiste en cortar un texto en varias partes, reensamblarlas aleatoriamente y notar cambios de significado, líneas de tiempo y narrativas– se convirtió en la fuente de inspiración de músicos como David Bowie, Gary Newman y Bono de U2.
Sobre la composición de sus letras, Kurt Cobain escribió en sus diarios:
“Mis letras son un gran montón de contradicciones. Se dividen a partes iguales entre opiniones y sentimientos sumamente sinceros y refutaciones sarcásticas y humorísticas, espero, hacia los estereotipados ideales bohemios desfasados desde hace años… En fin, a mi me gusta ser apasionado y sincero, pero también me gusta divertirme y hacerme el tonto”.

Los escritos

Una página de los diarios de Kurt CobainEntre 1988 y 1994, Kurt Cobain escribió una serie de pensamientos, cartas, poemas y ensayos, donde expuso sus ideologías antimaterialistas y anticonsumistas, la incapacidad para lidiar con la fama, y los problemas de adicción a las drogas. La imagen de Kurt Cobain como vocalista y guitarrista de Nirvana, como rockero influyente en los 90s, o simplemente el músico famoso que se suicidó, trasciende con la publicación de sus diarios. Antes de que la editorial Penguin Putnam los publicara en el 2002 (y Random House Mondadori en el 2003 para la edición en castellano), no se conocían sus dotes de escritor, su capacidad descriptiva con tonos nihilistas, su idolatría por William Burroughs y la composición de una extraña opera punk rock que no evolucionó de su borrador.

No hay días ni horas. En los diarios de Kurt Cobain no hay fechas. Sólo un rango de años que transcurre entre 1988 y 1994. Al abrir el diario, desde la primera línea, Kurt advierte que no los lean en su ausencia. Ingeniosos los editores. Saben cómo atrapar a un lector. Incluso si no eres fan, la sensación vouyerista te atrapa. Respetar a Kurt y su privacidad es lo adecuado, pero si no quería que leyeran sus escritos, debió haberlos quemado antes de matarse. Su primer poema comienza con la palabra INCERTIDUMBRE. Su caligrafía es definida e inclinada hacia la derecha. Según la grafología, eso significa entusiasmo. El escrito tiene muy pocos tachones. Un lenguaje fluido que describe el acto de abrir los ojos con dificultad. En otro escrito, Kurt hace un testimonio directo al estilo Hunter Thompson sobre una estudiante en el instituto Lakeside de Aberdeen que, según los demás, era retrasada porque nunca hablaba. Kurt no pudo volver a clase durante una semana por una fallida experiencia sexual que tuvo con esta “retrasada”:
“Dio la casualidad que aquel mes supuso el epítome del maltrato psicológico que sufría por parte de mi madre… Lo cierto es que disfrutaba haciendo actos de rebeldía como robar priva, romper escaparates, enzarzarme en peleas por primera vez, etc. Y todo daba igual. En cuestión de un mes decidí que ya no me sentaría en el tejado a pensar en saltar, sino que directamente me suicidaría. Y no iba a irme de este mundo sin saber lo que era acostarse con alguien…”
En el borrador para una opera punk rock, fruto de una sesión cut-up, Kurt describe a Puto Toro, un personaje que se imagina a unos drogadictos destruyendo una iglesia sin techo atiborrada de velas, y la Virgen María enganchada por la espalda con un gancho de carnicería, envuelta en tela metálica, con una “A” incompleta del símbolo de anarquía pintada con espray en su túnica. Esa escena de nihilismo punk se repite obsesivamente en sus escritos: la destrucción como una manera de catarsis y rebelión. En las ideas para el video de Smells Like Teen Spirit, Kurt escribe: “…saldremos caminando por un centro comercial, lanzando miles de dólares al aire mientras los asiduos de los centros comerciales se pelean como buitres para recoger todos los que les caben en las manos. Luego entramos en una joyería y la destrozamos con una violencia punk rock fruto de un sentimiento antimaterialista. Después acudimos a una asamblea de instituto y las animadoras llevan la “A” de anarquía en las camisetas…”

Otra de las obsesiones de Kurt Cobain, aparte de fetos, espermatozoides, abortos y pistolas, es la imagen de un Jesús misterioso, anciano y crucificado, con cuervos picoteándole el rostro, como se puede ver en el video de la canción Heart Shaped Box del álbum In Utero y en dibujos y escritos de sus diarios: “un anciano ajado, de aspecto interesante, en una cruz con cuervos negros posados en los brazos, picoteándole el rostro: espantapájaros / Jesús”.
Y tal vez, la obsesión más notable en sus escritos sean las drogas. Igual que su ídolo Burroughs, Kurt quería explorar distintas sustancias psicoactivas, sobretodo la heroína, para aliviar un fuerte dolor estomacal del que los médicos no tenían conocimiento; un dolor que lo había hecho pensar constantemente en el suicidio: “Me he sometido a 10 intervenciones distintas en las zonas gastrointestinales superiores e inferiores que han revelado una inflamación brutal en el mismo punto. He consultado 15 médicos distintos y he probado una cincuentena de medicamentos para la úlcera. Había muchas veces que me veía literalmente en la cama, incapacitado y muriéndome de hambre, Y llegué a la conclusión de que bien podría ser un yonqui si ya me sentía como tal”.

A medida que avanzan las páginas de sus diarios, se nota una escritura más seria y centrada, más orientada al ensayo. En los escritos durante la gira Europea de Nirvana, de febrero a marzo de 1994 (realizados en el Hotel Villa Magna de Madrid), Cobain analiza su problema con las drogas como una enfermedad adictiva de la que le es muy difícil salir, relacionando la adicción con el tiempo, y llegando a la conclusión de que una sola inyección de heroína, te puede dejar enganchado de por vida: “Todos los drogadictos que he conocido llevaban por lo menos 5 años luchando contra la droga, una lucha que en la mayoría de los casos se prolonga de 15 a 20 años, hasta que al final no les queda más remedio que convertirse en un esclavo de otra droga que es casi como una religión, los llamados programas de desintoxicación de 12 pasos. Si a ti te funciona, hazlo. Si tienes un ego demasiado grande, empieza por el principio y busca ayuda psicológica de verdad. En ambos casos, te quedan por delante un mínimo de 5 a 10 años de ardua lucha”.

En uno de sus últimos escritos, registrado en el hotel Excelsior de Roma el 3 de marzo (un día antes de intentar suicidarse), la caligrafía de Kurt es desaliñada, las curvas bruscas, y los cambios de tamaño en las letras delatan un estado interno conflictivo. Kurt ha pasado más tiempo en hoteles, viendo restos televisivos, que socializando. Escribe una crítica irónica contra la televisión, los actores, el show de Larry King. Y al día siguiente, entra en estado de coma por una sobredosis. Al recuperarse, no hubo escritos después de su salida del hospital de Roma. La frase: “Me odio y me quiero morir”, que reiteraba como un mantra en sus últimos escritos, siguió en su cabeza hasta el 8 de abril de 1994, el día en el que se anunció que Kurt Cobain, el músico más influyente de su generación, se había pegado un tiro en la cabeza.


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HERNÁN ORTIZ. Co-fundador de encuentro Fractal y Proyecto Líquido. Trabajo con historias. E-mail: hernan (arroba) proyectoliquido.net
Twitter: @hernanpl

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