[Fractal’10] Feliz cumpleaños, Daryl

Cuando vimos a Daryl Gregory sentado en una silla cerca a la puerta de las salidas internacionales del aeropuerto José María Córdova de Medellín, recordé la primera escena de su novela ganadora del Crawford Award, Pandemonium:

Como un demonio había poseído a un hombre, la seguridad de O’Hare había cerrado la explanada entre las puertas y la zona de reclamo del equipaje. Las reacciones variaban de la agitación a la exasperación. Era otro retraso de vuelo, pero al menos era un retraso interesante.

Sin embargo, en la vida real pasó lo contrario a la ficción: los vuelos de Daryl salieron puntuales e inmigración había sido inusualmente ágil. Mientras nos esperaba (hacíamos tiempo en otro lugar del aeropuerto), Daryl se había conectado a internet desde su Droid y le había escrito a su esposa. No hubo ninguna posesión demoníaca por arquetipos pop en el aeropuerto, pero sí Wi-Fi gratis, y eso hizo que la espera fuera interesante.

El aeropuerto estaba casi vacío. No había nadie sentado cerca a Daryl. La situación era similar a la del protagonista de Pandemonium:

De repente estaba solo en medio del pasillo y el hombre poseído corría hacia mí. Él estaba feliz, desnudo hasta la cintura, pecho flaco y brazos cubiertos de polvo gris, ojos abiertos. Sonrió, su boca formando palabras que yo no podía escuchar. Me alejé de su camino, dejando mi equipaje tirado en el piso.

Diez minutos después, Vivi y yo nos acercamos a Daryl; dos personas sonriendo, aparentemente no-poseídas. En la mano teníamos una hoja con el nombre “Daryl Gregory” y el logo de Fractal, pero en ningún momento la usamos. Recoger a un invitado es como tener una cita a ciegas —sólo lo conoces en fotos, se te acelera el corazón cuando lo ves y luego lo llevas a comer— así que no era buena idea sacar la hoja.

La primera escena de Pandemonium seguía en mi cabeza:

Estaba cansado. Había estado viajando durante todo el día, volando en stand by y tomando un vuelo de cada tres, cargado el equipaje por tres aeropuertos, tres revisadas de seguridad. Al menos yo no era japonés. Que pesar de esos hijueputas, en las puertas prácticamente los desnudaban buscándoles cosas.”

¿Cómo había sido el viaje de Daryl? Él no era japonés y tampoco volaba en stand by, así que suponía que le había ido bien. Además parecía sonriente y entusiasmado cuando nos saludamos. Daryl nos saludó con un abrazó y nos dijo que por fin habíamos podido conocernos después de cuatro años de habernos comunicado por internet. Era increíble pensar que le estábamos ayudando a cargar las maletas al autor de “Segunda Persona, Tiempo Presente,” el conmovedor cuento de la pastilla Zen, la niña con doble personalidad y las extrañas teorías neuronales que incluimos en Agua/Cero.

“El viaje estuvo excelente,” dijo Daryl. Había tenido suerte: el llanto de un bebé no dejó dormir a Jeremy Robert Johnson y a Paul D. Miller le hicieron demasiadas preguntas en inmigración. En cambio el único problema de Daryl fue decidir qué película seleccionar entre las 22 que podía ver en la pantalla del avión.

Más tarde, en un restaurante, Daryl nos dijo que no veía la hora de conocer a Juan Valdez, quien asistiría al evento gracias a la Federación Nacional de Cafeteros. En su blog, escribió: “Juan Valdez existe. Es como una especie de Lassie, ya que no quieres preguntar con cuál Juan Valdez estás, o cuántos había antes. Por otro lado, los Juan duran mucho más que los hombres Malboro. ¡Y nos dio café a todos!”

En Fractal, Daryl dio una charla sobre el escritor de ciencia ficción Philip K. Dick, y en el lanzamiento de Fractal leyó “Digitalizándose”, cuento alrededor del tema Reinventando el Mundo sobre un hombre que, al despertar, descubre que su conciencia se ha trasladado al dedo índice de su mano izquierda.

Sobre el evento, Daryl escribió: “No es como ningún otro encuentro de ficción especulativa al que haya ido. Los organizadores, Hernán y Viviana, administran una pequeña editorial llamada Proyecto Líquido y el año pasado empezaron con Fractal para impulsar la ciencia ficción en Colombia. Pero este no es un encuentro estándar de ciencia ficción: decidieron juntar científicos, artistas digitales, escritores, músicos, y programadores para hablar sobre cosas futuristas y extrañas.”

Sin embargo, según Daryl, gran parte de la acción del evento fue lo que ocurrió antes y después. “Hernán y Vivi y una variedad de amigos y voluntarios fueron excelentes anfitriones, llevándonos por la ciudad, llevándonos hacia las montañas y sacándonos a los pueblos, alimentándonos en cada oportunidad. Medellín es una ciudad moderna, llena de vida, y en las calles hay muchos buses pintados de colores brillantes, pequeños taxis amarillos, y un número infinito de motos que van a toda velocidad.”

Daryl observó que en Medellín hay muchos negocios de jugos, pollo asado, helado y zapatos, y especialmente capturó su atención el negocio de arrendamiento de celulares. “Si quieres llamar a alguien en Medellín, solo hay que dar unos cuantos pasos,” dijo. También le sorprendió que la mayoría de los vendedores fueran mujeres jóvenes con chalecos complicados que sujetaban múltiples celulares.

Una de las escenas más ciencia-ficción de todo el viaje, según Daryl, ocurrió un día después de haber terminado el evento. “Visitamos la finca de Gabriel Ochoa, quien administra la última finca cafetera de Medellín,” escribió Daryl. “Todos los granos son recogidos a mano, y el proceso es bastante low-tech. Pero Gabriel descubrió que Paul D. Miller era un DJ, y los ojos de Gabriel se iluminaron. Lo llevó a la parte baja de la montaña, donde tiene su propia cantina privada, una colección celestial de LPs, y un multi-tornamesa con partlantes de lujo y un mixer.”

Ahora que Daryl ha regresado a Estados Unidos, también ha regresado nuestra amistad electrónica. Su novela The Devil’s Alphabet fue elegida por Joseph Mallozzi, productor de la serie de televisión Stargate Universe, como el libro de Agosto en su club de lectura, y también por el grupo de Escritura Líquida (Juan Diego, Carlos, Caro, Laura, Vivi y yo) como el primer libro de nuestro club.

Daryl sigue escribiéndonos ocasionalmente. En su último correo, dijo: “Estoy un poco agotado de trabajar – terminé una novela nueva hace dos semanas, terminé mi primer script para un libro de cómics hace un par de días, y anoche envié mi colección de cuentos a mi agente. Estoy disfrutando del momento, pero creo que necesito descansar.”

Sin embargo ese merecido descanso no vendrá este fin de semana: hoy, 26 de Junio, es su cumpleaños. En su status de Facebook, dice: “planeo celebrar escribiendo un poco para un libro de cómics, con una pequeña cena con la familia, y finalmente, con una gran porción de torta de chocolate Alemana de mi esposa.”

Suena como una buena celebración.

Happy Birthday, Daryl!

[Fotos: Juan Diego Gómez y John Cárdenas]

“22” anotado en un papel

La semana pasada anoté “22”. Anoto cifras que leo — a veces son útiles y a veces tan irrelevantes que si no las uso en una semana las boto a la basura. Pero esta vez sólo anoté la cifra, no a qué se refería. Seguramente mientras la escribía, algo me interrumpió (en mi casa suelen entrar murciélagos y mariposas negras por la noche que tengo que sacar con escoba), así que no sé, pero creo que era algo relacionado con ebooks.

 

Googleé “22” + “ebooks” y encontré que el iPad tiene el 22% del mercado de ebooks, según reveló recientemente Steve Jobs en el WWDC de San Francisco. Esta cifra sugiere que el iPad (que por cierto llegará el próximo mes a Colombia) está cambiando agresivamente el mercado de ebooks. Tengo anotado en otro papelito que en Estados Unidos el mercado de ebooks ha crecido un “127.4%” en Abril y un “217.3%” en lo que va del año, según la AAP (a diferencia de las ventas de libros impresos, que cada vez siguen bajando más), y supongo que parte de esto también se debe al Kindle. En una entrevista, el presidente de Amazon Jeffrey P. Bezos, dijo: “Tenemos 125,000 títulos de libros disponibles para Kindle. Cuando observas las ventas de libros físicos de Amazon de esos mismos títulos, las ventas de Kindle ahora son más que el 6% de las ventas totales.”

De esa misma entrevista me gustó mucho la metáfora del caballo, para explicar la fascinación de la gente por el libro físico vs. el digital:

Estoy seguro de que la gente ama a los caballos. Pero no vas a ir al trabajo en caballo sólo porque lo amas. Nuestra tarea es construir algo que sea mejor que un libro físico. La razón por la que amamos un libro físico es porque hemos tenido tantas experiencias buenas con ese objeto en nuestras manos que hemos creado asociaciones agradables.
No estamos tratando de desplazar el amor de la gente hacia el objeto físico que es el libro. Es una invención santificada. Lo que hay que tener presente es que lo realmente importante no es el recipiente, es la narrativa. La lectura de largo aliento es importante para nuestra sociedad.

Pero bueno, aunque esto suena muy interesante, no es lo que yo anoté. ¿Qué sería ese 22? Seguí buscando. Encontré que según un estudio de la empresa de investigación de mercado Nielsen, el 22% del tiempo total de internet pertenece a las redes sociales: gente comentando, compartiendo, enlazando, taggeando, etc. El reporte dice que es la primera vez en la historia que las redes sociales o los blogs son visitados por 3 de cada 4 personas que entran a Internet.

Y esto también suena muy interesante, pero no es la razón por la que anoté 22. Si me pongo a buscar en Google tal vez nunca termine, pero no puedo dejar de hacerlo. Por alguna razón siento que ese número significa algo y no encuentro ninguna respuesta. Me siento incapacitado, como la bailarina de un capítulo de la Dimensión Desconocida que tiene pesadillas sobre una malvada enfermera que la invita a la morgue del hospital, ubicada nada más y nada menos que en la habitación 22.

Siento que Dios me ha abandonado, y cuando recuerdo que de hecho eso es lo que trata el Salmo 22, comprendo que no estoy tan lejos.

Por cierto, hay 22 letras en el alfabeto Hebreo, 22 caminos en el sefirot de la Kabbalah, y 22 es el número de la camiseta de Kaká, pero eso ya no tiene nada que ver. Necesito concentrarme.

22. Según la numerología es un número Maestro, de un poder vibracional muy elevado, también llamado Maestro del Nivel Espiritual. La numerología dice que la gente 22 siente como si viviera en dos mundos, uno que está abrumado por lo mundano, y el otro por lo fantástico. Eso parece describirme. ¿Seré 22? Posiblemente averigüé mi número según la numerología para hacer un chance, o algo así, y no me acuerdo. Supuestamente debo sumar individualmente los números de mi fecha de nacimiento: 4 + 8 + 1 + 9 + 8 + 2 = 3 + 2 = 5. Soy 5. No era eso entonces. De los 5 dicen: “Expansivo y sociable, de nuevas y visionarias ideas; de pensamientos rápidos, polifacético, curioso y explorador”.

Suena bien. Pero no olvidaré el 22. Me trajo buenas noticias sobre el iPad, los libros digitales y las redes sociales. Si de verdad soy 5, tal vez haya escrito sin saber el número del futuro y un buen post-libro deba combinar esos dos elementos.

[Foto: flattop341 en Flickr]

Decoralibros

¿Desea parecer inteligente sin esfuerzo? ¡Actualice su biblioteca con nuestros decoralibros! Muéstrele a sus visitas que usted es culturalmente activo luciendo en su casa las mejores novedades editoriales. Cada libro incluye portadas intercambiables a un precio ridículo que nosotros le vendemos, y si quiere, le instalamos (aunque no es sino ponerlas). No desperdicie el espacio de su biblioteca con páginas que no va a leer: un decoralibro, además de adornar, sirve para guardar objetos pequeños como cartas, clips o joyas, que estarán asegurados con llave. Y como no tienen páginas, además de hacerlo interesante, lo convertirán en una ser humano consciente de la salud del planeta.

Dicen que el libro digital acabará con el libro físico, y es muy probable que lo haga. Pero les aseguro que el libro digital nunca podrá acabar con el decoralibro. Si no me cree, trate de decorar su casa con un ebook, o intente empacarlo en papel de regalo.

De hecho, el decoralibro es perfecto para regalar.

De hecho, tenemos una oferta de lanzamiento especial para el día del padre, así que aproveche. Sino, igual haremos más ofertas especiales después, para que ustedes se convenzan de comprar un producto del que luego estamos seguros de que nos darán las gracias.

Les deseamos un feliz día, lleno de abundancia, y recuerden que en Decoralibros Ltda. nuestro lema es “No lea. Decore.”

[Foto: Homespy]

Libros para una nueva generación

[Versión completa del artículo que escribí para la revista Generación de El Colombiano, Domingo 13 de Junio]

Medellín, Junio de 2014

Cuando Mateo está leyendo un post-libro, el mundo a su alrededor desaparece. El iPad reconoce y rastrea el ojo de Mateo, que se detiene en palabras como “epinicio”, “lábil” y “contumelia”, y el diccionario del post-libro automáticamente se las define en el oído. Mateo también escucha por los audífonos música ambiental de la historia y efectos de sonido que cambian según el párrafo que lee.

El ojo de Mateo pasa por un párrafo que muestra la animación de un río donde las palabras flotan, se desvanecen, y vuelven a aparecer, en una escena en la que el protagonista se está ahogando. En otro párrafo, un dragón enfurecido persigue al protagonista y quema frases que, si no leíste rápido, te las pierdes. Cuando el protagonista pasa por la cuerda floja, Mateo debe sostener el iPad en una posición fija para que no se caigan las letras… hasta que el protagonista logra atravesarla. A veces los villanos de la historia aparecen sobre las letras para distraer su lectura, y Mateo, sacudiendo el iPad, debe hacerlos caer a un pozo. Todo esto ocurre cuando el post-libro lee el ojo de Mateo, y de acuerdo a la posición en la que mira, reacciona.

El ojo de Mateo pasa por un párrafo que activa un dispositivo de olor digital conectado al puerto USB del iPad. Cientos de cartuchos combinan aromas para “imprimir” el olor a bosque-después-de-la-lluvia: flores, hojas de eucalipto, tierra mojada. El protagonista debe encontrar a su novia perdida en el bosque, y Mateo debe abrirse paso entre los helechos que obstaculizan la lectura de la historia en la pantalla, apartándolos literalmente con los dedos. Al irse por el camino equivocado, Mateo se desvía de la historia original y entra a historias alternativas escritas por fans y autores invitados. O por un amigo suyo. O por él mismo.

Escenas más tarde, el ojo de Mateo pasa lento por los párrafos. El iPad se da cuenta de que Mateo se está cansando de leer, así que reduce la cantidad de texto, baja el volumen de la música ambiental y reproduce animaciones de algunas de las escenas que ya había leído.

Mateo no lee libros ni revistas ni cómics. Mateo no lee nada que esté en papel. Mateo dice que el papel es antiguo, aburrido y apagado, y no está tan interesado en lo que puede leer del libro sino en lo que el libro puede leer de él: en la forma en que el libro actúa dependiendo de cuándo él hace una pausa, qué se queda mirando, cuándo deja de leer. Mateo, al igual que sus amigos, solo lee post-libros.

El libro tal como lo conocemos (papel con letras impresas y pega) está obsoleto para Mateo. Aunque no para su papá, que le sigue comprando libros clásicos. El papá de Mateo cree que él no está leyendo libros de verdad, que esos “soniditos” y “olorcitos” y “muñequitos” no le van a estimular la imaginación. Que Mateo, en vez de leer, juega. “Él juega con ese aparatico,” dice, cuando Mateo está absorto mirando, tocando y sacudiendo el iPad.

Según la RAE, leer es “Pasar la vista por lo escrito o impreso comprendiendo la significación de los caracteres empleados.” Y eso es exactamente lo que está haciendo Mateo.

Mateo lee. Mateo sabe que no basta con la escritura para crear un buen post-libro. Mateo quiere ganarse la vida escribiendo historias, y para aprovechar los medios de su época debe buscar artistas de fragancias y diseñadores y programadores y animadores y músicos. Mateo quiere que todos estos elementos se complementen naturalmente para que el post-libro sea tan bueno que sus lectores quieran crear escenas nuevas en medios diferentes: celulares, redes sociales, blogs, podcasts, cine online. Historias transmedia. Historias que no son libros sino aplicaciones. Post-libros.

Mateo no necesita enviar manuscritos o demos de su post-libro a una editorial para que un par de editores lo aprueben o lo rechacen. Mateo publica su propio libro y lo comparte con su propia red. Su red es la que lo edita. Su red es la que lo aprueba. Su red es la que paga y aumenta el universo de la historia.

Mateo cree que puede hacerse rico vendiendo post-libros, irse de su casa e independizarse. Mateo cree que su papá no entenderá cómo lo hizo y le decomisará el iPad. Mateo sonríe al imaginarse que mientras está en el colegio, su papá sujetará el iPad con sospecha, como si el aparato fuera el delincuente que condujo a su hijo por un mal camino. Y se imagina que su papá luego intentará prender en vano el iPad ignorando que, aunque es el papá, su retina, su voz y su forma de caminar no son iguales a las de Mateo.

Medellín, Junio de 2010

A Mateo no le gustaba leer. Mateo iba a cine. Mateo se había visto muchas veces Alicia en el País de las Maravillas. La primera vez se estaba quedando dormido, pero la película se puso buena después de que Alicia se cayó al hoyo. Cuando salió el DVD, el papá se lo compró, y a la quinta vez de vérsela, Mateo ya se había aprendido todos los diálogos de la película.

El papá de Mateo, que tenía que viajar a Estados Unidos, le había preguntado qué le traía y Mateo le había dicho: “un iPad”. Algunos de sus amigos tenían iPad. Después de que el papá llegó, Mateo le pidió prestada la tarjeta de crédito para registrarse en el App Store y comprar el libro de Alicia para iPad. “Es para una tarea,” le dijo, como si fuera verdad.

Mateo lee, y la ilustración de Alicia que acompaña el texto empieza a crecer luego de comer ciertas tortas o beber ciertas botellas. Mateo lee, y en la ilustración de Alicia aparece el Gato Cheshire pestañeando y la Oruga Azul fumando. Mateo lee y sacude el iPad y Alicia, el Sombrerero y el Conejo Blanco tiemblan en la fiesta del té. Mateo puede tocar el iPad. Mateo puede cambiar el ángulo del iPad. Mateo puede escuchar el iPad. Mateo, al que no le gustaban los libros, ahora está leyendo.

***

Aunque Mateo es ficticio, la tecnología de la diseño-ficción para 2014 ya existe. La parte en la que el libro sabe qué está leyendo Mateo y hace ajustes en tiempo real es muy similar al Texto 2.0, desarrollado por científicos del Centro de Investigación Alemán de Inteligencia Artificial (en Alemán, DFKI). Ellos mezclaron unidades del eye tracking de la empresa sueca Tobii (se especula que Apple compró unidades para una próxima versión del iPad), y otras tecnologías, para crear un plugin para navegadores de internet que permite texto aumentado (información como música ambiental o animaciones ejecutándose según el párrafo que leía Mateo) y lectura aumentada (como el diccionario que definía en tiempo real las palabras en las que se detenía Mateo). Aunque la tecnología del eye tracking (cualquier dispositivo que es capaz de medir cuándo alguien lo está mirando) aún es muy costosa y voluminosa, el desarrollo y la miniaturización de tecnologías similares indican que muy probablemente podríamos encontrarnos en el futuro cercano con dispositivos que la incluyen, de la misma forma en la que ahora se incluyen webcams.

La parte en la que digitalmente se activan aromas es muy similar a los experimentos olfativos que ha realizado la industria cinematográfica desde hace décadas. Walt Disney lo intentó para la película Fantasia (1938); Hans Laube, con el sistema Smell-O-Vision, para la película Scent of Mystery (1960); y la empresa japonesa NTT Communications, con su sistema de fragancias manipulado por internet, esparció aromas desde pequeños dispositivos instalados bajo las sillas del público en escenas claves de la película El Nuevo Mundo (2006). Un sistema más complejo que “imprima” fragancias no estaría tan alejado de la realidad. A pesar de algunos intentos fallidos (como el sistema iSmell, que es uno de los “25 peores productos tecnológicos de todos los tiempos” según PC World Magazine), los olores, en interacción con el texto, podrían aumentar la inmersión del lector en la historia.

Para Mateo era muy importante que los libros fueran aplicaciones. Que sus lectores pudieran ampliar el universo de la historia en diferentes medios. El pasado 25 de Mayo en el App Show de San Francisco, la empresa Subutai mostró un demo en el que participan escritores de ciencia ficción como Neal Stephenson y Greg Bear: la aplicación The Mongoliad, en la que además han participado artistas, coreógrafos de peleas, programadores, cineastas, diseñadores de juegos, entre otros, para producir un flujo de “para-narrativa y extra-narrativa no textual que le dará vida a la historia en formas satisfactoriamente únicas, y que no podría hacerse usando solamente un medio”. La historia, que consiste en una novela en serie, se estará publicando durante el transcurso de un año, y cuando esté en su mejor momento, le pedirán a los fans que se unan para crear el resto del mundo y contar historias nuevas. The Mongoliad, disponible a finales del año para iPad, iPhone, Android y Kindle, promete ser un experimento de tecnología, storytelling y creatividad colectiva que podría darle forma al futuro de la novela.

El papá de Mateo te diría que los ebooks nunca podrían reemplazar el libro. “¿Quién abraza un monitor?”, te diría. “Yo a mi libro lo pongo a pasear, no a una CPU”. Tú le dirías que puedes abrazar un iPhone y echarlo incluso en el bolsillo. Él te diría que “esa letrica chiquita no se puede leer”. Tú le sacarías un Kindle, que además de tener el tamaño de un libro se lee como el papel, y no cansa los ojos. Él lo consideraría, pero después de leer unos párrafos, te preguntaría por qué las ilustraciones son a blanco y negro, “como de periódico barato”. Entonces tú le sacarías un iPad. Ilustraciones a color. Lo puedes tocar. Lo puedes abrazar. “Interesante,” te diría, “pero la luz cansa.” Y justo cuando estás pensando que tal vez las próximas pantallas transflectivas estarán a la altura de un lector clásico como el papá de Mateo, él te diría: “y no se pueden tocar las páginas.”

La textura y el olor de las páginas, y las formas creativas en las que se pueden combinar diseño y materiales, pueden ser las fortalezas del libro físico en la era digital. Tal vez los únicos libros que valga la pena imprimir sean ediciones que exploten las ventajas de la impresión, en formas en las que incluso alguien como Mateo podría apreciar. El libro físico en la era digital debe tratarse como una escultura de historias, pensamientos, ideas… un lienzo donde artistas, escritores y diseñadores se unen para crear un objeto único y valioso.

Sin embargo, tal vez esté tratando de convencerme a mí mismo de que el tacto de una pantalla nunca podrá reemplazar las texturas de las hojas, o de que encontrar en una librería la novela que habías estado buscado por años es mucho más emocionante que entrar a un sitio web. O posiblemente se haya creado una brecha generacional, y así como a la generación de mi papá se le dificultó usar el computador, a mi generación se le dificultará aceptar nuevas formas de lectura.

Me convenceré a mi mismo de que los libros sin leer que guardo en mi biblioteca, y que tanto he cuidado, son los libros “de verdad”. Y aquí, ahora, mientras ustedes leen esto en papel, una generación de adolescentes como Mateo está “jugando con aparaticos”, creando historias en diferentes medios y leyendo las primeras versiones de unos libros que serán imposibles de imprimir.

[foto: Chris Harrison]
[texto: Hernán Ortiz]


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HERNÁN ORTIZ. Co-fundador de encuentro Fractal y Proyecto Líquido. Trabajo con historias. E-mail: hernan (arroba) proyectoliquido.net
Twitter: @hernanpl

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