La universidad de la singularidad
Después de ver a Ray Kurzweil y su hijo salir de las páginas de un libro sobre depresión post-singularidad en un ejercicio de ficción especulativa, entremos al terreno de la no-ficción. Primero, un especial del programa Redes sobre la Singularidad Tecnológica donde Eduard Punset entrevista a Ray Kurzweil:
Luego, una charla de Ray Kurzweil en TED sobre la Universidad de la Singularidad — ubicada en Silicon Valley, encabezada por él mismo y patrocinada por Google y NASA.
Faltan 13 libros para el 2009 [con la aparición especial de Gustavo Rojas Pinilla y Ray Kurzweil]
A partir de las imágenes de Visiones Futuristas del Futuro de Impactlab, hicimos un concurso en Twitter (@hernanpl). Los primeros que me dijeron sus imágenes favoritas ganaron su nombre en unas pequeñas historias inspiradas en esas imágenes. Los ganadores fueron Manuel (@manuelj), Laura Elena (@elenhie) y Sebastián (@Sepecat). Esta es la primera historia, basada en la imagen “Books with their finger on the pulse of the future”, con Manuel como protagonista.
Manuel… Manueeeel… ¡Despierta! Esta versión en carne y hueso de Gustavo Rojas Pinilla sentado en una silla mecedora y tomando tinto, existe. Ahí está, sobre tu libro de Historia Política de Colombia. No dudes de tus sentidos. Extiende la mano. Tócalo.
Lástima que tu cuerpo no obedezca. Lástima que no te puedas restregar los ojos con escepticismo, o cerrar el libro de un golpe.
No estás dormido ni despierto. Esa cuarta taza de tinto sin azúcar te funcionó al revés. Quieres cerrar el libro, pero no quieres matar al ex Presidente de la República. Te estás llenando de preguntas, y para conservar tu salud mental, no quieres que el ex Presidente simplemente desaparezca.
Planeas una estrategia. Primero le dirás que apoyas su Movimiento, que es el mejor presidente que ha tenido el país y que también te gusta el tinto sin azúcar. Luego lo observarás de pies a cabeza y le dirás que él está físicamente muy bien e intelectualmente mucho mejor que cuando asumió la presidencia el 13 de junio de 1953. A partir de ese momento él confiará en ti. Y podrás preguntarle cómo hizo para viajar en el tiempo, empequeñecerse, empequeñecer la silla mecedora, empequeñecer el tinto, y aparecer en un libro de Historia Política de Colombia justo en las páginas que hablan sobre él.
Empiezas a ejecutar la estrategia. Haces contacto visual con el ex Presidente. Él mantiene la mirada, y mientras se mece en la silla, sostiene majestuosamente el tinto. No ha derramado una sola gota, o las gotas son tan pequeñas que no se ven manchas en las páginas.
Tu cuerpo empieza a reaccionar. Eres consciente del libro sobre tus piernas. De que estás sentado contra el espaldar de la cama, las piernas estiradas, la sangre estancada. Eres consciente de tus manos. Las sientes grandes y poderosas, como si tuvieras guantes de béisbol. Quieres empezar a hablar, pero en vez de moverse tu boca, se mueven tus manos. Te restriegas los ojos con escepticismo. Recuerdas la segunda instrucción que le diste al cuerpo al despertar y no la puedes detener. Ni siquiera alcanzas a ver la cara de sorpresa del ex Presidente cuando recibe el golpe del libro.
Lo vuelves a abrir en la misma página: historia política de Colombia 1953-1957. Lo único que encuentras son letras e ilustraciones. Buscas en otras páginas del libro, pero no hay nada más. Piensas que tal vez todo fue un sueño. Tiras el libro por debajo de la cama. Apagas la luz. Duermes.
Manueeeel… ¡Despierta! Mira debajo de la cama. No está el libro de Historia Política de Colombia, pero sí Coping with Post-Singularity Depression escrito por Ray Kurzweil Jr. Ese libro existe, es real.
Tú ya estás despierto. Ya puedes mover el cuerpo. Si te pellizcas, duele. Agarras el libro y te lo llevas como acompañante al baño. Es tan liviano que parece flotar. Te miras en el espejo del baño para asegurarte de que en realidad estás despierto. Te sientas en el inodoro. Abres el libro, y ves en carne y hueso al experto en inteligencia artificial-inventor-futurista-empresario-científico-bla-bla-bla Ray Kurzweil. Luce igual a como estaba a finales del siglo XX, cuando hablaba de la Singularidad Tecnológica: ese momento en el que las inteligencias no-biológicas nos iban a igualar y a superar. Estamos en la post-Singularidad, y su voz (su experiencia, su inteligencia, su personalidad) ha sido transmitida a su hijo de 2 años: el bebé que carga en brazos. Ray Kurzweil Jr también es experto en inteligencia artificial-inventor-futurista-empresario-científico-bla-bla-bla. Es el bebé que escribió el libro que tienes en las manos, un manual de superación personal para el siglo XXI que sugiere que “si no eres feliz, puedes descargar una personalidad que sí lo es”.
¡No te asustes! Tú crees que estás en el 2009, y que estudias para los exámenes finales de una universidad, pero este libro es la prueba de tu error: la capacidad de aprender a velocidades electrónicas hizo que desaparecieran las universidades. La comunicación verbal y no verbal quedó obsoleta. El texto que pisa el empequeñecido Ray Kurzweil y su hijo es puro adorno, diseños protocolarios estándar para libros. En este caso, la forma de adquirir el conocimiento es inhalando a Ray Kurzweil Jr. Estas mini-personas… realmente no son de carne y hueso. No las puedes tocar. La imagen que estás viendo de ellos, así como la imagen del ex Presidente, las produce un pico-proyector instalado en el centro de los libros. El pico-proyector apunta a tu retina. Si inhalas a Ray Kurzweil Jr, su “cuerpo” entraría a tu nariz. Lo que en realidad inhalas son torrentes de nanobots que salen del libro y llegan a tu flujo sanguíneo y toman control de tu sistema nervioso para que puedas experimentar sensorialmente el contenido.
Pero tú, Manuel, crees que puedes evitar la inhalación. Cierras el libro de un golpe. Arrancas página por página y las vacías en el inodoro. Te vuelves a sentar. Y al cabo de un minuto todo es lento. Pesado. Borroso. Blanco…
¡Despierta! Abre el cajón de los primeros auxilios. Encuentra el libro “The End of History: This Time for Sure” por Francis Fukuyama. Si aún estás cuerdo, ábrelo.
Sólo necesitas una explicación: eres el lector del pasado y del futuro posible del Universo. Por la forma en que tiemblas y gritas, supongo que el Universo se equivocó al asignarte a ti, un ser humano no-mejorado de principios del siglo XXI que trata de deshacerse del libro, que no comprende que es imposible luchar contra su destino. Manuel, si quieres volver a tu vida, debes terminar tu labor. Lo mínimo que puedes hacer para liberarte es mirar la portada y abrir el libro. Ver la proyección hasta el agotamiento. Cerrarlo y volverte a dormir. Ya casi terminas. Faltan 13 libros para el 2009.
[Imagen: Impactlab]
[Texto: Hernán Ortiz]
[Las otras historias: Shining Buddah y Raid D1sruptor]
GPS biológico
La gente es mi GPS. Preguntando llego a cualquier parte. Sin mapas, sin geolocalización — me pierdo y la gente me ubica. Cuando alguien me dicta una dirección, pregunto por dónde es y esta persona me da un punto de referencia: un Carrefur, un McDonalds, una estación del Metro. Mi estrategia es que cuando llego al punto de referencia, saco el papel donde anoté la dirección, busco a alguien que tenga cara de saber por dónde queda –un taxista, un vigilante, el conductor del lado mientras el semáforo está en rojo– y después de leerle o pasarle el papel, esa persona, tan querida, me indica cuántas cuadras debo avanzar y cuántos giros a la izquierda o derecha debo hacer, y finalmente llego. Además, llego puntual.
Pero no es verdad.
Casi siempre me dicen mentiras y llego tarde. Termino dándole vueltas al barrio y viendo la misma panadería y el mismo preescolar y el mismo vendedor de mangos que le echa sal y pimienta a la bolsita porque cree que ahora sí le voy a comprar, y en medio de ese vergonzoso déjà vu me lamento por ser tan desubicado.
No es que no sepa la nomenclatura. Entiendo la diferencia entre calles y carreras, y además sé contar, pero por alguna extraña razón mi cerebro no registra la dirección que estoy buscando. Hasta que alguien me la señala. Al principio me reía, y si estaba acompañado actuaba como si estuviera haciéndome el perdido, pero luego me empecé a preocupar: esa condición podría ser más grave de lo que parece. La desaparición mental de lugares suena a problema neurológico. Mi nombre podría estar en una futura crónica de Oliver Sacks.
Bueno, estoy exagerando. Unos buenos partidos de paintball, practicar juegos first person shooter o participar activamente en la búsqueda del niño Jesús en vísperas de Navidad podrían despertar espontáneamente alguna habilidad natural de GPS que pueda estar dormida en mi cuerpo. ¿Por qué no? Peces, pájaros, mariposas, moscas, abejas, murciélagos, ratas, tritones, tortugas de mar y langostas marinas tienen partículas magnéticas que aparentemente los ubican. Y las hormigas, gracias al mugre, tienen en sus antenas pequeños magnetos que conforman una especie de brújula biológica y que podría explicar por qué ellas sí saben para dónde van. Parece haber un sistema GPS en la naturaleza que no necesita receptores ni sistemas de satélites, que pesa casi nada, que requiere poca energía para operar y está hecho en su mayoría de mugre. Tengo algo de envidia por las hormigas, pero por ahora, mientras le doy vueltas al barrio, lo mínimo que puedo hacer es comprarle a ese señor un mango. Y aprender de la naturaleza. ¿Podré ubicarme más fácil si no me baño? ¿O necesitaré algún procedimiento de biohacking?
[Foto: stock.xchng]
opiniones (2)Video para todos
Tengo que admitir que a diferencia de muchos conocidos tecno-freaks, yo no creo en toda esta venta de aire que llamaban “Web 2.0”. Tal vez sea por que lo veo desde el lado tecnológico del asunto, pero no veo a Facebook como una aldea virtual, no creo que Twitter sea un medio revolucionario, y no creo que los blogs lleguen a reemplazar al periodismo real y remunerado. Y aunque tengo los tres, no entiendo bien el concepto de igualar 2 memes con la creación de la imprenta. Pero ese soy yo.
Entre muchas otras cosas que esta “revolución” nos está vendiendo, está la idea de que los sitios de video online (YouTube, Vimeo, etc.) están destinados a reemplazar a la televisión y al cine. No sé a que YouTube suelen entrar estos revolucionarios del sofá, pero todavía no me cabe en la cabeza la idea que alguien pueda dejar de ver un episodio de Seinfeld por ver 10 clips de 2 minutos sobre gorditos cantando Dragostea din tei (Numa Numa).
Sin embargo, hace unos días me topé con “The Hunt for Gollum“, un film amateur creado “por fans y para fans”, basado en el mundo fantástico de J.R.R. Tolkien. Con €3000 de presupuesto, 40 minutos de video y muchas donaciones, los resultados son sorprendentes: una película corta que se ve casi tan bien como la trilogía creada hace un par de años por Peter Jackson y New Line Cinema. Quizá los teasers sean engañosos y el 80% del presupuesto se haya ido en esos 135 segundos de trailer, dejándonos con 38 minutos de basura, pero tengo esperanzas. Si la película resulta estar tan bien como se ve en los dos videos tendré que empezar a tragarme mis palabras, porque estaría totalmente dispuesto a cambiar 2 horas en una agobiante sala de teatro por tener acceso a una buena pelicula con los 30 minutos que conlleva la descarga.
“The Hunt for Gollum” no es el primer proyecto de este tipo. Existen además “Born of Hope” ambientado también en Tierra Media y “Star Wars: Revelations” en el universo de George Lucas. De todas formas, sigue existiendo un problema común a estas tres ficciones: la duración de los derechos de autor (copyright). Gracias a estas leyes, obras como “El Señor de los Anillos” (cuyo último volumen fue publicado en 1955) están protegidas por 70 años después de la muerte del autor, así que los creadores podran empezar a obtener ganancias a partir de 2043 (2053 en Colombia).
Hoy en día es común que gente que en su vida ha leído un libro se la pase todo el día leyendo blogs en Internet, y que las personas que nunca pudieron tocar un instrumento gasten dos o tres horas a la semana haciendo remixes de Nine Inch Nails. ¿Cómo sería un futuro donde el video que vemos online fuera producido por independientes con amor al arte y no por empresas vendiéndonos “Dude, Where’s my Car?” ?
Dejando de lado el asunto de los derechos de autor, quedan algunas preguntas: ¿Quién paga por los costos de producción?, ¿Habrá gente dispuesta a pagar por ver una de estas películas?, y finalmente: ¿Cómo gastaron USD$285 millones haciendo la trilogía de Jackson?
Mientras soñamos con un futuro donde no tengamos que lidiar con los amables señores de la MPAA, aquí está el trailer de la película que fue lanzada el 3 de Mayo de 2009:
[Foto: btt86 en Flickr]
opiniones (0)Música ballardiana para un club nocturno vacío
Publicado hoy, Domingo 3 de Mayo, en Generación de El Colombiano.
“Ballardian”: un adjetivo incluido en el Collins English Dictionary que se refiere a lo relacionado con las condiciones descritas en los cuentos o novelas de J.G. Ballard: la modernidad distópica, los desoladores paisajes creados por el hombre y los efectos psicológicos del desarrollo tecnológico, social o ambiental. Elementos que hacen pensar única y exclusivamente en J.G. Ballard: las piscinas vacías, las construcciones deshabitadas, los desiertos y los clubes nocturnos donde la música suena pero no hay nadie escuchando…
¿Y cuál es la música que suena?
Digamos que en ese club nocturno ubicado en medio del desierto, sobrevolado por aviones bombarderos –que a los ojos de los niños se dedican a hacer figuras con las nubes– y a donde llegaríamos siguiendo las pistas que nos deja un camino de jeringas hipodérmicas vacías, sonaría música Ballardiana. Música influenciada por las ficciones de J.G. Ballard: Radiohead, Joy Division, Manic Street Preachers, Gary Numan, The Klaxons… Madonna.
Aunque J.G. Ballard –escritor inglés fallecido a los 78 años el pasado domingo 19 de abril– era reconocido por su sintonía con el cine y las artes plásticas, la influencia más notable de su obra, además de la literatura, fue en la música.
El 6 de Febrero de 2007, Thom Yorke, líder de la banda Radiohead, citó en su blog fragmentos del libro “Kingdom Come” (traducido por Ediciones Minotauro como “Bienvenidos a Metro-Centre”), la última novela que escribió J.G. Ballard. A pocos meses del lanzamiento de “In Rainbow” (álbum descargable y sin protección DRM que le permite al usuario pagar por él la cantidad que crea conveniente), Thom Yorke no podía sacarse a Ballard de la cabeza: “El peligro es que el consumismo necesitará algo cercano al fascismo para seguir creciendo”, “Somos como niños aburridos. Hemos estado en vacaciones durante mucho tiempo, y nos han dado demasiados regalos”, “La sociedad consumista es una especie de estado policial indulgente. Creemos que tenemos una elección, pero todo es obligatorio. Tenemos que seguir comprando o fallamos como ciudadanos”. Yorke experimentaba la influencia Ballardiana, fenómeno en el que una historia de Ballard secuestra las ideas del lector sobre el mundo, las transforma con su lógica surrealista y se las devuelve con su propio sello, haciendo que sea imposible volver a ver la realidad de la misma forma. La obsesión de Yorke por las ciudades ahogadas (o por la inundación, como en el cover de su álbum como solista “The Eraser”) es en parte inspirada por El Mundo Sumergido (1963), novela que se adelanta al calentamiento global y en la que –al igual que en La Sequía (1964) y El Mundo de Cristal (1966)– los acontecimientos externos sirven como excusa para explorar lo que Ballard denominó “el espacio interior” (a diferencia del “espacio exterior” de viajes al espacio y conquista de otros planetas característico de la ciencia ficción de la época) definido como un territorio psicológico “donde se encuentran y funden el mundo exterior de la realidad y el mundo interior de la mente”. Ese era el interés de J.G. Ballard: el lado oscuro de la psique del ser humano, los apocalipsis internos de los personajes. Radiohead, en su exitoso álbum de 1997 OK Computer, incluye dos canciones influenciadas por la visión del mundo Ballardiana, específicamente por la novela “Crash” (llevada al cine por David Cronenberg): Airbag, que describe un accidente automovilístico en cámara lenta, y Lucky, sobre una experiencia cercana a la muerte en un avión a punto de estrellarse.
“Crash” describe una subcultura obsesionada sexualmente por las posibilidades de los accidentes automovilísticos –“las heridas causadas por las colisiones de los automóviles son las claves para una nueva sexualidad, nacida de una tecnología perversa”– y fue la novela más experimental, arriesgada y controversial de J.G. Ballard. Es conocida la historia del editor que recibió el manuscrito de “Crash” y dijo: “este autor está más allá de la ayuda psiquiátrica. ¡No lo publiquen!”. Sin embargo, la novela fue publicada en 1973 y se convirtió en un clásico de culto. Ballard escribió “Crash” como manifestación de un acto de furia, sintiéndose destruido por la muerte de su esposa, y años después reconoció que no era capaz de volver a leer la novela, que ese libro parecía haber sido escrito por otra persona. En el álbum de 1994 “The Holy Bible” de la agrupación Manic Street Preachers se incluye la canción Mausoleum, donde se reproduce un sample de Ballard hablando sobre su libro “Crash”: “quería restregar la cara humana con su propio vómito, quería forzarla a mirarse en el espejo…” El postpunk de finales de los 70s y los 80s también fue muy Ballardiano. Bandas industriales como Throbbing Gristle y Cabaret Voltaire eran admiradoras de las dos “B”: Ballard y Burroughs. La canción “Warm Leatherette” de la banda The Normals de 1978 es un resumen de “Crash” de tres minutos: “el freno de manos penetra su pierna/ Rápido – hagamos el amor, antes de que te mueras”. Las canciones “Cars” de Gary Numan y “Always crashing in the same car” de David Bowie, también le deben parte de su inspiración a “Crash”. Numan admitió en una entrevista que la canción Down in the Park (historia de unos androides que asesinan y violan seres humanos por entretenimiento mientras el público los observa desde un club cercano) fue influenciada por J.G. Ballard y Philip K. Dick.
La idea de “Crash” surgió de una novela-de-relatos que J.G. Ballard había publicado previamente: The Atrocity Exhibition (Exhibición de Atrocidades, 1970), un experimento literario dividido en capítulos con nombres provocativos (“Tú: Coma: Marilyn Monroe”, “Notas para un colapso mental”, “Por qué quiero joder a Ronald Reagan”, etc.) cuya lectura y ambiente podría describirse como la experiencia de entrar con un automóvil estrellado a una morgue transformada en museo de arte pop, donde el médico forense describe con tono desapasionado curiosos hallazgos y patrones y relaciones entre el cuerpo, la sexualidad, la tecnología y los rincones más oscuros de la mente humana. “Closer” (1980), el último álbum de la banda Joy Division antes de la muerte de su vocalista Ian Curtis (que era un gran lector de Ballard), incluyó la canción “The Atrocity Exhibition” que está basada en la novela.
La banda inglesa The Klaxons también fue víctima de Ballard. Ganadora del Mercury Prize, tituló su más reciente álbum Myths of the Near Future en homenaje a la colección de cuentos de J.G. Ballard. Esta agrupación, que se ha inspirado también en obras de Thomas Pynchon y William Burroughs, dijo en una entrevista: “para nosotros la fantasía y las tierras extrañas que se esconden dentro de la mente humana son muy importantes. Todos esos referentes son parte de nuestra música y nos preocupan o nos guían mucho más que las modas o los gustos de la gente en cada momento”.
En el club nocturno Ballardiano también hay cientos de pantallas de televisión que a veces pasan escenas de “Psicosis” de Alfred Hitchcock y a veces videos de música pop. La canción “Video killed the radio star” de Buggles fue la primera que puso el canal MTV en su lanzamiento de 1981, y está inspirada en el cuento de J.G. Ballard “The Sound Sweep” (El barrendero de sonidos), que narra un mundo obsesionado por la limpieza sonora del ambiente, donde la música se ha transformado en una experiencia fría y desencantada.
En las paredes del club nocturno hay posters que, en conjunto, forman la imagen Ballardiana perfecta: un avión de la RAF oxidado y tirado en un páramo desolado –la carátula del álbum Sci-Fi Lullabies de la agrupacupión Suede inspirada en J.G. Ballard– al lado de un collage con fotos de las partes íntimas de Madonna tomadas en medio de su tour Drowned World (El Mundo Sumergido), que es llamado así en honor a la novela ya mencionada de Ballard, música de la banda inglesa Comsat Angels (cuyo nombre fue tomado de un cuento de Ballard) y un sample de la voz de Ballard hablando, de la nada, sobre punk: “para ellos la locura era una especie de libertad, la única libertad que les quedaba […] La sociedad burguesa les ofrecía hipotecas y ellos le respondían con psicosis”.
Esa psicosis que mencionaba Ballard fue su preocupación durante los últimos diez años. Ya había empezado a tratar el tema en su novela Rascacielos (1975), ubicada en un futuro cercano donde un gran edificio de apartamentos satisfacía todas las necesidades básicas de sus habitantes (bancos, colegios, restaurantes), y cuya estructura de clases altas en los últimos niveles y clases bajas en los niveles inferiores desencadenaba una serie de acontecimientos perversos, hasta llegar a un tribalismo brutal y violento, metáfora de una sociedad occidental a punto de colapsar. La banda Hawkwind, pionera del Space-rock, se inspiró en esta novela para una canción llamada High Rise (Rascacielos) en su álbum PXR5 de 1975. Luego, con la misma atmósfera, Ballard escribió Noches de Cocaína (1996), Super-Cannes (2001), Milenio Negro (2003) y la ya mencionada Bienvenidos a Metro-Centre (2007), novelas ubicadas en un futuro cercano (o lo que él llamaría un “presente visionario”) donde la violencia y las pequeñas dosis de psicopatía son tratadas como recursos terapéuticos para que las sociedades se sientan más vivas y se liberen de una prisión auto-impuesta. En estas novelas, psiquiatras, médicos o deportistas carismáticos son una especie de Mesías que llevan a los ancianos que están a punto de morir en lujosos balnearios, a los ejecutivos que se mantienen con gripa y depresión, o a los matrimonios estancados… hacia nuevas e inesperadas posibilidades. Y siempre hay un peligro acechando. Tal vez, como dice en Super-Cannes: “Los Adolf Hitler y Pol Pot del futuro ya no vendrán del desierto, sino de centros comerciales y complejos industriales corporativos”.
Y si hay alguien que sabe de guerra y violencia es J.G. Ballard. Este autor nació en Shanghai en 1930 y durante la segunda guerra mundial fue recluido con su familia en un campo de concentración japonés. Una experiencia dramática que cambió para siempre su visión del mundo y que retrató en la novela de 1984 “El Imperio del Sol” (su novela más conocida, adaptada al cine por Steven Spielberg). Las experiencias traumáticas de China lo acompañaron de por vida y lo dotaron con una habilidad excepcional para las metáforas y los símbolos. “Mi ficción es, de muchas formas, la disección de una patología profunda que observé en Shanghai y luego en el mundo de la posguerra”, escribió Ballard en sus memorias. “Recuerdo muchas de las brutalidades casuales y las golpizas que ocurrieron, pero al mismo tiempo éramos niños que nos divertíamos con cientos de juegos”. La nueva banda del líder de la agrupación australiana Sleepy Jackson se llama Empire of the Sun, en honor a la novela de Ballard.
Alguien se acerca al club nocturno. De fondo hay música de John Foxx (que admitió leer demasiado a Ballard) y de repente la música se desvanece y se reproduce la grabación de la voz de J.G. Ballard leyendo su credo: “Creo en el poder de la imaginación para reconstruir el mundo, liberar la verdad que hay en nosotros, alejar la noche, encantar las autopistas, congraciarnos con los pájaros, asegurarnos los secretos de los locos, trascender la muerte”. Quien se acerca es un nuevo lector de J.G. Ballard, seducido por la narración fría y clínica de sus textos, un lector que saldrá del club nocturno convertido en otra persona… alguien que podrá ver los secretos detrás de un cementerio de automóviles, que apreciará la poesía de los hoteles abandonados y las playas de vacaciones desiertas, alguien que verá el mundo como lo vio un profeta de nuestro tiempo que trascendió la muerte con la imaginación y que por medio de su obra y los artistas que influenció, será eternamente recordado.
[Texto: Hernán Ortiz]
[Foto: Paul Murphy]
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John Kessel, ganador del Premio Nebula 2008, dice…
John Kessel nos envió una foto y un mensaje para celebrar su premio Nebula con nuestros lectores:
John Kessel y Jim Kelly justo luego de la ceremonia de los Premios Nebula. John, por órdenes de Viviana Trujillo, se puso los Converse verdes. Vamos a comprarle un par a Jim para su próxima nominación, aunque hace dos años, sin el beneficio de la brujería colombiana, él ganó por su novella BURN. Creo que él necesita unos rojos.
Ganar fue un momento realmente emocionante para mí. Ahora, más que nunca, siento mi conexión con los escritores y la cultura de la ciencia ficción. Está en mi corazón.
Mis mejores deseos,
–John Kessel
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Ganadores de los Premios Nebula 2008
Minutos antes de la ceremonia de los Premios Nebula, tuvimos la oportunidad de hablar con John Kessel. Compartía la misma habitación del hotel con el también nominado James Patrick Kelly, quien bromeaba en medio de la conversación mientras se ponía su esmoquin. John nos prometió que iba a usar los Converse verdes que se puso en Fractal’09, y parece que le dieron buena suerte: su historia Pride and Prometheus, ganó como Mejor Novelette. ¡Felicitaciones de parte de Proyecto Líquido!
Otros ganadores de este año (y a quienes también felicitamos) fueron:
NOVELA: Powers por Ursula K. Le Guin
NOVELLA: The Spacetime Pool por Catherine Asaro (Analog, Mar08)
CUENTO: Trophy Wives por Nina Kiriki Hoffman (Fellowship Fantastic, ed. Greenberg and Hughes, DAW Books Jan08)
SCRIPT: Screenplay deWALL-E por Andrew Stanton, Jim Reardon, Historia original por Andrew Stanton, Pete Docter (Walt Disney June 2008)
El ganador del Premio Andre Norton, el reconocimiento al mejor logro en escritura de ciencia ficción y fantasía para jóvenes adultos es: How a Girl of Spirit Gambles All to Expand Her Vocabulary por Flora Dare, Confront a Bouncing Boy Terror, y Try to Save Califa from a Shaky Doom (Despite Being Confined to Her Room) por Ysabeau S. Wilce (Harcourt, Sep08)
Premios adicionales que se entregaron este fin de semana:
Damon Knight Memorial Grand Master Award: Harry Harrison
SFWA Author Emerita: MJ Engh
Bradbury Award: Joss Whedon
SFWA Service Award: Victoria Strauss
Solstice Award: Kate Wilhelm, Martin H Greenberg, AJ Budrys
[En la foto: James Patrick Kelly, Connie Willis y John Kessel]
[Fuente: SF Signal]
opiniones (0)0wnz0red
En la computación existe el concepto de los “anillos de protección”, un mecanismo diseñado para separar las diferentes tareas del computador según los privilegios que necesitan.
El Bloc de Notas de Windows puede correr en la prioridad más baja del sistema, abrir y guardar archivos son la tareas más complicadas que realiza. Un browser como Firefox tiene un poco más de complejidad asociada ya que necesita de una conexión a Internet para poder mostrar la mayoría del contenido. Finalmente, el sistema operativo en sí sería quien mayores privilegios necesita: tiene el control sobre todos los otros programas y se encarga de interactuar con el hardware.
Si trabajáramos con 3 anillos de protección veríamos entonces que el Bloc de Notas está en el anillo 2 (el más exterior), Firefox está en el anillo 1 y parte del sistema operativo se encuentra en el anillo 0 (al interior de los anillos concéntricos). A medida que el número del anillo va decreciendo, el número de privilegios necesarios para acceder a él va aumentando.
Podemos decir que nuestro cuerpo funciona de la misma manera. Al igual que en un computador, hay tareas que no requieren de muchos privilegios (mover un dedo, girar la cabeza) y hay otras a las que la mayoría de los seres humanos no tenemos acceso (modificar nuestras memorias a voluntad, controlar la emisión de endorfinas).
¿Qué pasaría si encontráramos la manera de manejar nuestro organismo de la misma manera que manejamos un computador, programando tareas, ejecutando acciones y eliminando los virus indeseados? ¿Y qué pasaría si el gobierno estuviera desarrollando un sistema así?
Estas ideas, acompañadas de Trusted Computing/Palladium, la vida del típico programador californiano y la transmisión de los virus en humanos son algunos de los temas que aborda Cory Doctorow en su cuento 0wnz0red, publicado en Salon en Agosto de 2002.
[Foto: aleksiaaltonen, Flickr]
opiniones (0)Proyecto Líquido en Línea Tierra
Hace poco nos entrevistaron en el programa Línea Tierra, donde hablamos sobre cyberpunk y tecnología y leímos un fragmento de Agua/Cero. Aquí está el video:
Nuevo miembro de H2blOg: Federico Builes
A los 14 años Federico Builes descubrió que escribiendo historias de elfos y dragones no podría escapar a la pesadilla de despertarse a las 6 A.M., afeitado y listo para ir a trabajar. Armado con un computador y un CD de Ácido Folklórico decidió dedicarse a estudiar programación, y hasta hoy, este hobby lo mantiene con suficiente dinero para calmar su adicción al tabaco (Marlboro Rojo como los vaqueros, gracias).
Contribuye a varios proyectos de software libre en Github, trabaja como programador y de vez en cuando se desahoga en Tumblr.
[Foto: Vanessa Reyes]
opiniones (0)Carta a Kurt Cobain – por Douglas Coupland
Querido Kurt,
Yo estaba en Seattle, Marzo 4, 1994, cuando escuché las noticias – que estabas en Roma – que bebiste demasiada champaña, tomaste demasiados sedantes, Rohypnol, tenías gripa.
Lo que sea. Estabas en coma. Yo una vez viví en Italia en 1984, y recuerdo que los farmaceutas de ahí daban tranquilizantes como si fueran dulces. Así que la noticia sonó creíble.
Representantes de la disquera de David Geffen siguieron transmitiendo la misma historia por las redes de noticias: Kurt Cobain abrió los ojos – Kurt movió la mano en respuesta a su nombre. Pero nadie en Seattle sintió que las noticias eran reales. O uno está en coma o no lo está.
Apócrifos y verdades a medias se rumoreaban por la ciudad. Al final era siempre lo mismo: No, Kurt sigue en coma… creemos. Reuter admitió que los reportes previos sobre tu salida del coma eran incorrectos.
La respuesta reflexiva de todo el mundo era hacer un chiste al respecto, pero al final nosotros no pudimos. De alguna manera creo que hay un disco 33 1/3 dentro de nosotros, y se hubiera sentido como si estuviéramos haciendo scratching con la aguja a su alrededor; desechábamos ironía. En vez de eso hacíamos chistes sobre compañías disqueras y ambulancias italianas y comida de hospital, pero nunca sobre ti. La estación de radio ponía tus canciones una y otra vez, siempre con la misma noticia: no hay noticia.
Alrededor de las 3.00 tuve que conducir desde el centro a lo largo de la interestatal 5 hacia Kent, pasar el Kingdome, donde una vez fui a ver a Paul McCartney y Wings en los años 70. Y sólo cuando la radio puso tu canción “Dumb”, y vi un grupo de árboles de cereza que había sido engañado por una primavera anticipada para florecer, yo empecé a llorar.
Había estado lloviendo en Seattle por semanas.
El día en el que entraste en coma fue el primer día en el que el cielo consideró despejarse. Era uno de esos días que no pueden decidirse. Las nubes de la tormenta empollaron sobre Elliot Bay y Lake Washington, aunque también estaba soleado – o parecía, sobre los campos Boeing y al sur hacia Tacoma. Ese día, el cielo sobre Seattle se convirtió en el corazón de la ciudad – Se sentía como si el cielo intentara decidir si brillar u olvidar.
En Kent, pasé conduciendo un proyecto de hotel fallido, y sus paredes de papel alquitranado se habían desenredado como el vestido de una momia y estaban aleteando en el viento – como un hotel cubierto en vendas; no tenía ventanas. En la mitad de un campo arado vi un rododendro floreciendo. Rosado.
La radio seguía sin noticias. A lo largo de la interestatal 5 los árboles de madroño crujían por el viento, y el lado interior de sus hojas –el lado que toma el oxígeno– destellaba el color de la savia contra el terraplén de la autopista. Y recuerdo cuando era más joven y visitaba Seattle desde Vancouver – mi recuerdo obligado de esa ciudad era el de una autopista a medias que conducía hacia ninguna parte.
Y seguí pensando en algunos de esos campos que había acabado de ver, volviéndose ahora levemente verdes, y cómo esos campos me recuerdan los miedos que tenía cuando estaba más joven – miedos de que algún día la naturaleza decidiera simplemente no despertar. La naturaleza abriría sus ojos, se iría a dormir y nunca regresaría.
Conduje al distrito universitario, donde los estudiantes estaban en una especie de niebla. El tipo de la caja registradora de la tienda de discos no sabía nada. Empecé a ver sólo símbolos que correspondían a la situación: Vi a una mujer joven parada en la esquina con un vestido de flores y botas militares tomando Polaroids a nada; en Denny Way vi a un mensajero en bicicleta, llevando a su lado una bicicleta vacía; de regreso al hotel perdí un par de gafas para el sol de 9 dólares por un hueco en el estuche, y siempre me habían gustado porque hacían que el cielo se viera más azul de lo que en realidad es.
En KIRO-TV, en la emisión de noticias de las 6.30, mostraron la ambulancia llevándote al American Hospital.
Italia.
Tu, este niño de aquí, de la novedad, perdido en la más vieja de las ciudades. Parecía cruel.
Más tarde en esa noche aún no había noticias reales. Pero al menos parecía que hubieras salido de tu coma. Pero luego, emergió un nuevo temor, uno tan malo que no podíamos hablar de él directamente, como si las palabras por si solas le fueran a dar vida a ese temor – el temor de que pudieras salir de tu coma… cerebralmente muerto. Así que en vez de eso, mis amigos y yo hablamos sobre el clima. Tratamos de establecer si el cielo ese día había estado soleado o lluvioso. Por un pelo, nadie podía estar seguro. La noche había caído antes de poder sacar conclusiones, antes de poder estar totalmente seguros de que el sol había ganado.
Tú estabas aparentemente bien al otro día. En el hospital, preguntaste por una malteada de fresa cuando te levantaste. No estabas cerebralmente muerto. O eso parecía. Y el mundo siguió.
Pero también recuerdo haber notado que nunca vi una foto tuya después de ese día, ni siquiera de cuando estabas dejando Europa, dejando el pasado – o una tuya destellando el signo de la paz para la prensa. Entonces ayer escuché que Nirvana había cancelado el Tour de Lollapalooza.
Y me di cuenta que algo pasaba.
Y ahora estás muerto.
Estaba en San Francisco, conduciendo por la 101 al pasar Candlestick Park cuando la noticia llegó por radio, LIVE-105 – la noticia de que te habías disparado a ti mismo.
Unos minutos más tarde estaba en la ciudad, parqueé el carro y traté de averiguar lo que sentía.
Y esto es lo que sentí: Sentí que nunca te pedí que me hicieras preocupar por ti, pero pasó –contra la adulación, contra la desigualdad– y ahora estás en mi imaginación para siempre.
Y supongo que tú también estás en el cielo. ¿Pero cómo, exactamente, te ayuda el saber que tú, también, como se dice, fuiste adorado?
[Autor: Douglas Coupland]
[Fecha: 9 de Abril de 1994]
[Publicado originalmente en el Washington Post – Posteriormente en el libro Polaroids from the Dead]
[Traducción: Hernán Ortiz]
[Foto: samirdiwan, Flickr]
El futuro del libro en 6 proyectos
En el siguiente video, Michael Tamblyn, CEO de BookNet Canada, describe 6 proyectos/cambios/iniciativas que podrían mejorar las cosas para las editoriales, los lectores y otros interesados en el futuro del libro.
Kurt Cobain, el escritor
Hace 15 años murió Kurt Cobain, y en su memoria, publico un texto que escribí para El Colombiano en 2004.
Las Influencias
–Ese chico tiene algún problema –le dijo William S. Burroughs a su secretaria, luego de recibir la visita de Kurt Cobain en 1993–. Frunce el ceño sin ningún motivo.
Antes de eso, en Noviembre de 1992 en los Laundry Room Studios de Seattle, Kurt Cobain colaboró con William S. Burroughs (uno de sus únicos ídolos, poeta y escritor de la generación Beat) tocando la noise guitar para un cuento escrito y narrado por Burroughs titulado The Priest They Called Him, que cuenta la historia de un adicto veterano que busca drogas ilegalmente en víspera de navidad. El cuento inicia con una versión distorsionada de la canción navideña Noche de Paz, y luego el sonido pasa a ser un background de la voz de Burroughs, añadiéndose al ambiente controlado de la historia.
La afición de Cobain por Burroughs se inició desde mucho antes, cuando pasaba horas enteras en la biblioteca local de Aberdeen, Washington. Allí leyó las novelas de Burroughs y quedó enamorado de sus escritos. Cuando Katherine Turman, periodista de la revista RIP, le preguntó sobre sus gustos literarios en una entrevista realizada en 1992, Kurt Cobain dijo: “me gusta cualquier cosa que comience por B. El que más me gusta es Burroughs. También Bukowski y Beckett.”
En sus diarios, en un ensayo titulado El crítico se hace Dios, Kurt Cobain menciona al escritor Charles Bukowski:
“Lo primero que hice fue quemar todos mis libros de Charles Bukowski. Saqué el papel de aluminio y lo extendí en el suelo. Rompí en mil pedazos las entrañas inmundas de la literatura–plancton y encendí una cerilla. Apagué las luces y observé las llamas…”
El ensayo continúa con burlas a las bandas de los 80 y en conjunto, es una crítica a los críticos de rock. Cobain narra la quema de los libros de Bukowski como una forma de liberación, como si para poder pensar libremente necesitara quemarlos y así evitar la tentación de abrirlos.
Pero William Burroughs fue el escritor que más influenció a Kurt Cobain. Desde 1992, Cobain quería incluirlo en sus proyectos. Le propuso participación en el video de la canción Heart Shaped Box del álbum In Utero.
En sus diarios, esbozando la idea para el video, escribió:
“William y yo estamos sentados uno frente al otro en una mesa (blanca y negra). La luz cegadora entra a raudales a través de las ventanas situadas a nuestra espalda. Estamos cogidos de la mano y nos miramos a los ojos. Me manosea por detrás y cae muerto sobre mí.”
Pero finalmente Burroughs rechazó la oferta.
Kurt Cobain tenía un método que le enseñó Burroughs para componer sus canciones. La técnica se llamaba cut–up, y Burroughs la aprendió de Brion Gysin (pintor y escritor) en el hotel Beat de París, donde a finales de 1950 y principios de 1960 se hospedaban artistas y escritores Beat como Allen Ginsberg, Peter Orlovsky, Ian Sommerville y Gregory Corso. En este mismo hotel, Burroughs finalizó su más aclamada novela Naked Lunch y experimentó la Dream Machine con Gysin, unas grabaciones de audio y juegos de luces para inducir estados alterados de conciencia.
Pronto esta técnica de escritura –que consiste en cortar un texto en varias partes, reensamblarlas aleatoriamente y notar cambios de significado, líneas de tiempo y narrativas– se convirtió en la fuente de inspiración de músicos como David Bowie, Gary Newman y Bono de U2.
Sobre la composición de sus letras, Kurt Cobain escribió en sus diarios:
“Mis letras son un gran montón de contradicciones. Se dividen a partes iguales entre opiniones y sentimientos sumamente sinceros y refutaciones sarcásticas y humorísticas, espero, hacia los estereotipados ideales bohemios desfasados desde hace años… En fin, a mi me gusta ser apasionado y sincero, pero también me gusta divertirme y hacerme el tonto”.
Los escritos
Entre 1988 y 1994, Kurt Cobain escribió una serie de pensamientos, cartas, poemas y ensayos, donde expuso sus ideologías antimaterialistas y anticonsumistas, la incapacidad para lidiar con la fama, y los problemas de adicción a las drogas. La imagen de Kurt Cobain como vocalista y guitarrista de Nirvana, como rockero influyente en los 90s, o simplemente el músico famoso que se suicidó, trasciende con la publicación de sus diarios. Antes de que la editorial Penguin Putnam los publicara en el 2002 (y Random House Mondadori en el 2003 para la edición en castellano), no se conocían sus dotes de escritor, su capacidad descriptiva con tonos nihilistas, su idolatría por William Burroughs y la composición de una extraña opera punk rock que no evolucionó de su borrador.
No hay días ni horas. En los diarios de Kurt Cobain no hay fechas. Sólo un rango de años que transcurre entre 1988 y 1994. Al abrir el diario, desde la primera línea, Kurt advierte que no los lean en su ausencia. Ingeniosos los editores. Saben cómo atrapar a un lector. Incluso si no eres fan, la sensación vouyerista te atrapa. Respetar a Kurt y su privacidad es lo adecuado, pero si no quería que leyeran sus escritos, debió haberlos quemado antes de matarse. Su primer poema comienza con la palabra INCERTIDUMBRE. Su caligrafía es definida e inclinada hacia la derecha. Según la grafología, eso significa entusiasmo. El escrito tiene muy pocos tachones. Un lenguaje fluido que describe el acto de abrir los ojos con dificultad. En otro escrito, Kurt hace un testimonio directo al estilo Hunter Thompson sobre una estudiante en el instituto Lakeside de Aberdeen que, según los demás, era retrasada porque nunca hablaba. Kurt no pudo volver a clase durante una semana por una fallida experiencia sexual que tuvo con esta “retrasada”:
“Dio la casualidad que aquel mes supuso el epítome del maltrato psicológico que sufría por parte de mi madre… Lo cierto es que disfrutaba haciendo actos de rebeldía como robar priva, romper escaparates, enzarzarme en peleas por primera vez, etc. Y todo daba igual. En cuestión de un mes decidí que ya no me sentaría en el tejado a pensar en saltar, sino que directamente me suicidaría. Y no iba a irme de este mundo sin saber lo que era acostarse con alguien…”
En el borrador para una opera punk rock, fruto de una sesión cut-up, Kurt describe a Puto Toro, un personaje que se imagina a unos drogadictos destruyendo una iglesia sin techo atiborrada de velas, y la Virgen María enganchada por la espalda con un gancho de carnicería, envuelta en tela metálica, con una “A” incompleta del símbolo de anarquía pintada con espray en su túnica. Esa escena de nihilismo punk se repite obsesivamente en sus escritos: la destrucción como una manera de catarsis y rebelión. En las ideas para el video de Smells Like Teen Spirit, Kurt escribe: “…saldremos caminando por un centro comercial, lanzando miles de dólares al aire mientras los asiduos de los centros comerciales se pelean como buitres para recoger todos los que les caben en las manos. Luego entramos en una joyería y la destrozamos con una violencia punk rock fruto de un sentimiento antimaterialista. Después acudimos a una asamblea de instituto y las animadoras llevan la “A” de anarquía en las camisetas…”
Otra de las obsesiones de Kurt Cobain, aparte de fetos, espermatozoides, abortos y pistolas, es la imagen de un Jesús misterioso, anciano y crucificado, con cuervos picoteándole el rostro, como se puede ver en el video de la canción Heart Shaped Box del álbum In Utero y en dibujos y escritos de sus diarios: “un anciano ajado, de aspecto interesante, en una cruz con cuervos negros posados en los brazos, picoteándole el rostro: espantapájaros / Jesús”.
Y tal vez, la obsesión más notable en sus escritos sean las drogas. Igual que su ídolo Burroughs, Kurt quería explorar distintas sustancias psicoactivas, sobretodo la heroína, para aliviar un fuerte dolor estomacal del que los médicos no tenían conocimiento; un dolor que lo había hecho pensar constantemente en el suicidio: “Me he sometido a 10 intervenciones distintas en las zonas gastrointestinales superiores e inferiores que han revelado una inflamación brutal en el mismo punto. He consultado 15 médicos distintos y he probado una cincuentena de medicamentos para la úlcera. Había muchas veces que me veía literalmente en la cama, incapacitado y muriéndome de hambre, Y llegué a la conclusión de que bien podría ser un yonqui si ya me sentía como tal”.
A medida que avanzan las páginas de sus diarios, se nota una escritura más seria y centrada, más orientada al ensayo. En los escritos durante la gira Europea de Nirvana, de febrero a marzo de 1994 (realizados en el Hotel Villa Magna de Madrid), Cobain analiza su problema con las drogas como una enfermedad adictiva de la que le es muy difícil salir, relacionando la adicción con el tiempo, y llegando a la conclusión de que una sola inyección de heroína, te puede dejar enganchado de por vida: “Todos los drogadictos que he conocido llevaban por lo menos 5 años luchando contra la droga, una lucha que en la mayoría de los casos se prolonga de 15 a 20 años, hasta que al final no les queda más remedio que convertirse en un esclavo de otra droga que es casi como una religión, los llamados programas de desintoxicación de 12 pasos. Si a ti te funciona, hazlo. Si tienes un ego demasiado grande, empieza por el principio y busca ayuda psicológica de verdad. En ambos casos, te quedan por delante un mínimo de 5 a 10 años de ardua lucha”.
En uno de sus últimos escritos, registrado en el hotel Excelsior de Roma el 3 de marzo (un día antes de intentar suicidarse), la caligrafía de Kurt es desaliñada, las curvas bruscas, y los cambios de tamaño en las letras delatan un estado interno conflictivo. Kurt ha pasado más tiempo en hoteles, viendo restos televisivos, que socializando. Escribe una crítica irónica contra la televisión, los actores, el show de Larry King. Y al día siguiente, entra en estado de coma por una sobredosis. Al recuperarse, no hubo escritos después de su salida del hospital de Roma. La frase: “Me odio y me quiero morir”, que reiteraba como un mantra en sus últimos escritos, siguió en su cabeza hasta el 8 de abril de 1994, el día en el que se anunció que Kurt Cobain, el músico más influyente de su generación, se había pegado un tiro en la cabeza.
opiniones (13)Por escrito
En Generación de El Colombiano salió un artículo de Natalia Botero sobre Jim Kelly y John Kessel y el cyberpunk, que lo pueden ver acá en la página 10.
Nuestro colaborador Juan Diego Gómez también publicó un artículo en su blog Ciencia Ficción sobre el paso del Cyberpunk al post-cyberpunk, para que le den un vistazo. Hace un sobrevuelo de las charlas que se dieron durante todo el día respecto a este tema. Desde la perspectiva elniuton hasta Jim Kelly y John Kessel. De ElNiuton nos cuenta:
opiniones (0)Finalmente nos aterrizaron sin previo aviso en pleno corazón del cyberpunk, con la obra del artista Stelarc, un verdadero “homocyborg” cuyo arte es modificar su propio cuerpo a través de la implantación invasiva de tecnología cibernética o biológica, como una tercera mano robótica o una copia de la oreja ubicada en su antebrazo. Por algo tuvieron a su cargo la antesala de la conferencia central del encuentro: un mano a mano entre James Patrick Kelly y John Kessel hablando sobre el cyberpunk y el postcyberpunk.
Recogiendo impresiones
Han pasado algunos días desde el Encuentro Fractal y seguimos recopilando información, visuales, fotos e imágenes varias del evento. Acá les dejamos algunas excelentes imágenes de los eventos, si le hacen click a las fotos, podrán ver otras por el mismo fotógrafo.
opiniones (1)