[Fractal’10] Fotos

Fotos de Fractal’10, en Flickr. Muchas gracias a Pixelgoomba y a Julián Castrillón. Otras fotos, tomadas por Juan Diego Gómez, pueden verse aquí.

Shining Buddah

A partir de las imágenes de Visiones Futuristas del Futuro de Impactlab, hicimos un concurso en Twitter (@hernanpl). Los primeros que me dijeron sus imágenes favoritas ganaron su nombre en unas pequeñas historias inspiradas en esas imágenes. Los ganadores fueron Manuel (@manuelj), Laura Elena (@elenhie) y Sebastián (@Sepecat). Esta es la tercera historia, basada en la imagen “Dream inducers designed to enhance those middle of the night experiences”, con un Sebastián ficticio como protagonista.

"Dream inducers designed to enhance those middle of the night experiences", ImpactlabEl tipo de rasgos orientales que ven en la imagen conectado a la Dream Machine es Sebastián, un colombiano-japonés que solía elegir a sus novias por catálogo. Eso era en la época en la que tenías que hacer fila para entrar a su restaurante de comida oriental Shining Buddah. Ahora, meses después de que salubridad reportó que gran parte de las proteínas del restaurante las proporcionaban las ratas del sector, Sebastián está en dos lugares a la vez: en su cama, al lado de su esposa Karen, con quien está cumpliendo cinco años de matrimonio, y en Dubai, teniendo un romance onírico con Hariri, su amante y futura asesina.

Cuando Karen llegó del trabajo y vio a Sebastián dormido con los parches en la frente, supo que no habría celebración del aniversario. Lloró un rato, tomó un poco de Vodka y luego decidió que era el momento perfecto para alterarle el sueño (el técnico de ensamblaje en la aerolínea donde trabajaba como azafata le había indicado cómo). En su cama, se conectó desde una terminal de su portátil a un puerto libre de la Dream Machine, aumentó en diez el parámetro del nivel emocional de la película e insertó el código de un cuchillo debajo del código de la almohada de la habitación del hotel Burj Al Arab, donde Sebastián acaba de entrar con Hariri. Sebastián cree que está viviendo la aventura amorosa de su vida y que mañana va a despertar con su esposa-de-cinco-años al lado. Cree que su esposa-de-cinco-años estará brava por no celebrar su aniversario, pero él tiene una rutina preparada: le hará el desayuno, le llorará, le dirá que es un adicto, destruirá un par de discos inductores de sueño, le pedirá el favor de que lo ayude… y el mundo seguirá siendo igual. Eso es lo que cree Sebastián.

Cuando se hizo público lo de Shining Buddah, Sebastián perdió dinero, perdió clientes, perdió autoestima. Shining Buddah representaba todo lo que él había luchado por conseguir: sanarse de su adicción a los casinos, reconciliarse con su papá antes de que muriera de cáncer, sacar de las calles y las drogas a su mejor amigo, conocer a Karen. Shining Buddah era su hijo único, su símbolo mágico, su animal de poder, su identidad.

Así que han sido meses fatales para ambos. Meses donde una nube de drama los perseguía y les llovía encima cada que intentaban arreglar las cosas. Meses donde Sebastián regresaba a los casinos y ganaba suficiente dinero para poder comprar lo que su mejor amigo –que había vuelto a las calles y a las drogas– le vendió como la Dream Machine, su nueva adicción, su vía de escape, su nuevo símbolo mágico.

Ahora Sebastián podía ser dueño de un exitoso restaurante vegetariano en Dubai. Podía elegir a sus novias por catálogo y tener amigos a los que sí podía ayudar. Podía incluso almorzar con su papá muerto y tener un romance con la única mujer con la que realmente quería estar en su vida: Hariri, el nombre que Sebastián le puso a Karen en el mundo onírico.

Pero Karen no sabe. Karen sólo ve líneas de código y cree que Sebastián tiene una aventura con alguien más. Karen quiere terminar con todo esto y le asigna a Hariri la función de asesinato.

Hariri entra con Sebastián a la habitación de mármol, terciopelo y oro del hotel Burj Al Arab. Hariri le hace un baile árabe, mientras él se acuesta en la cama. Hariri se quita la ropa despacio y se acerca a Sebastián con movimientos musicales. Hariri se monta sobre Sebastián, le da un beso en la frente y desliza su mano sobre la almohada. Sebastián sonríe en los dos lugares. En su cama, mientras su esposa lo observa, y en Dubai, mientras Hariri le entierra el cuchillo en el corazón. Karen nota algo raro en la sonrisa de Sebastián. Le recuerda a cuando él estaba enamorado de ella. Esa sonrisa…. ella se había enamorado de esa sonrisa. Algo no cuadra. Karen le quita los parches a Sebastián y se los pone en su frente.

En la cama, Sebastián se despierta gritando.

En Dubai, Karen se convierte en Hariri.

En Dubai, Hariri está en una habitación con Sebastián, desnuda, con un cuchillo en la mano. Sebastián está muerto. Hay mucha sangre en la cama. Hariri está inmóvil y no puede dejar de llorar mientras trata de entender lo que pasó. Hariri ya no puede hacer nada por ayudar a Sebastián, es su asesina, y lo único que puede hacer ahora es deshacerse del cuerpo lo más pronto posible. Deja caer el cuchillo y logra vestirse como puede. Cuando vuelve a mirar a Sebastián, nota que él está en otra posición. La sangre de las sábanas ha desaparecido. El cuchillo está en la mano de él. La nube de drama llueve encima de ella… y mientras Sebastián se acerca con una sonrisa diferente en los dos lugares, Hariri sabe que esta será la peor noche de su vida…

[Imagen: Impactlab]
[Texto: Hernán Ortiz]
[Las otras historias: Raid D1sruptor y Faltan 13 libros para el 2009]

El buzón

Feliz 2010, por Viviana Trujillo y Hernán Ortiz - Hecho con el Lite-WriteTienes un buzón en el cerebro. Específicamente, en la parte baja del hemisferio izquierdo. Todos tenemos un buzón en el cerebro y está en el mismo sitio. Ahora, mientras lees esta, y esta, y esta palabra (también esta) tus neuronas responden a un alfabeto de formas “recicladas” que conviertes en un código natural para el lenguaje. Buzón (o letterbox) es el nombre con el que el neurocientífico francés Stanislas Dehaene –autor del libro The Number Sense, y recientemente, Reading in the Brain– bautizó a la región del cerebro que reconoce las palabras visuales y les da sentido. Este matemático-convertido-en-neurocientífico y profesor en el Collège de France, dijo en una entrevista a Scientific American que aunque sus investigaciones sobre la lectura no han modificado para nada su forma de leer, lo han hecho más consciente de los milagros del cerebro. “Siempre me asombra cuando veo a los niños descifrar sus primeras palabras: el orgullo en su cara es un testimonio de las maravillas de la lectura”.

Cuando visitamos a Francisco Lopera, director del Grupo de Neurociencias de Antioquia, también fuimos conscientes de los milagros del cerebro. Vivi y yo lo esperábamos sentados en su oficina, rodeados de libros sobre lenguaje, Alzheimer y percepción. Una bata blanca con su nombre cubría el espaldar de la silla donde, cinco minutos después, se sentaría a conversar con nosotros sobre lenguaje y percepción. Sabíamos intuitivamente que la neurociencia era importante para Fractal’10, pero necesitábamos hablar con alguien que pudiera darnos respuestas. Los desarrollos en ficción, arte, ciencia y tecnología de una forma u otra nos invitan a reinventar el mundo, pero, ¿cómo percibimos y entendemos ese mundo?

La oficina de Francisco Lopera distorsiona el tiempo. Mientras nos hablaba de desórdenes neurológicos como la akinetopsia (incapacidad para percibir el movimiento), la prosopagnosia (interrupción selectiva de la percepción de rostros) o la palinopsia (alucinaciones visuales recurrentes), había pasado una hora en quince minutos. “Nadie puede alucinar ni soñar sin cerebro”, dijo, refiriéndose a la importancia del cerebro en la percepción. Nos contó la historia de un paciente con palinopsia que leyó el menú de un restaurante y lo siguió viendo aún después de ordenar, y de un paciente con prosopagnosia que no podía reconocer a su esposa por la cara, sino por la voz. “Tal vez podría dar una charla sobre cómo hace el cerebro para percibir el mundo”, dijo. Luego hablamos sobre lenguaje, sobre cómo surgió el lenguaje en la evolución, sobre si el lenguaje es un regalo de la cultura (Piaget) o de la naturaleza (Chomsky) y sobre los monos a los que les enseñaron a hablar con lenguaje de señas. “Lo único que nos diferencia de los demás animales es el lenguaje”, dijo, encontrando el título de su segunda charla.

Las charlas se presentarán el 24 de Abril en Fractal’10, un evento donde también se tratarán temas como creatividad, realidad aumentada, realidad mixta, neuroingeniería, bioingeniería, música, ciencia ficción, arte interactivo, cyborg antropología, cultura protésica, realidad consensual e hiperficciones, todas orientadas a la frase “reinventando el mundo”. Por cierto, si estás pensando en Abril de 2010, agradécele al buzón – él es el que permite darle sentido a este texto para que puedas visualizar el futuro. O pensar en el pasado…

… en el pasado, antes de que existiera la lectura, también existía el buzón (las evidencias sugieren que aunque el cerebro en su forma moderna tiene 200.000 años de antigüedad, la lectura sólo tiene 5.000 años). ¿Pero entonces cuál era su papel? En experimentos con analfabetos el Dr. Dehaene notó que antes de que el buzón respondiera a palabras, tenía una preferencia por imágenes de objetos y caras, así como pequeñas características presentes en los contornos de formas naturales (como la “Y” en las ramas de los árboles). La hipótesis del Dr. Dehaene es que nuestras letras emergieron de reciclar esas formas en un nivel cultural. El cerebro no tuvo suficiente tiempo de evolución “para” la lectura – entonces los sistemas de escritura evolucionaron “para” el cerebro; lo que hace que la lectura sea una especie de hack al cerebro: el buzón evolucionó a hacer una cosa (la agudeza visual necesaria para, por ejemplo, rastrear animales) y fue llevado a hacer otra (leer).

Sea ese el caso o no, el hecho es que en este preciso momento estás leyendo algo que fue escrito palabra por palabra. Es lo que podemos hacer hoy: leer y escribir textos. Pero mañana… tal vez otro hack al cerebro reemplace este tipo de lectura por tecnologías auditivas o pictóricas, interfaces cerebro-computador o interfaces cerebro-cerebro que compartan torrentes de información en cuestión de segundos.

Por ahora leemos y escribimos, y esto ya es más que suficiente para agradecerle al buzón. De hecho, leer y escribir fue lo que hicimos este año en Escritura Líquida.

Escritura Líquida es un taller de escritura sin figuras de autoridad donde buscamos encontrar una voz narrativa por medio de ejercicios colectivos y actividades personales. La idea había estado persiguiéndonos, pero huíamos de ella, sin la suficiente confianza para empezar.

En La dinámica de Proyecto Líquido, siempre han aparecido personas que nos han hecho creer en nosotros. Al principio fue Jeremy Robert Johnson, quien dijo estar definitivamente interesado y agradecido de que lo quisiéramos involucrar en nuestro primer proyecto Agua/Cero (cuando aún no se llamaba así). Luego fue James Patrick Kelly y John Kessel, quienes nos dijeron en Fractal’09 que deberíamos empezar nuestro propio Clarion (reconocido taller norteamericano, enfocado en los fundamentos de la escritura de cuentos de ciencia ficción y literatura fantástica, del que han salido escritores como Kim Stanley Robinson, Bruce Sterling, Kelly Link y Cory Doctorow). Cinco meses después, bajo la asesoría y compañía de John Kessel y Kij Johnson, empezamos nuestro propio taller (enfocado en escritura en general), que ha sido una de las mejores experiencias que hemos tenido en Proyecto Líquido.

Holo, el taller de creatividad para niños, también fue una de esas experiencias: así como el Dr. Dehaene se asombró al ver a los niños descifrar sus primeras palabras, nosotros nos asombramos al ver a los niños escribir sus primeras historias. Y más importante aún, al verlos asombrarse de ellos mismos con sus historias. Es algo que, aunque no seamos neurocientíficos, nos hizo más conscientes de los milagros del cerebro.

Otras personas muy importantes nos han ayudado a creer en nosotros: ustedes. Los buzones que le dan sentido a estas letras. Muchas gracias por estar ahí.

¡Feliz Navidad y 2010!

[Imagen: Viviana Trujillo, creada con The Lite-Write de Tangible Interaction]

Homenaje de Proyecto Líquido a J.G. Ballard

"Impossible Man" por Francisco Cárdenas, Proyecto LíquidoEste viernes 11 de Septiembre de 1.30 PM a 7.00 PM, en el Pabellón de la Alcaldía de la Fiesta del Libro y la Cultura que se realizará en el Jardín Botánico de Medellín, presentaremos un homenaje al escritor y visionario inglés J.G. Ballard, quien falleció el pasado 19 de Abril.

El homenaje consistirá en tres charlas donde se hablará de la relación entre J.G. Ballard y la música (la influencia en artistas que se inspiraron en sus novelas como Thom Yorke, Ian Curtis, Trent Reznor y Marilyn Manson), el cine (David Cronenberg y Steven Spielberg adaptaron “Crash” y “El Imperio del Sol”) y las artes plásticas (su afición por los surrealistas: Ernst, Delvaux, Dalí, Magritte); la proyección del texto “En lo que creo” de J.G. Ballard y la premiere del video “Impossible Man” con microhistorias protagonizadas por el maniquí-aviador Conrad, grabadas en paisajes “ballardianos” de Medellín.

El homenaje finaliza con la proyección de la película “Crash” (1996), dirigida por David Cronenberg.

J.G. Ballard nació en Shangai en 1930, estuvo preso en un campo de concentración japonés de 1943 o 1945 y llegó a Inglaterra en 1947. Por el conjunto de su obra, es considerado por muchos escritores y críticos, entre ellos Martin Amis y Christopher Priest, como una de las figuras más importantes de la literatura del siglo XX.

[Foto: Francisco Cárdenas]

¿Qué es lo que más te duele?

Artículo sobre el taller de Escritura Peligrosa que me encargaron en Julio de 2007 para la Revista Arcadia

Tom Spanbauer - foto bajo licencia Creative Commons: MarqNYC (Flickr)Estás sentado con otras nueve personas en la cocina del escritor norteamericano Tom Spanbauer en Portland, Oregon, y no tienes idea de cómo iniciar un relato. No sabes cómo poner en práctica el método de la autoindagación. El taller se llama Escritura Peligrosa, y después de la explicación de unos conceptos y un par de lecturas, el maestro Spanbauer te asigna la tarea de escribir la primera frase de un cuento. Para decirte si, en su opinión, vale la pena. Y tú, a pesar de haber estudiado historias como “The Harvest” de Amy Hempel, “Strays” de Mark Richard, y “Emergency” de Denis Johnson, estás en blanco. Esos relatos, con su afilado estilo minimalista, en vez de inspirarte, te asustaron. Te hicieron sentir miedo al fracaso, a no tener creatividad, a nunca poder escribir así de bien. Y ese miedo es precisamente lo que trata de evocar Tom Spanbauer en su taller de escritura.

“¿Qué es lo que más te duele?”, te pregunta, recordándote el método de la autoindagación. “¿Qué es lo que más te avergüenza? ¿Qué le escribirías a una audiencia que está a punto de morir?”.

El maestro Spanbauer explica que para él la enseñanza se basa en una sensación. Que él también es un alumno, porque cuando se estudia la escritura, se estudia la vida. Así que su tarea es crear un “ambiente seguro” en el que no sea tan aterrador sacar del closet la vida interior y leérsela en voz alta a un grupo. Respeta al alumno en relación con su corazón roto, su rabia, su vergüenza, y el miedo que está escondido dentro de las palabras, y de acuerdo a eso, actúa. “Al principio debo permitir que lo hagan mal. Si una nota incorrecta se toca lo suficiente, la disonancia puede convertirse en el lenguaje de los ángeles.” Y luego, cuando se ha adquirido esa confianza, Spanbauer adopta los roles de abogado del diablo, policía corrupto, tonto irreverente y provocador, con el fin de enseñar autoconfianza y autodisciplina. Es lo que le inculcó su maestro, el editor Gordon Lish, gran impulsor del movimiento minimalista norteamericano de los 80s y reconocido por formar escritores como Raymond Carver, Barry Hannah, Joy Williams, entre otros, impulsándolos a encontrar su estilo propio –una voz narrativa suficientemente fuerte– y provocándolos con frases como: “te vuelves un dios en tu trabajo diciéndole ‘no’ a la cultura”, “si puedes ver el mundo como nadie más lo ha visto, entonces tienes material”, “cuando la voz no es tu propia voz, es la voz de la muerte”.

Para Spanbauer la voz propia no se encuentra hasta dejar el miedo a lo que uno es. Según él, desprenderse del yo es el único camino para que cada uno hable su verdad honestamente. Por eso llama Peligrosa a su escritura, porque implica investigar a fondo el lugar que más te duele. Y esto, cuando se hace desde el corazón, se notará en tus frases y “casi como si fuera magia, el lector experimentará contigo el viaje, porque te has movido de un lugar de no saber, a un lugar de saber”.

Sin embargo, cualquiera que haya leído las novelas de Tom Spanbauer sabe que él enseña a escribir, pero que escribir como él es imposible.

En su novela más conocida, El hombre que se enamoró de la luna, el narrador nos hace partícipes de un viaje mítico en el que estamos completamente involucrados a nivel emocional. Diez años después, Spanbauer publica La Ciudad de los cazadores tímidos y dice que escribir ese libro casi lo mata… pero que además le salvó la vida. Es una novela donde el narrador encuentra su propia divinidad mientras busca sin éxito el amor en la Nueva York de los 80s. Lugares remotos fue su primera novela, narrada por un adolescente de 13 años que presencia un asesinato y a quien su padre lo obliga a permanecer en silencio. Esta relación entre padre e hijo se experimenta también en su cuarta y más reciente novela Ahora es el momento, en la que el narrador tiene que abandonar a su familia porque ya se les ha acabado la magia “de la misma manera en que a un auto se le acaba la gasolina”.

Las ideas de Spanbauer sobre escritura peligrosa se pueden apreciar en sus cuatro novelas publicadas, todas escritas en primera persona, con una intimidad que no te invita a leer sino a experimentar. Actualmente, Spanbauer prepara un libro sobre cómo escribir junto a su alumno más famoso, Chuck Palahniuk (escritor de la novela en la que se basó la película El Club de la Pelea). De hecho, Palahniuk fue el primero en dar a conocer algunos de los conceptos del taller de Escritura Peligrosa en su ensayo “No perseguir a Amy”, publicado originalmente en The L.A. Weekly, sobre la también-alumna-de-Gordon-Lish Amy Hempel, cuyo cuento “The Harvest” se desglosa en el taller de Spanbauer, y que para él, es el ejemplo perfecto de escritura minimalista.

El ensayo menciona cuatro conceptos claves. El primero es el de Los Caballos. La metáfora que utiliza es que si realizas un viaje en carroza de una ciudad a otra, todo el camino se usarán los mismos caballos. Con caballos se refiere a “ideas repetidas”, el minimalismo presenta personajes, imágenes y detalles que aunque no lo parezca a simple vista, siempre muestran un aspecto del tema central de la historia. Como una sinfonía, que aunque crece y crece, nunca pierde su línea melódica original. El segundo concepto es la Lengua Quemada, que es una forma de decir algo de manera incorrecta, retorciéndolo para que el lector vaya más despacio, para que preste más atención, evitando imágenes abstractas, adverbios y clichés. Un ejemplo es la primera frase de La ciudad de los cazadores tímidos: “Las cosas empiezan donde no sabes y terminan donde sabes.” El tercero es el Registro de Ángel, que significa narrar sin hacer juicios. No describir algo como “horrible”, “alegre” o “simpático”, sino solamente las acciones y apariencias para que sea la mente del lector la que saque sus propias conclusiones. Y finalmente, el concepto de Ir Hacia el Cuerpo significa darle al lector una experiencia física, involucrarlo a un nivel visceral. No hacer que se trague a la fuerza toda la cháchara que se nos ocurrió, sino ofrecerle detalles gustosos, olorosos y táctiles. Capturar sus sentidos. Un ejemplo de este último concepto es cuando el narrador de El hombre que se enamoró de la luna, dice: “Plantado en medio del río, tus pies y tus piernas aullarían de dolor, la sangre te subiría tan rápido como pudiera subir la sangre, poniendo tanta distancia entre ella y el río como la sangre pudiera poner.”

Spanbauer también enfatiza que el minimalismo es lenguaje hablado, no escrito, una metodología que promueve una fuerte voz narrativa que “busca al lector, lo agarra de la garganta y le dice: ‘ven conmigo o te arrepentirás’”. Y en la Escritura Peligrosa, cada alumno busca su propia voz. No hay fórmulas preestablecidas, e incluso Spanbauer te pide que olvides lo que has aprendido en tus clases de escritura creativa, y salgas con algo propio. “La gente habla como piensa. Hay que crear la música narrativa, encontrar la forma de hablar del personaje, su voz. Cuando la tienes, ya está hecho el 90 por ciento.”

Y tú empiezas a escribir. Acabas la primera frase, y mientras sigues explorando esa parte oculta en tu corazón, empiezas a llorar. Y el maestro Spanbauer, en vez de consolarte, te anima a seguir escribiendo, mientras por un momento te desprendes del yo, y escribes tu primera buena historia, comprendiendo en la honestidad de tus palabras que el taller de Escritura Peligrosa, más que enseñarte a escribir, te ha liberado.

[Foto: MarqNYC (Flickr) – bajo licencia Creative Commons]
[Texto: Hernán Ortiz]

Reunión de Fractal’10

Para quienes vivan en Medellín, Colombia, los invitamos este Sábado 15 de Agosto a las 4.00 PM a la primera reunión de Fractal’10, que realizaremos el 23 y 24 de abril del próximo año. Hablaremos sobre el tema elegido para el encuentro y la forma en que los interesados podrían vincularse.

Escritura Líquida

A partir de este miércoles 12 de Agosto, bajo la asesoría del escritor norteamericano John Kessel y la dirección de Proyecto Líquido, empezaremos el taller de escritura en LeBon Café (Medellín, Colombia). El taller, con sesiones de dos horas cada miércoles, va hasta Fractal’10 (finales de Abril del próximo año), donde los participantes tendrán la oportunidad de estar en una sesión privada con uno de los escritores invitados. El cupo máximo es de ocho personas. Las inscripciones están abiertas. La mensualidad es de $160.000. Para reservar, pueden escribir a escritura(arroba)proyectoliquido.net.

Taller de escritura de Proyecto Líquido

 

[Ilustración: Oscar González]

(fractal 09) Artículo en revista Locus

Los escritores James Patrick Kelly y John Kessel escribieron para la revista norteamericana Locus (Julio, 2009) un artículo (en inglés) sobre el encuentro Fractal’09. Pueden leerlo haciendo clic en las siguientes imágenes:

Artículo en la revista Locus sobre Fractal'09Revista Locus de Julio 2009

 

 

 

Moda Ficción

Versión completa del artículo que me encargaron para el especial de moda de la revista Arcadia (a propósito de Colombiamoda 2009), publicado como “Vestidos Inteligentes”.

Julio Verne, "De la Terre a la Lune"Uno de los acontecimientos más significativos en la historia de la moda tiene que ver con la ciencia ficción: la publicación en 1865 de “De la Terre a la Lune”, una de las primeras historias sobre la conquista espacial, escrita por Julio Verne. La importancia de esta obra –en una época donde los uniformes de los soldados se consideraban innovaciones tecnológicas– se debe a que los trajes espaciales que vestían los personajes de Verne, además de proponer nuevos retos para la imaginación de los diseñadores, cambiaron radicalmente la concepción de la moda: la ropa ya podía desempeñar tareas complejas y era indispensable para la supervivencia del hombre en su camino hacia mundos inexporados. Esta idea se difundió en revistas y novelas hasta la creación del género ciencia ficción, acuñado por el editor Hugo Gernsback en 1929, año en que el personaje de cómics Buck Rogers apareció en la revista Amazing Stories viajando al espacio, vistiendo un traje de metal parecido a una armadura con un casco de vidrio, con transmisores de radio y tanques de oxígeno. Y los diseñadores seguían tomando nota…

Diez años después, por motivo de la apertura de la Feria Mundial de Nueva York de 1939, la revista Vogue norteamericana le propuso a nueve diseñadores crear prendas basadas en visiones del futuro. El diseño de una sola pieza del norteamericano Gilbert Rohde (más reconocido por ser el pionero del diseño industrial) marcó un hito en la historia de la moda: una especie de traje espacial similar a un overol puesto por debajo de un armazón externo que incorporaba una amplia correa metálica, paneles de Plastiglas y un sombrero equipado con una antena transmisora. Rohde –cuya intención no era predecir estilos futuristas, sino pensar cómo sería la vida del siglo XXI– imaginó una prenda funcional que ahorrara tiempo por medio de una tela especial que no se arrugaba ni se ensuciaba, y cierres largos en vez de botones. Imaginó cables de cobre-berilio tejidos sobre el material, con la intención de regular la temperatura del cuerpo y cambiar de color. Y especuló que unas ondas de radio omega transmitidas desde una base de control podían calentar el cable e incluso cambiar el color de la tela. Las cadenas cromadas del armazón exterior del traje funcionarían como receptores de comunicación y la transmisión de ondas omega entre la base y el receptor de comunicación constituían un teléfono móvil análogo de dos vías.

La influencia de la ciencia ficción en la moda también es de dos vías. Este diseño fue publicado mucho antes de que el escritor Neal Stephenson describiera en su novela La era del diamante (1995) las “fabrículas”, unos pedazos de tela que –gracias a la nanotecnología– podían limpiarse automáticamente: “podías meter tu mano enguantada en el barro, y después de unos segundos estaría blanca”; antes de que George RR. Martin mencionara en la novela Muerte de la luz (1977) una “ropa de camaleón” que cambia de color y patrón para igualar sus alrededores; y antes de que el padre del cyberpunk, William Gibson, narrara en su novela Neuromante (1986) el “traje mimético de policarbono“, ropa que puede cambiar de color según imágenes pregrabadas o en tiempo real. La idea de regular la temperatura del cuerpo por medio de telas especiales se le ocurrió Frank Herbert en su novela Dune (1965), donde describió una “capa Jubba” que puede ser configurada para reflejar o admitir calor.

La Feria Mundial demostró que la moda también tenía la capacidad de incluir materiales de alta tecnología, y a partir de este momento empezó una relación íntima entre estas dos disciplinas, relación que en muchos casos estaba inspirada en obras de ficción científica, y en los años 60s, los diseñadores tuvieron la oportunidad de convertirlas en hecho científico.

Gracias al programa espacial norteamericano, la tecnología y la moda se fusionaron para desarrollar el traje espacial. La tarea de los diseñadores fue predecir cómo las superficies de la tela, capas, forros, metales y plásticos reaccionarían en el espacio exterior, teniendo en cuenta los cambios en la masa corporal (que requerían el ajuste automático de las telas) y los problemas de confort, bienestar físico y movilidad. A medida que se hacían más sofisticados, los trajes espaciales, al igual que el diseño de Rohde, regulaban la temperatura corporal, y estaban equipados con transmisores para enviar información sobre los signos vitales del astronauta. El color plateado y el brillo metálico característico de la era espacial (y usado por los diseñadores de moda de los 60s y 70s) no fue casualidad; surgió de la necesidad del uso de textiles cubiertos de aluminio de alto desempeño, que además tenían propiedades reflectivas.

BarbarellaYves Saint Laurent, André Courrèges, Pierre Cardin y Paco Rabanne fueron pioneros del aspecto de la “era espacial”. Esto les permitió expresar una imagen ultra-moderna y progresiva del futuro muy acorde con la cultura joven y callejera de los 60s. Paco Rabanne, arquitecto apodado por Coco Chanel como “el metalúrgico”, era reconocido por utilizar materiales experimentales y alternativos. Usó el aluminio para construir vestidos futuristas de cota de mallas tan minuciosamente realizados que asemejaban piezas de joyería en vez de ropa, y fue cuestionado muchas veces por sus trajes inllevables. En una entrevista realizada en 1967, respondió que sus vestidos eran: “vestidos manifiesto. En la moda, como en la literatura, hay manifiestos. Si se quieren conmocionar las mentes, hay que llevar muy lejos ciertas experiencias”. Recientemente, en el libro Tomorrow Now: When design meets science ficción (Mudam, 2008), Paco Rabanne dijo que no se considera futurista y que: “una moda de ciencia ficción tendría que estar hecha de tecnología imaginaria que no existe”. Sin embargo, reconoció la influencia de este género en su obra. “De niño, me saciaba la sed con novelas de ciencia ficción”, dijo. “Todas esas mujeres fantásticas que, aún recuerdo, vestían sujetadores de hierro y una cantidad de elementos metálicos. Fue un material y color que me inspiró profundamente”. Entre sus diseños de vestuario más reconocidos están los de James Fonda en la película Barbarella, y sus experimentos con metal, cuero, plástico, papel, plexiglás, vendas elásticas, láser y fibra óptica inspiraron los decorados de algunas películas de ciencia ficción de los años sesenta como los cascos articulados en la película de James Bond “Casino Royal“. Por su parte, Pierre Cardin hizo trajes estilo uniforme para hombres, con hombreras militares, y acentuó la colección con cierres asimétricos, cinturones de acero y broches plateados, diseños que se vieron reflejados en los uniformes de vuelo de los astronautas que orbitaron la tierra sin salir de la nave espacial.

Y con el desarrollo del traje espacial, la ciencia ficción del cine y la televisión anticipaba sociedades futuras donde todos los estilos de ropa convergían en uno solo. Series como “Star Trek” y peliculas como “2001: Una odisea del espacio” mostraron personajes con túnicas integradas a los dispositivos electrónicos de las naves espaciales, mostrando una visión genérica del futuro de la moda que posteriormente fue cuestionada por diseñadores de vestuario para cine como Michael Kaplan (diseñador de vestidos de películas como Blade Runner, Armageddon y recientemente, Star Trek), quien se preguntó por qué los habitantes de las “nuevas colonias” en películas futuristas solían vestirse con trajes griegos, romanos u egipcios, y Kym Barrett (diseñadora de los vestidos para la trilogía The Matrix) quien cambió el aspecto plateado y brillante del aluminio por el negro del cuero con el fin de cambiar las nociones preconcebidas sobre el futuro y fabricar trajes con los que la audiencia pudiera identificarse. Aunque de hecho en la historia de la moda, luego del plateado, llegó el plástico. La neoyoquina Deana Littell usó materiales de plástico para hacer una colección que incluía abrigos nocturnos incandescentes. Y Tiger Morse pasó del plástico a la psicodelia, mostrando vestidos electrificados que iluminaban, hechos de Mylar, vinilo y PVC.

Y como estos nuevos materiales cambiaban los procesos de producción, ¿dónde quedó la vieja técnica de tejer y coser? Paco Rabanne cambió la aguja y el hilo por el alambre y el alicate (aunque debido al costo, luego pasó a hacer vestidos desechables en papel). A las telas de Pierre Cardin, moldeadas y formadas al vacío, se les daba forma por medio de un láser. Y la cibercostura de Pia Myrvold hace uso de los escaneos corporales tridimensionales de los clientes enviados por e-mail para fabricar prendas hechas a la medida que se venden por comercio electrónico.

Todas estas tendencias iban hacia el mismo camino: la moda sin costura (Alexander McQueen dijo: “No veo la hora de hacer un traje sin costuras, donde simplemente te metes y listo”), la unión con otras disciplinas (arquitectura, física, química, literatura), y la relación a largo plazo con la tecnología.

La capa Jubba de la novela Dune, mencionada anteriormente, podía convertirse en hamaca o refugio, una idea que dejó de ser ficción cuando surgieron las prendas transformables elaboradas por diseñadores como Patrick Cox, Kosuke Tsumura, Lucy Orta y la empresa C P Company, retando las convenciones de la moda –como las chaquetas que se transforman en sillas inflables, en carpas, en camillas– y obligándola a trascender sus límites.

Las obras de otros diseñadores contemporáneos como Issey Miyake, Walter Van Beirendonck y Suzanne Lee, en vez de originarse en lo étnico, se basan en ciencia ficción. Esta última diseñadora, autora del libro Fashioning the Future, ha hecho realidad una idea que Stanislaw Lem exploró en su novela Retorno de las Estrellas de 1961: prendas que se transportan en un bote sellado y se aplican en forma de spray como si fuera crema de afeitar. Suzanne Lee planea utilizar este mismo método para limpieza por medio de telas en spray y telas curativas para bebés o ancianos, y dijo en una entrevista en el Design Week de México que ella no inventa un futuro, sino que trata de convertir en real lo que parece ciencia ficción.

Los accesorios de moda con sensores y la transmisión wireless también han pasado de la ficción a la realidad. En 1988, Bruce Sterling describió en su novela “Islas en la Red” unos tenis con indicador digital que mostraba el rendimiento físico. Y en 2006, Nike y Apple desarrollaron conjuntamente el Nike+iPod Sport Kit, que usa un sensor wireless para monitorear ritmo, distancia, tiempo y calorías quemadas mientras se camina o se corre.

Hussein Chalayan SS07, © style.comFinalmente la ropa será inteligente. En 1970, el británico J.G. Ballard describió en el cuento “Dile Adiós al Viento” una “biotela” que constantemente se adapta a la personalidad y necesidades de quien las viste, y en 2007, el diseñador Hussein Chalayan (uno de los primeros diseñadores en usar prendas inalámbricas que se activan por control remoto) se acercó a este concepto creando unos vestidos que se iluminan, se mueven y alumbran con infrarrojo; son vestidos que pueden cambiar completamente de un estilo a otro o dejar a la modelo desnuda. El plan de Hussein Chalayan es crear ropa que cambie de forma dependiendo de la locación. Tal como dijo en una entrevista realizada en 2007 por la revista Elle, “la moda se renovará a sí misma por medio de la tecnología. Habrá nuevas fibras, nuevas formas de hacer ropa… porque sin riesgos nada puede cambiar el mundo”.

 

[foto: style.com]
[texto: Hernán Ortiz]

(fractal 09) Video: “Cyberpunk & Post-Cyberpunk” por James Patrick Kelly & John Kessel

Video en dos partes de la que posiblemente fue la mejor charla del Encuentro Fractal’09: “cyberpunk y post-cyberpunk”, presentada por los escritores James Patrick Kelly y John Kessel.

[fractal’09] Cyberpunk & Post-Cyberpunk – James Patrick Kelly & John Kessel (intro: Paul Di Filippo) – Part 1 of 2 from Proyecto Líquido on Vimeo.


[fractal’09] Cyberpunk & Post-Cyberpunk – James Patrick Kelly & John Kessel (intro: Paul Di Filippo) – Part 2 of 2 from Proyecto Líquido on Vimeo.

[Lugar: Orquideorama del Jardín Botánico de Medellín]
[Fecha: 6 de Marzo de 2009]

(fractal 09) Paul D. Miller (aka DJ Spooky) habla sobre Bruce Sterling

Luego de inaugurar una escultura y composición en medio de la Plaza del Duomo, basada en los antiguos manifiestos de “futurismo” de Marinetti, Paul D. Miller (aka DJ Spooky That Subliminal Kid), artista conceptual, escritor y músico, preparó el siguiente video sobre Bruce Sterling para fractal’09:

[fractal’09] Paul D. Miller (aka DJ Spooky) about Bruce Sterling from Proyecto Líquido on Vimeo.

(fractal 09) Video: saludo de David Brin

El video que preparó el galardonado escritor y científico David Brin –autor de El Cartero, Tierra y La Sociedad Transparente– para el Encuentro Fractal’09.

[Fractal’09] Greeting – David Brin from Proyecto Líquido on Vimeo.

David Brin también nos manifestó su interés por el proyecto. Dijo: “me emocionó mucho saber que van a realizar un evento como Fractal’09 en Colombia, como parte del emocionante renacimiento de su país y de Latinoamérica. No puedo pensar en algo que sea más valioso”.

Holo: talleres para niños de Proyecto Líquido

Holo: talleres para niños de Proyecto LíquidoPresentamos Holo, un taller de literatura enfocado en: creatividad (niños de 4 a 7 años) y tecnología (niños de 8 a 11). Empezamos el 15 y 16 de Julio en el Museo El Castillo de Medellín, Colombia ¡y las inscripciones están abiertas! Para más información nos pueden escribir a holo@proyectoliquido.net o aquí.

Raid D1sruptor

A partir de las imágenes de Visiones Futuristas del Futuro de Impactlab, hicimos un concurso en Twitter (@hernanpl). Los primeros que me dijeron sus imágenes favoritas ganaron su nombre en unas pequeñas historias inspiradas en esas imágenes. Los ganadores fueron Manuel (@manuelj), Laura Elena (@elenhie) y Sebastián (@Sepecat). Esta es la segunda historia, basada en la imagen “Able to kill nano-bugs from 10 miles away”, con Laura Elena como protagonista.

 Able to kill nano-bugs from 10 miles away, ImpactlabEn el mapa aún no aparece el tipo que conociste en la sección de mobiliario geolocativo. Cuando lo detectes, vas a esparcir el Raid D1srupt0r –que ahora incluye acción de pulso electromagnético– y matar los nanobots. Sus nanobots. Harás eso antes de abrir la puerta.

Aún desconfías de él, aunque las sensaciones –la dilatación de las pupilas, el latido acelerado del corazón, la respiración entrecortada– pudieron haber surgido naturalmente. Es posible que él no haya usado esa loción. Es posible que te haya gustado de verdad.

***

La nanotecnología se ha usado, entre otras áreas, en la medicina (localización y destrucción de células cancerígenas, dosis deliberada de droga en zonas específicas del cuerpo, coagulación de la sangre en heridas abiertas), en el mejoramiento de la calidad de vida (gafas con filtros para rayos ultravioleta, shampoos para el tratamiento del cuero cabelludo, condones femeninos en spray), y en el arte de bromas underground (generación de ataques de risa lacrimosos, “estatua” por medio de la pérdida súbita de las funciones motoras, orgasmos espontáneos que se activan en lugares públicos…)

¿Se acuerdan de esas lociones con supuestas feromonas que te hacían más atractivo sexualmente? Al principio se vendieron de forma masiva, y luego, cuando la ciencia demostró que los seres humanos, a diferencia de los animales, no tenían feromonas, también se vendieron de forma masiva (muchas personas no aceptaron la idea de no poder hacer nada para ser más atractivas). Esto no sólo les permitió subsistir a las compañías que las fabricaban, sino también dedicar recursos a la investigación de nuevos productos. De ahí que años después una compañía lanzara al mercado negro la primera loción con nanoferomonas, máquinas a escala nanométrica que, al inhalarse, toman el control del sistema nervioso y aumentan la cantidad de dopamina y norepinefrina del cuerpo. Durante un período de quince segundos después de su aplicación, el comprador, usando el filtro nasal incluido (para evitar enamorarse de sí mismo o usarlo como droga psicoactiva) puede seducir a cualquier persona que esté dentro de un área de 10 metros.

Algunas personas no son conscientes de la influencia de las nanoferomonas, y simplemente creen que se enamoraron. Otras logran darse cuenta y se alejan. Otras se dan cuenta y se quedan. Y otras, como tú, no saben si lo que sintieron fue real o una manipulación truculenta de los centros de placer del cerebro.

***

Ese día en la sección de mobiliario geolocativo, descargaste los planos holográficos de tu casa y los algoritmos genéticos que habías programado para diseñar tus muebles. Luego, en la estación del lado, lo viste a él haciendo lo mismo que tú. Y sentiste atracción. No fue casual que al manipular el sofá orgánico de tu sala hacia la izquierda, lo sacaras del límite de tu espacio virtual y lo insertaras en su espacio. No fue casual que él haya hecho lo mismo. Ambos se querían conocer. Hubo una sonrisa tímida, un saludo y una conversación. Intercambiaron diseños, pagaron por el uso de las estaciones, e hicieron un trato antes de despedirse: al llegar a su casa, él fabricaría el mueble con su impresora 3-D, y cada que se sentara allí, te recordaría. Y tú, al llegar a tu casa, no harías nada. Él prometió hacerte la visita y enseñarte cómo hacerlo.

Tenías una excusa. Hace poco compraste tu propia impresora 3-D –el mejor modelo en el mercado– y sabes que tardarás toda una vida en pagarla. Pero no estás arrepentida: eres ingeniera de diseño, la impresora 3-D es tu herramienta de trabajo. Ya no te sientes mal por no haberla usado aún: fue la excusa perfecta para que él te visitara. Te imprimirá su diseño de mueble orgánico y te enseñará opciones nuevas que tú no conoces.

Prepárate. Llegará en pocos minutos.

***

Ese punto titilante que ves en el mapa es él. ¿No estás segura? Hazle zoom. Exacto. Te paras firmemente con las rodillas flexionadas en posición sumo, como si estuvieras matando cucarachas, y esparces el Raid D1srupt0r. Si al abrir la puerta aún sientes química, es verdad que el tipo te gusta. Puedes invitarlo a pasar. Si no, ciérrale la puerta en la cara.

Abres. Sientes un aleteo frío en el plexo solar. Una corriente cálida sube de tu espalda a tu cabeza. Hay micro-movimientos musculares en tus dedos. Te muerdes suavemente el labio inferior. Le sonríes con los ojos.

Te gusta. Es real. Le dices hola, con una sonrisa nerviosa pero decidida, y lo dejas pasar. Él entra confiado, como si ya te hubiera visitado antes. Ven, sentémonos antes de cambiarlo, te dice, llevándote de la mano hacia el sofá. Te gusta. Es real. En el sofá hablan de arquitectura. Él apoya su cabeza en el espaldar del sofá y, mirando hacia el techo, te dice que le encantaría tener una finca auto-sostenible con un diseño realmente orgánico. O sea, en forma de órgano. Tú te ríes. Normalmente no lo haces. Te gusta. Es real.

***

Al principio él era el que hablaba más y ahora la única que habla eres tú. Piensas que tal vez ya no le gustas. Odias los silencios incómodos, entonces le cuentas que duermes en el sofá porque el día que fuiste a comprar la impresora 3-D tuviste que regalar tu cama. No pudiste deshacerte de los proyectos de diseño de la universidad ni de las esculturas y modelos que tienes esparcidos por toda tu casa, y no había más espacio. Además, le dices, para qué cama, si en cualquier momento se puede imprimir una. Le haces un guiño y él recuerda la razón por la que vino.

Se levanta con dificultad del sofá. Arrastra sus piernas, como si llevara una bola de metal encadenada, y tiene que esforzarse para respirar. ¿Está así de aburrido? No quieres preguntarle qué le pasa, no quieres saber la verdad. Lo llevas de la mano hasta tu habitación. Él observa la impresora 3-D con detenimiento, como si fuera una obra de arte, y logra sonreír. Te dice que es la mejor impresora 3-D del mercado y que tienes que sacarle provecho. Te mira a los ojos –los suyos ya no brillan con la misma intensidad– y te dice que no se siente bien. Le preguntas qué siente, y te dice, despacio, en un tono muy bajo, que es como si estuvieran fallando sus nanobots. ¿Cuáles nanobots?, le preguntas. Los nanobots que controlan mi insulina, dice. Soy diabético.

Tratas de convencerte a ti misma de que se pondrá bien, mientras él cae de rodillas al piso y señala la impresora. Es hermoso, piensas, aún muriéndose y quiere enseñarme cómo usarla. Luego empiezas a procesar lo que está pasando: el Raid D1srupt0r destruye nanobots, sin importar cuáles sean. Como siempre, no leíste el manual. Él sigue señalando la impresora con una mano temblorosa. Observas bien, y lo que está señalando es una opción que no habías visto antes. Su mano cae al piso, y su abdomen deja de moverse. Te abalanzas sobre él: no respira, no hay pulso. Tratas de hacerle reanimación cardiovascular, pero es inútil. Estabas conteniendo el llanto, pero ahora, que no puedes hacer nada, lo dejas libre… dejas que las lágrimas caigan sobre él. Tal vez él logre sentirlas en algún otro plano. O tal vez, como en un cuento de hadas, las lágrimas lo revivan.

“ADN” es la opción que no habías visto antes en tu impresora 3-D. Te preguntas cómo funcionará. Dejas que tu cuerpo se mueva solo, tu mente en algún otro sitio. Le quitas una de sus largas pestañas y dejas que la impresora 3-D la escanee. En la pantalla aparece su código genético y una descripción de sus características: altura, edad, peso, color de ojos, inteligencia, capacidad atlética. También hay una lista de enfermedades. Tienes la opción de modificar alguna de las características, pero decides no hacerlo. Presionas imprimir en la pantalla. Te gusta. Es real.

[Imagen: Impactlab]
[Texto: Hernán Ortiz]
[Las otras historias: Shining Buddah y Faltan 13 libros para el 2009]

(fractal’09) Video: “Slipstream” por James Patrick Kelly & John Kessel

El video en dos partes de la inspiradora charla sobre Slipstream que los escritores James Patrick Kelly y John Kessel presentaron en el encuentro Fractal’09.

[fractal’09] Slipstream – James Patrick Kelly & John Kessel (intro: Sheila Williams) – Part 1 of 2 from Proyecto Líquido on Vimeo.

[fractal’09] Slipstream – James Patrick Kelly & John Kessel (intro: Sheila Williams) – Part 2 of 2 from Proyecto Líquido on Vimeo.

[Lugar: Orquideorama del Jardín Botánico de Medellín]
[Fecha: 7 de Marzo de 2009]


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HERNÁN ORTIZ. Co-fundador de encuentro Fractal y Proyecto Líquido. Trabajo con historias. E-mail: hernan (arroba) proyectoliquido.net
Twitter: @hernanpl

AGUA/CERO: una antología de Proyecto Líquido



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